Análisis de Attack of the Earthlings (PC, PS4, Xbox One)
La estrategia por turnos parece estar viviendo su segunda juventud gracias al éxito que han tenido en los últimos años las últimas entregas de XCOM o, más recientemente, el lanzamiento de Mario + Rabbids Kingdom Battle para Switch, que ha logrado encandilar tanto a la crítica como a los jugadores.
Hace unas semanas nos llegó una nueva propuesta dentro de este género, un título bautizado con el nombre de Attack of the Earthlings que llega para ofrecernos una experiencia breve y divertida que cuenta con algunas buenas ideas de Team Junkfish, el estudio detrás del juego.
La amenaza no son los aliens, son los humanos
El primer giro de tuerca que nos ofrece Attack of the Earthlings es que, en esta ocasión debemos de controlar a una raza alienígena conocida como los Swarmers, que quiere defenderse de un grupo de molestos humanos que han llegado a su planeta.
Estos humanos son miembros de Galactoil, una de las empresas de energía más ineficientes de la tierra que se dedica a explorar planetas y extraer recursos sin importarles las consecuencias para engordar su cuenta corriente aunque, en esta ocasión, el castigo que los jugadores les infligiremos por sus actos será grande, muy grande.
A diferencia de otros juegos de estrategia por turnos, en lugar de controlar un escuadrón desde el primer instante de la partida lo que hacemos es tomar el control de la Matriarca de una tribu Swarmer.
Esta Matriarca será pieza clave del juego gracias a sus habilidades que nos permitirán comer a los humanos que hayan sucumbido bajo nuestras garras para obtener una sustancia llamada biomasa, que nos permitirá crear otras unidades Swarmer con diferentes habilidades para poder cumplir los objetivos de cada nivel al que nos enfrentará el juego.
La Matriarca es la auténtica reina del cotarro, no sólo al ser la única criatura que puede crear otros Swarmer, sino también porque puede hipnotizar a unidades humanas para que actúen bajo nuestras órdenes y, sobre todo, es la reina porque al morir se pondrá también punto y final a nuestra partida.
De los humanos tontos y asustadizos a las tropas que dan miedo, mucho miedo
A lo largo de los niveles nos encontraremos con dos tipos de humanos diferentes; los primeros serán peones de obra, técnicos y otros trabajadores de Galactoil, personas de inteligencia bastante limitada que son incapaces de hacer nada bien y que se limitarán a huir cuando vean a algún Swarmer.
Estos humanos serán cruciales para avanzar en la partida, pues nos servirán como fuente de recursos para comerlos y obtener la biomasa para crear otras tropas, además de ser también realmente útiles para poder hipnotizarlos y explorar ciertas zonas de los niveles desconocidas.
El problema es que, como os hemos dicho, huyen a la salida del nivel más cercana en cuanto detectan nuestra presencia, obligándonos a tener que actuar en todo momento con sigilo para matarlos por sorpresa y eliminar sus posibilidades de huida.
En la otra cara de la moneda nos encontramos con el equipo de seguridad de Galactoil en forma de robots (ametralladores inteligentes, etc.) o de humanos, que a menudo están bastante bien armados y protegidos y que pueden suponer una grave amenaza ya que, en muchas ocasiones, gracias a su trabajo en equipo y al poder de sus armas podrán acabar con nuestras unidades sin demasiados problemas.
Este factor, de nuevo, vuelve a empujarnos a tomar estrategias en las que se priorice el sigilo y los ataques por sorpresa, utilizando conductos de ventilación o armarios para escondernos de nuestros enemigos y poder atacarlos por la espalda, e incluso dándonos la posibilidad de realizar ataques sincronizados para poder unidad a la vez a varias unidades enemigas sin darles la posibilidad de reaccionar.
Todas las mecánicas que el juego nos ofrece, en líneas generales, nos dan una experiencia bastante divertida y satisfactoria, que nos hará comernos la cabeza en más de una ocasión y vivir algunos turnos bastante tensos para cumplir con nuestros objetivos, sobre todo en la parte final del juego.
La única pega que hemos encontrado es que el diseño de niveles en ocasiones es un tanto monótono y parece no aprovechar bien todas las posibilidades que nos ofrece la Matriarca y los distintos tipos de secuaces, que es capaz de crear tras comerse un par de cuerpos de humanos indefensos.
Humor irónico, aspecto de dibujos animados y una experiencia un tanto corta
A nivel artístico, Team Junkfish ha decidido apostar por una apariencia desenfadada de dibujos animados que casa bastante bien con los continuos toques de humor de los que está cargado Attack of the Earthlings en cada nivel, pasando desde bromas de corte absurdo hasta un montón de pullas irónicas que provocarán que más de uno esboce una sonrisa.
Esto, combinado con lo que el juego nos propone a nivel jugable, hace que Attack of the Earthlings sea bastante divertido aunque antojándose un poco corto ya que tan sólo nos ofrece 7 niveles, 8 si contamos un breve tutorial, que, dependiendo de nuestra capacidad con los juegos de estrategia deberíamos de poder completar en 6 u 8 horas, como máximo.
Una alternativa divertida y desenfadada a XCOM y otros juegos de estrategia de corte más serio
La estrategia por turnos goza de buena salud en pleno 2018, y esta alternativa a grandes del género como XCOM y desarrollada por un pequeño estudio ha sido capaz de plasmar algunas buenas ideas en un género en constante evolución, para adaptarse a las exigencias de los jugadores modernos.
Las mecánicas jugables, sobre todo gracias al rol que juega la Matriarca hipnotizando enemigos y creando súbditos a los que poder utilizar y sacrificar en beneficio de nuestros objetivos, nos ofrecen una experiencia bastante divertida que está aderezada por ciertos chascarrillos y toques de ironía que nos sacarán una sonrisa.
Si sois aficionados al género, Attack of the Earthlings es un título ideal para pasar un buen rato mientras esperáis el lanzamiento de algún nuevo juego de sagas más emblemáticas o con un toque más serio.
Hemos realizado este análisis con un código que nos ha proporcionado Cosmocover.