Análisis Total Chaos: uno de los mejores mods de Doom 2 vuelve como un juego de terror (PC, PS5, Xbox Series X)
En los rincones más creativos del PC han surgido mods capaces de romper cualquier límite. Lo que empezó como simples experimentos hechos por fans —desde clásicos como Counter-Strike y Dota, hasta proyectos más recientes como PUBG, nacido del mod Battle Royale de Arma 2, o The Forgotten City, la ambiciosa historia de bucles temporales que pasó de mod de Skyrim a juego completo— acabó evolucionando en obras con identidad propia. Algunos superaron incluso a los títulos que los inspiraron, otros redefinieron géneros enteros. Todos comparten una misma chispa: la ambición de una comunidad que nunca se conformó con jugar, sino que quiso reinventar. Hoy tenemos otro de esos casos: Total Chaos
Entre la fe y el miedo
Total Chaos es un juego de acción y supervivencia en primera persona que mezcla exploración, combate y gestión de recursos en la isla de Fort Oasis, un infierno industrial cuyos túneles, fábricas y barriadas abandonadas se retuercen como un laberinto. Nacido como un mod ambicioso para Doom II y hoy reimaginado como juego completo, mantiene el alma de los clásicos —tensión constante, munición justa, guardado prudente—, pero rehúye la pesadez de antaño: aquí el movimiento es rápido, el sistema de gestión y creación de objetos funciona de manera más ágil, y el diseño favorece avances sostenidos con menos tiempos muertos.
El planteamiento es directo. Una voz por la radio nos guía hacia el corazón de la isla mientras recogemos chatarra, componentes y comida para sobrevivir, todo ello con un inventario que obliga a elegir bien qué llevamos encima y qué dejamos para otra vuelta.
El mundo es coherente y hostil, y cada paso adelante implica decidir si quemar recursos para estar a salvo o guardarlos para ese «por si acaso» que casi siempre llega.
Así, nos veremos envueltos en enfrentamientos regulares, obligándonos a decidir si es mejor enfrentarnos a los enemigos y, obviamente, usar el siempre escaso armamento con el que contamos, o intentar huir con la más que posible opción de que acabemos en un pasillo sin salida acorralados por más criaturas de las que, ahora sí, tendremos que encarar. Además, la exploración es una constante, ya que vamos a necesitar siempre una llave nueva para abrir la siguiente puerta, además de los recursos para mantenernos a salvo.
Lo que hace brillar a Fort Oasis
La gran virtud de Total Chaos está en su ritmo. Es un juego opresivo y accesible a la vez, capaz de mantener la presión sin convertir cada pasillo en una travesía lenta. Las secciones de backtracking existen, pero la velocidad de desplazamiento y la distribución de atajos reducen la sensación de tedio; el diseño entiende que el miedo no depende de que las criaturas nos asusten o no, sino de tomar decisiones con prisa y pocas balas.
El combate también suma. Las armas, escasas y «cutres», transmiten contundencia cuando aprendes sus tiempos: bloqueos sincronizados justos con la tubería o el pico, golpes cargados que rompen defensas, y
un escopetazo que suena como un cañonazo cuando por fin te lo puedes permitir. No es un juego de disparos donde sentirnos poderosos; es una pelea sucia en cuartos estrechos, con enemigos que castigan el exceso de confianza y piden leer animaciones.
A esto hay que añadirle, por supuesto, la gestión de inventario. La creación de objetos no es un menú interminable, sino de decisiones tácticas: ¿invertir en trampas para un pasillo que veremos otra vez o ahorrar para munición? ¿Crear objetos de curación ahora o ir a por todas y guardarlos para más adelante? La isla responde a ese cálculo, escondiendo materiales con lógica espacial y premiando el reconocimiento del terreno.
Cuando aprieta… y cuando flojea
Como una recreación de un mod de Doom II de hace seis años que es, Total Chaos tiene cosas un poco desfasadas. Hay picos de dificultad que llegan por la combinación de espacios muy cerrados y enemigos que exigen una precisión que el juego no ofrece, lo que puede atragantarse hasta que nos acostumbramos a un combate cuerpo a cuerpo que, en nuestra opinión, no está muy bien medido. No es injusto, pero sí severo con los errores.
La navegación, aun apoyada en atajos, a veces se hace áspera. Ciertas zonas industriales se parecen demasiado entre sí y piden tirar de mapa mental más de la cuenta, y algún objetivo se comunica con menos claridad de la deseable cuando el hilo narrativo descansa en la radio. Quien disfrute perderse en minas y factorías lo verá como parte del encanto; quien busque direcciones más nítidas, no tanto. Es, quizás, demasiado fiel a ese mod, y creemos que se habría beneficiado de unos controles más a lo Condemned y menos a lo Doom.
Fort Oasis: el arte del ruido y la ruina
Audiovisualmente, Total Chaos entra por los oídos tanto como por los ojos. El diseño sonoro es muy bueno, gracias a efectos de sonido constantes que hacen que la experiencia sea muy intensa siempre que el juego así lo quiere. Es un juego que se escucha para sobrevivir, y que sabe cuándo callar para que el silencio haga el trabajo sucio. Por supuesto, no podemos olvidarnos de la colaboración con Akira Yamaoka que, si bien no hace nada rompedor, sabe dejar su sello de identidad.
En lo visual apuesta por lo crudo reinventando la estética limitada del original con muchísimo acierto, y dotando de detalle todas y cada una de las localizaciones de esta aventura. Los enemigos quizás nos parecen «muy Doom», por decirlo de alguna manera, como si la transición a las tres dimensiones hubiese sido un tanto más anecdótica, sobre todo al moverse, pero cumplen su cometido igualmente bien. Como nota, y aun sabiendo que es un juego discretito en lo técnico, no hemos tenido problemas para jugar a más de 100 imágenes por segundo en todo momento a 4K y con todo al máximo en el ordenador que veis bajo estas líneas.
Conclusiones desde la costa
Total Chaos es, ante todo, un regreso al terror de recursos limitados con las sensaciones propias de un Doom clásico. Cuando el ritmo, la exploración y el combate encajan, ofrece ese estado de concentración absoluta en el que cuentas balas, respiras cada vez que derrotas a un enemigo y
sientes alivio cada vez que abres una puerta. No podemos ignorar cosas que nos habría gustado que mejorara en este remake, como el combate cuerpo a cuerpo o el confuso diseño de algunos escenarios, aunque esto no hace que no sea disfrutable durante la mayor parte del viaje.
En definitiva, es una pieza de culto para muchos reconstruida con respeto y cambiando lo menos posible. Satisfactorio, atmosférico y tenso, sigue siendo un título muy recomendable de supervivencia y acción, pero también es un juego que se niega a evolucionar más allá de su herencia, por lo que mantiene mucho de ese mod original. Para sus fans, sin duda, una joya resucitada. Para los demás, creemos que va a resultar muy divisivo.
Hemos realizado este análisis en PC (RTX 5070 Ti, Ryzen 7 7800X3D, 32 GB RAM) descargando el juego de Game Pass.