Análisis THE DESCENT, un descenso con demasiados altibajos (PC)
Los estudios independientes han sido los guardianes del género de terror, manteniéndolo vivo a través de las dos pasadas generaciones y, ahora que ha vuelto con más fuerza que nunca, el listón está más alto que nunca. Sin embargo, no todos los proyectos brillan con luz propia; algunos parecen más bien intentos oportunistas de sumarse a la tendencia sin ofrecer nada nuevo. Por desgracia, The Descent nos parece un poco un ejemplo de esto, un título que promete una aventura de terror pero se queda corto en su ejecución.
A la mina
The Descent es un walking simulator de exploración en primera persona que nos confina en escenarios claustrofóbicos en busca de objetos clave. Así, vamos hasta una mina a finales del siglo XIX en el papel de un periodista que busca investigar qué sucedió allí. Es un juego que nos ha durado una hora y media, así que no vamos a contaros mucho más, pero al menos es una ambientación relativamente poco común en el género, a pesar de que Amnesia: The Bunker nos acaba de ofrecer algo bastante parecido.
La premisa suena interesante, pero en práctica se quedan bastante a medias. Básicamente, vamos explorando el entorno hasta encontrar la llave, el fusible o lo que sea que necesitamos para avanzar. Ningún problema con esto... hasta que vemos cómo funciona el juego.
Por ejemplo, es bastante habitual que para encontrar cierto objeto que tengamos que ir hasta un lugar determinado en el mapa donde nos espera el susto, y este susto abrirá la puerta que da a la zona donde se encuentra el objeto.
Esto se traduce en un juego de búsqueda de sustos, que acaba confundiéndonos porque la zona a la que antes intentamos acceder en vano se abre sin razón aparente, y tenemos que deducir que tras el susto se ha abierto. Si a esto le añadimos que la velocidad a la que se mueve nuestro protagonista corriendo es bastante más lenta que a la que andan la mayoría de protagonistas de videojuegos, nos queda un juego lento, pesado y, muchas veces, frustrante. Y, salvo un par de ellos, los sustos son genéricos a más no poder.
Además, con una propuesta jugable tan limitada, todo el peso recae en la historia, y quitando un par de momentos en los que vemos algo, absolutamente todo se cuenta a través de notas y periódicos convenientemente colocados por todas partes. Es muy difícil hacer atrapar al jugador o hacer que se interese por lo que está pasando cuando al final te limitas a leer y a pasear constantemente.
Bonito, pero a qué precio
Gráficamente, The Descent es un juego que se ve muy bien. Los entornos tienen muy buen detalle y artísticamente puede ser bastante vistoso a ratos. Pero poco más. Hay incluso cosas bastante cuestionables, como vehículos modernos cuando se supone que el juego transcurre a finales del siglo XIX. Ahora, lo peor de todo es el rendimiento. Honestamente, es desastroso. En el ordenador que veis bajo el texto, que no es ninguna barbaridad pero sí que es bastante competente, tuvimos que poner todo a 1080p y al mínimo para poder jugar con cierta estabilidad a 30 imágenes por segundo. Dudamos que se haya hecho el menor esfuerzo en optimizar el juego. Y por si esto fuera poco, tenemos bastantes errores de iluminación, con sombras que parpadean y cristales que se vuelven blancos con muchísima frecuencia.
Algo más positivo podemos decir del sonido, que, posiblemente, es lo mejor del juego. Está constantemente poniéndonos en tensión, y habiéndolo jugado de noche con auriculares, os aseguramos que cumple su propósito con creces. También es cierto que, cuando avanzamos y vemos que todo está supermedido, y que la mayoría de sustos te los ves venir de lejos –literalmente, muchos de ellos es el fantasma andando igual de rápido que tú hacia ti–, pues la tensión se reduce. Como nota, añadir que llega con subtítulos en nuestro idioma.
Un título de terror para un público muy concreto
Honestamente, estamos un poco confundidos con lo que intenta hacer The Descent. La historia que cuenta está bien, sin llegar a ser nada memorable, pero incluso siendo un walking simulator (algo que no decimos de manera despectiva, se autodefine así), creemos que podría dar mucho más de sí. Su fórmula de encerrarte en una zona, susto, busca objeto, avanza a la siguiente es extremadamente limitada, y la repite demasiado. Ninguno de los «puzles», por llamarlos de alguna manera, es interesante, y te da la sensación de llegar al final casi sin haber hecho nada.
El final, como decimos, llega tras una hora y poco de juego (que tampoco lo decimos con connotaciones negativas, y más cuando vale unos 7 euros), y termina cuando las cosas se empiezan a poner interesantes. Si a esto le añadimos la terrible optimización que lo hace bastante poco placentero de jugar incluso en un ordenador decente, se nos queda un juego que sólo podemos recomendar a alguien con un ordenador potente, que disfrute explorando escenarios en busca de sustos mediocres y que quiera una experiencia de terror sin combate y pausada. Y no sabemos cuántos jugadores que cumplan con este criterio habrá por ahí.
Hemos realizado este análisis en PC (Ryzen 7 3700X, GeForce RTX 2070 Super, 32 GB RAM) gracias a un código de descarga proporcionado por Celeritas Games.