Análisis de Jurassic World Alive (Android, iPhone)
Pokémon GO lo cambió todo en 2016. La aplicación de Niantic y The Pokémon Company revitalizó un ecosistema, el de los teléfonos móviles, con un videojuego que concilió a las más diferentes audiencias y jugadores alrededor de una propuesta divertida que invitaba a los usuarios a moverse por su entorno en búsqueda de animales virtuales. La realidad aumentada, una tecnología que había permanecido en el más puro ostracismo, cobraba relevancia en el mundo del entretenimiento digital a gran escala. A lo largo de los meses algunos juegos intentaron seguir la estela, pero no cobraron ni tuvieron el mismo éxito.
Con el estreno de Jurassic World: El reino caído, dirigida por J.A Bayona y protagonizada por Chris Pratt y Bryce Dallas Howard, los dinosaurios vuelven a estar de moda. La dinomanía que una vez dominó casi todos lo ámbitos de nuestra vida, regresa de la extinción ofreciéndonos una ración extra de los animales que una vez dominaron la Tierra. Usando la propuesta de Pokémon GO, y añadiéndole a los dinosaurios, Jurassic World Alive nos presenta una curiosa aplicación de realidad aumentada que incluye algunas novedades que nos han parecido de lo más interesante.
Mundo jurásico
Jurassic World Alive es una aplicación de realidad aumentada en la que tendremos que salvar a los dinosaurios de InGen y Masrani de la segunda gran extinción a la que se enfrentan luego de la erupción del volcán de Isla Nublar. Por ello, y formando parte del Grupo de Protección de Dinosaurios, deberemos recorrer las calles, plazas y parques de nuestra cuidas buscando a los distintos animales que aparezcan por ellas, registrando sus apariciones y recopilando su código genético para preservar su existencia. Jurassic World Alive, por lo tanto, nos invita a inspeccionar y salvar a más de 100 tipos de dinosaurios, una cantidad que han prometido desde Universal y Ludia que se irá ampliando con el tiempo.
El funcionamiento de la app es muy similar a la de otras, como la célebre Pokémon GO. Sin embargo, la tarea de búsqueda y recolección o captura -si lo queréis llamar así- es más mecánica y fácil. En lugar de encarnar a un científico o un entrenador que se desplaza de manera virtual por el mapeado, usaremos una posición de GPS y una serie de equipos y herramientas que nos ayudarán a localizar a los dinosaurios que nos aparezcan en la pantalla de nuestro móvil. Por lo tanto, deberemos rastrear a los distintos dinosaurios con un dron y la propia cámara de nuestro móvil, escudriñando con ahínco cada rincón del escenario o el lugar en el que nos encontremos.
Nuestra misión es clara: extraer la mayor cantidad de ADN de cada uno de ellos, recogiendo tantas muestras como podamos. Una vez tengamos claro nuestro animal objetivo -que aparecerán en el mapa según horarios, zonas y que se clasifican según nivel de rareza-, empuñaremos los mandos de nuestro dron y seguiremos su rastro por el mapa. No dispararemos a los dinosaurios con munición, ya que lo que deseamos es mantenerlos con vida, por lo que lanzaremos dardos de extracción y sedantes, arrancando un pequeño minijuego en el que tenemos que acertar con la máxima exactitud y puntería posible.
Si hemos podido recoger una gran cantidad de material genético, en nuestro laboratorio se podrá crear un clon en concreto de ese animal, sumándose a nuestra colección. Si no, pues tendremos que volver a rastrear a la bestia en cuestión y seguir de exploración. La mecánica es muy divertida y adictiva -los dinosaurios no paran de moverse o escudarse con elementos del entorno, como túneles o edificios- pero detrás de ella se esconde un engranaje de pago un tanto molesto. En Jurassic World Alive, a la hora de ‘cazar’ dinosaurios, deberemos tener en cuenta la cantidad de dardos en nuestro poder -al estilo de las Pokéball en Pokémon GO- y las baterías de nuestro dispositivo, que condicionará de forma total nuestra autonomía y alcance.
¿Qué ocurre? Pues que tendremos que recorrer muchos metros y kilómetros buscando las paradas llamadas cajas de abastecimiento o comprar kits de suministros. El videojuego se encarga de darnos varios paquetes gratuitos a fin de que siempre podamos hacer algo -aunque hay ocasiones en las que deberemos esperar un cierto tiempo antes de hacerlo-, pero a poco que se escarbe en el título y se quiera capturar un número de dinosaurios al día, nos encontraremos con un muro de pago muy incómodo. Sí, Jurassic World Alive es muy entretenido, pero está diseñado para que acabemos soltando dinero como si fuésemos el mismísimo John Hammond.
No han reparado en gastos
Hacerse con una colección de dinosaurios, de las más variadas especies, es algo que mola. El coleccionismo, en el que está sustentado el videojuego y sobre el que el Pokémon GO también se alzaba en su día, nos hará deambular por nuestro entorno con el móvil en la mano, buscando nuevas especies y bestias con las que aumentar nuestro museo vivo. Sin embargo, y si en el citado título de Niantic nos hacíamos con los Pokémon para tomar Gimnasios y similares, en el videojuego de Ludia podemos combatir contra otros usuarios a través de un modo online. Este factor, junto a la necesidad de hacerse con todas las especies de dinosaurio, nos llevarán a jugar de forma casi compulsiva.
