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Género/s: Tactical RPG
Fecha de lanzamiento:
PC:
Switch:
iPhone, Android:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Subset Games
Producción: Subset Games
Distribución: Steam
Precio: 14,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Inglés
Voces: Inglés
Online: No
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Análisis de Into the Breach (PC, Switch, iPhone, Android)

Lo nuevo de los creadores de FTL se destapa como otro juegazo de estrategia roguelike por turnos y como una de las grandes sorpresas del año.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Análisis de versiones PC, Switch, iPhone y Android.

Cuando un estudio independiente lanza su primer juego y se convierte en un éxito tanto de ventas como de crítica, se puede llegar a pensar que todo se ha debido a un golpe de suerte, pero cuando su segunda obra llega al mercado, casi seis años después, y esta resulta ser otro juegazo de calidad indiscutible, queda claro que hay talento de sobra y mucha pasión.

Este es precisamente el caso de Subset Games, los creadores del genial FTL: Faster Than Light, quienes lo han vuelto a hacer con Into the Breach, un nuevo juego de estrategia roguelike que nos ha atrapado sin remedio desde el mismo comienzo de nuestra primera partida y que se ha convertido, de la noche a la mañana, en una de las primeras grandes sorpresas del año.

Vive, Muere, Repite

Su premisa argumental no podía ser más simple y atractiva: una raza de insectos gigantes alienígenas ha invadido la Tierra y la humanidad ha perdido la guerra contra ellos, por lo que esta pone en marcha un plan desesperado para intentar darle la vuelta a la situación: mandar a un piloto de mechas al pasado para intentar cambiar el presente.

Las misiones cuentan con objetivos opcionales que conviene completar, ya que sus recompensas nos serán de mucha ayuda.

Este proceso es algo que repetiremos con cada derrota, de las cuales aprenderemos y nos ayudarán a jugar cada vez mejor y desarrollar estrategias más elaboradas y efectivas hasta, finalmente, cumplir nuestro ansiado objetivo.

De este modo, tendremos que recorrer cuatro islas (más una final) aceptando diferentes misiones generadas aleatoriamente para proteger las ciudades y los suministros de energías que todavía no han sido arrasados. Estas se resuelven en forma de pequeñas batallas estratégicas por turnos al más puro estilo clásico, es decir, moviendo a nuestras unidades cuando nos corresponda por un mapa dividido en casillas.

Si no nos convence alguna de nuestras jugadas, podremos reiniciar al menos un turno una vez por combate.

Eso sí, aquí hay que tener en cuenta varias cosas. Into the Breach apuesta por "microbatallas", en vez de por combates de gran escala, por lo que los mapas son diminutos y únicamente controlaremos a tres unidades para hacer frente a unas pocas tropas enemigas, las cuales, evidentemente, son más numerosas que nosotros, aunque tampoco mucho más.

Esto es algo que también se aplica a las propias características y atributos de las unidades. Los números que se manejan son muy bajos y apenas veremos enemigos o aliados con más de cuatro o cinco puntos de vida, tirando por lo alto. De hecho, ni siquiera hay porcentajes de acierto o esquiva: siempre que se haga una acción, sabremos el resultado de la misma (de hecho, nos la muestran gráficamente), por lo que no hay espacio para la suerte ni se producen esas situaciones tan frustrantes de otros juegos similares en los que un crítico, una esquiva o un acierto en el peor momento posible nos arruina una buena partida.

Gracias a esto podremos tener el campo de batalla perfectamente controlado en todo momento y se agilizan las partidas, ya que pasaremos de una misión a otra constantemente, obligándonos a adaptarnos a las peculiaridades y características de cada una de ellas, las cuales son sorprendentemente variadas, impidiendo que el aburrimiento y la monotonía puedan hacer acto de presencia y aumentando su rejugabilidad a niveles insospechados.

Una de las cosas que más nos han gustado de Into the Breach es el desarrollo de los combates, ya que aquí nuestro objetivo principal no será eliminar enemigos, sino proteger las estructuras de cada mapa, o lo que es lo mismo, las ciudades donde habitan los últimos supervivientes y los centros de recursos energéticos.

Algunas misiones contarán con fenómenos ambientales que cambiarán la dinámica de la partida. En este caso, la marea sube en cada turno y el escenario se va inundando.

Así pues, cada vez que nos toque mover, el juego nos indicará de forma muy clara qué es lo que va a hacer el enemigo en su próximo turno, por lo que sabremos hacia dónde irán dirigidos sus ataques. Esto nos deja en una posición en la que tendremos que actuar en consecuencia, ya sea "empujando" con un potente golpe al rival para desviar su disparo, eliminarlo por completo para que no pueda llevar a cabo su acción o incluso interponiéndonos en su camino para que nuestros mechas hagan de escudo.

