Análisis Tamarin, un fallido plataformas en 3D de corte clásico (PS4, Xbox One, PC)
La actual moda revival que desde hace ya un tiempo se ha instaurado en los videojuegos está afectando a multitud de géneros. Y uno de los que más se está viendo condicionado por esta tendencia son las aventuras de corte plataformero, ya sean de desarrollo clásico en 2D como las que tienen lugar en mundos abiertos en 3D. Chameleon Games nos ofrece un nuevo representante de esta última categoría, Tamarin, una obra que por desgracia nos ha decepcionado hasta límites insospechados. Y no es para menos si tenemos en cuenta un dato muy a tener en cuenta y que guarda una relación directa con el estudio que lo ha diseñado, el cual está formado por varios antiguos responsables de Rare, los mismos que nos dejaron varias obras maestras de este mismo estilo de propuestas como la saga Banjo-Kazooie o Conker's Bad Fur Day.
Con esto en mente y teniendo en cuenta lo mucho que recientemente nos hicieron disfrutar las dos aventuras protagonizadas por la pareja Yooka Laylee diseñadas por otro estudio compuesto por antiguos miembros de Rare (Playtonic en este caso), por citar un ejemplo, las esperanzas que muchos usuarios habían depositado en esta producción destinada a PS4 y PC eran bastante halagüeñas.
Pero el resultado final, por mucho que nos duela, no ha podido ser más desaliñado, siendo un auténtico desastre de principio a fin y presentando una gran cantidad de defectos de bulto que hacen casi imposible pasar un segundo de disfrute con esta nefasta producción.
Saltos y acción muy mejorables
El protagonista de esta producción es un monito tamarín, el cual ha visto cómo su pueblo ha sido prácticamente reducido a cenizas por culpa de un ejército invasor conformado por insectos… y muy bien armados, además. Una trama que no tiene mucha más sustancia y que pasa a un segundo plano a medida que progresamos en los niveles. Unas fases que están interconectadas entre sí a través de un mundo que actúa como nexo, siendo necesario ir habilitando los accesos a unas y otras áreas. Un planteamiento que durante la era de los 32 y 64 bits causó furor y que en nuestros días sigue gozando de bastante aceptación… siempre y cuando la jugabilidad que ofrezca esté a la altura.
El problema es que, una vez te pones en la piel del protagonista, todo va de mal en peor. La jugabilidad que conforma esta aventura 3D se basa tanto en la exploración de diversos escenarios (no especialmente variados) así como en el hecho de sortear zonas plataformeras y, también, vivir bastantes momentos de acción. Justamente esta última característica es la que diferencia principalmente a esta obra de las muchas que normalmente tienen que ver con este mismo género, acercándose un tanto a lo dispuesto en una saga tan famosa como es Ratchet and Clank. Un planteamiento muy plausible que ha sido ejecutado de manera lamentable, comenzando por todo lo que tiene que ver con al desesperante sistema de control.
Guiar al protagonista por los diferentes escenarios no es una tarea tan sencilla como pudiera parecer, entre otras cosas porque uno de los muchos bugs que presenta el título es la falta de sincronización de la palanca izquierda. En más ocasiones de las que podáis imaginar hemos sufrido fallos estrepitosos en este sentido como movimientos involuntarios por parte del personaje principal, la imposibilidad de poder caminar hacia atrás y demás problemas que cuesta creer que tengan lugar en los tiempos que corren. Hasta tal punto es así que tuvimos que cambiar de mando porque pensábamos que era un problema concerniente al DualShock 4 que estábamos empleando para jugar. Y ya cuando llega la hora de apuntar y disparar a los insectos de turno que salen a nuestro paso… en fin, que es un absoluto desastre, para qué extendernos más en este sentido.
Por otra parte, el diseño de las diferentes zonas de juego a las que vamos a parar no puede ser más genérico y poco atractivo, algo a lo que tampoco ayuda mucho la monotonía de situaciones que nos obliga a vivir el título una vez tras otra. ¿Os acordáis las situaciones tan curiosas, entrañables e inolvidables que nos dejaron la inmensa mayoría de las producciones clásicas de Rare en materia plataformera? Pues en esta producción brillan por su ausencia, y de verdad que cuesta mucho creer que detrás del desarrollo de esta aventura se encuentre parte del equipo que tan buenos ratos nos hizo vivir en su día con títulos de una índole más o menos similar.
Una verdadera pena, porque pensamos que el título poseía bastante potencial y, de hecho, a nosotros nos ha recordado un tanto a lo plasmado en una obra de culto de Rare para Nintendo 64, Jet Force Gemini (por aquello de la mezcla de géneros con insectos de por medio)… aunque el resultado no ha podido ser más opuesto. Un desastre jugable que presenta un acabado técnico no tan lastimoso pero que tampoco es que sea como para lanzar las campanas al vuelo. Por lo menos es pasable. Eso sí, pensamos que la línea artística no pega demasiado con la tónica que ostenta la aventura, y en lugar de encontrarnos con un estilo en plan dibujos animados nos encontramos con una dirección artística mucho más sobria e incluso "realista" en la concepción de los escenarios. ¿Y no se salva nada de todo el juego? Pues… sí, la banda sonora. David Wise ha sido el encargado de dar vida a las composiciones que se dejan escuchar en esta odisea, unos temas que sin ser los mejores jamás creados por este genio, se convierten en la mejor faceta del mismo. Sin embargo, es justo afirmar que algunas de ellas se parecen sospechosamente a ciertos temas de la saga protagonizada por otro mono…
Una decepción de principio a fin
Teníamos muchas ganas de que nos gustara o, mejor, que nos encantara esta aventura de acción y plataformas en 3D diseñada por antiguos miembros del estudio británico Rare. Pero, por desgracia, su esfuerzo no se ha traducido en una obra que pueda ser medianamente recomendable para los fans del género o, incluso, de las antiguas producciones de dicha compañía. Por el contrario, estamos ante un juego aburrido, plano, cargado de defectos de todo tipo y al que cuesta mucho encontrar virtud alguna más allá de algunas melodías bastante salvables creadas por David Wise. Un título que trataremos de olvidar lo más rápido posible.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código proporcionado por Plan of Attack.