En Jurassic World Alive podemos, una vez progresemos hasta un nivel suficiente, formar un equipo de dinosaurios con el que lanzarnos a combatir contra otros jugadores a través de internet. Se tratan de batallas por turnos, muy dinámicas, en las que lucharemos con tres dinos a nuestra elección. Cada especie tiene un tipo de ataque, velocidad y salud, así como potencia o daño. Equilibrar un conjunto prehistórico de cara a la victoria es vital, y pese a que quizás no ha demasiada estrategia en estos intercambios de golpes, la idea es que cada jugador mejore a los dinosaurios que lleva al campo de batalla. ¿Cómo? Recogiendo tantas muestras de ADN como podamos.
La mejora funciona de una manera muy similar a la de Pokémon GO con sus caramelos, ya que se nos invita a pillar tantas bestias como podamos para reunir tantas muestras genéticas como para poder mejorar a nuestros dinosaurios predilectos mediante la creación mejores versiones o híbridos, al igual que haría el Dr. Henry Wu con sus experimentos. Esto nos llevará a recoger suministros en las paradas -que no siempre estarán activas, como es lógico- o a intentar capturar otros dinosaurios.
El problema viene dado por la batería de nuestro dron, que se puede acabar a las primeras de cambio dejándonos en punto muerto y obligándonos a abandonar ciertos rastreos, la falta de cobertura de nuestro radar o por la hipotética falta de dardos -algo más complicado, pero plausible en los primeros compases del juego-. Da igual que el título nos ofrezca pequeñas recompensas diarias o intentemos no gasta ni un solo céntimo -que es una opción plausible, pero muy lenta y sacrificada-: el videojuego nos arrojará anuncios, trampas y diversas mecánicas diseñadas para tendernos una trampa monetaria antes o después.
Este ardid jurásico, digna de la ingeniería de mercado urdida por Donald Gennaro e InGen, acaba por desvirtuar el videojuego. Si queremos competir online, deberemos gastar dinero y si tenemos la necesidad imperiosa de tener los mejores y más diestros dinosaurios, igual. Es una lástima, pues este problema supo esquivarlo de manera inteligente Niantic y The Pokémon Company con Pokémon GO.
Un apartado técnico impresionante
La llegada de nuevos estándares -al menos en el caso de iOS- como ARKit y Metal, ha mejorado considerablemente el uso de los gráficos y el rendimiento de los videojuegos más exigentes en smartphones como el iPhone. Nosotros hemos analizado Jurassic World Alive en un iPhone X, y a tenor su aspecto visual, bien podríamos decir que se trata de uno de los títulos con mejor aspecto de la plataforma. Hablamos de un juego muy cuidado, que hace uso de una estética muy similar a la de la saga y que recrea con todo lujo de detalles las principales estrellas prehistóricas de las películas. Contaremos con Velocirraptores de todo tipo, con Tiranosaurios, Spinosaurios, Triceratops, Anquilosaurios, Apatosaurios, Parasaurolophus o Estegosaurios, así como con especies inéditas y jamás vistas hasta la fecha. En cualquier caso, el catálogo de animales es demencial, muy realista y bien animado, y en estos primeros compases del juego nos ha parecido muy variado y fiel al aspecto de sus homólogos cinematográficos.
La app está bien traducida al castellano, y a nivel sonorización, es espectacular. Desgraciadamente, y dado que hablamos de un app en un teléfono móvil, es muy probable que muchos jugadores disfruten de ella en silencio y si ningún tipo de efecto sonoro activado. En términos de rendimiento hay que tener en cuenta dos factores vitales. El primero de ellos es el relativo al uso del GPS y la geolocalización de nuestro terminal, algo que gastará mucha energía y el segundo es el uso de la cámara para la realidad aumentada. La combinación de ambos puede drenar con facilidad la batería de casi cualquier smartphone, sobre todo en sesiones de juego muy intensas o prolongadas.
Conclusiones finales
Jurassic World Alive llega a iOS y Android coincidiendo con el estreno de la nueva película de la saga Jurassic World, el revival cinematográfico de Jurassic Park. Aprovecha ingredientes de comprobado éxito en juegos como Pokémon GO, y con su propuesta de realidad aumentada, nos lleva a capturar y salvar a los distintos dinosaurios de extinción a través de una jugabilidad interactiva y sólida. Sin embargo, las necesidades de monetización de Ludia han llevado al videojuego a un pay-to-win latente, sobre todo si intentamos competir a través de internet. Esto llega a ser incluso molesto, con anuncios constantes del sistema de suscripción y compras variadas.
Si se consigue perdonar este evidente punto negro, que repetimos, puede solventarse si se dedican las suficientes horas al videojuego, Jurassic World Alive ofrece ideas mucho más interesantes que sus rivales y que el mismísimo Pokémon GO, aportando frescura a un género que parecía algo fosilizado.
Hemos analizado el juego descargándolo de forma gratuita de la App Store.