Como era de esperar, no serán pocas las veces en las que el juego nos planteará situaciones en las que no podremos defenderlo todo, de forma que nos tocará ingeniárnoslas para, al menos, minimizar los daños en la medida de lo posible. Lo interesante es que este planteamiento convierte cada turno en un pequeño puzle a resolver, casi como si estuviésemos jugando una especie de partida de ajedrez, dándonos a cambio una sensación de satisfacción inigualable cada vez que conseguimos cuadrarlo todo y completar la misión a la perfección.

A veces nos enviarán cápsulas venidas del futuro, en las cuales podemos encontrar nuevos pilotos y útiles recursos.

Aquí es donde encontramos una de las mayores fortalezas del juego, ya que estos "puzles" son variadísimos: el diseño de mapas y escenarios es muy diverso y suelen tener características únicas que pueden afectar a la misión, como cambios el terreno (el cual, bien usado, puede darnos mucha ventaja, pudiendo, por ejemplo, empujar a un enemigo terrestre hacia una casilla con agua para que se ahogue y eliminarlo de un solo golpe), ayudas del ejército en forma de ataques aéreos, etcétera.

Además, por si no fuese suficiente, contamos con mechas muy diferentes y únicos que podremos personalizar con todo tipo de armas y mejoras (para acceder a estas, nos tocará subir de nivel y obtener unos núcleos durante las misiones para activar sus distintas funciones) y cuyas características también cambiarán en función del piloto que escojamos para ellos, cada uno con su propia habilidad exclusiva, y los enemigos tienen la suficiente variedad como para que nos tengamos que adaptar a sus peculiaridades y artimañas, a cada cual más molesta y peligrosa que la anterior.

Como veis, el juego es un cúmulo constante de decisiones, algo que también se aplica en el propio mapa general de las islas, ya que nos tocará decidir las misiones que queremos jugar de entre las disponibles valorando sus potenciales riesgos y recompensas, pero siempre teniendo claro que no podremos cumplirlas todas.

Al finalizar una isla, podremos invertir la reputación ganada en valiosos recursos, armas y mejoras.

Hay que dejar claro que nuestra barra de "vida" se representa en forma de un medidor de energía, y cada daño que reciba una estructura o ciudad nos drenará parte del mismo, y si este llega a cero perderemos la partida y nos tocará empezar desde el principio, pudiendo mantener con vida únicamente a uno de nuestros pilotos, con su experiencia acumulada, para nuestro siguiente intento, por lo que a veces sacrificar a uno de ellos para evitar daños a la red de energía suele ser la mejor opción si queremos llegar hasta el final.

Si sobrecargamos nuestra red de energía, activaremos un pequeño porcentaje de probabilidades de que los edificios anulen el daño de los ataques que reciban.

Como veis, se trata de un juego profundo, con muchísimas posibilidades, tremendamente satisfactorio y divertido como él solo, y si bien a veces podemos llegar a encontrarnos alguna situación que podríamos considerar como "injusta", lo cierto es que dejar de jugar se convierte en una auténtica odisea y siempre querremos jugar "una partida más", lo que habla muy bien de lo que aquí se ha conseguido.

A nivel gráfico podría parecer extremadamente simple por el estilo pixel que usa, pero su dirección artística está muy lograda, los mapas tienen multitud de detalles, la interfaz está realmente bien diseñada y en general, la presentación es bastante buena, ya que todo funciona perfectamente para dar prioridad a la jugabilidad y que podamos tener cada batalla controlada de un solo vistazo, por lo que no se echa de menos un apartado técnico más complejo o puntero.

Por supuesto, nuestros ataques tendrán su impacto en el entorno, destruyendo montañas e incendiando bosques.

La banda sonora tampoco se queda atrás, con una selección de temas de corte melancólico y ambiental que sabe meternos de lleno en este apocalíptico universo en el que la humanidad encara su extinción en una guerra que ya ha perdido cientos de veces. Por su parte, los efectos se limitan a cumplir su función y, aunque no hay doblaje, conviene destacar que el título nos llega únicamente con textos en inglés.

Conclusiones

Into the Breach es un juegazo que con un precio de apenas 15 euros de salida sabe ofrecer horas y horas de pura diversión con su desafiante y satisfactoria propuesta. Tiene personalidad, todos sus elementos funcionan a la perfección y su genial mezcla entre estrategia por turnos y puzles es puro vicio, por no hablar de la sensación de satisfacción tan plena con la que recompensa al jugador por un trabajo bien hecho tras numerosas y amargas derrotas. Sin duda, todo un imprescindible y una de las grandes sorpresas del año.

Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Subset Games.

Redactor

NOTA

9

Puntos positivos

Cada turno es un elaborado e intricado puzle con múltiples respuestas.
Las variedad de las batallas es altísima, aumentando enormemente su rejugabilidad.
Profundo y repleto de posibilidades.

Puntos negativos

Algunas situaciones son un tanto injustas y pueden frustrar.
Únicamente en inglés, aunque no es muy necesario para disfrutar del juego.

En resumen

Un juegazo de estrategia roguelike por turnos que nos tendrá totalmente enganchados salvando a la humanidad gracias a su altísima rejugabilidad y profundidad jugable.