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Ya hemos visto 'Predator: Badlands' y es pura acción que profundiza en el lore de los Yautja pero sin el gore típico de la saga

Con un estreno programado para el 7 de noviembre de 2025, es una mezcla de ciencia ficción que gira hacia la aventura, alejándose del terror y el gore de la saga.

Dan Trachtenberg desarma la fórmula humana de Predator y la rehace desde dentro: Predator Badlands convierte a los Yautja en protagonistas, abre un planeta feroz y enciende un debate entre la renovación del mito y la pérdida del pavor primigenio. La gran apuesta es clara: nos alejamos del terror para adentrarnos en una aventura de supervivencia y rito alienígena. El villano se humaniza y en el momento en que se humaniza… deja de ser un depredador.

Menos terror y un PG-13

Desde el principio, la película se distancia del género de horror que definió a la saga. La calificación PG‑13 en lugar de una R es una declaración de intenciones: se busca atraer a un público más amplio, especialmente joven, dejando atrás la sangre y el gore en favor de una épica de exploración. Eso, sin duda, diluye la figura del Predator como depredador alfa terrorífico que alguna vez conocimos. Aquí, el Yautja es más un personaje en busca de su propio rito de paso que un monstruo implacable.

Visualmente, la cinta se desliza hacia una estética que recuerda por momentos a ‘Avatar’, con criaturas exóticas y paisajes alienígenas llenos de bioluminiscencia. El planeta no es solo escenario; es un tablero de caza que el montaje convierte en un mapa mental para el espectador. La cámara entiende que sin sangre humana, el filo está en el lo visual: grandes coreografías y una percusión que marca el ritmo del acecho.

Narrativamente, opta por un arco más cercano a una fábula de iniciación que a un survival clásico. El protagonista Yautja debe probarse a sí mismo, lo que lo acerca más a una historia de aventuras que a una película de horror. Cuando la cinta se ciñe a la gramática del acecho y el silencio, recupera algo de la tensión original; cuando se dispersa en la construcción de mundo, pierde algo de ese pulso de terror primigenio.

Le costará convencer a los más puristas

Para los fans más puristas del ‘Predator’ original, este giro puede ser difícil de digerir. La figura del depredador queda en un segundo plano, más estilizada y menos visceral. Aunque algunos aplaudirán la profundidad nueva que se le da a la cultura Yautja, otros echarán de menos el terror palpable de las entregas clásicas e incluso de las recientes. La comparación con ‘Prey’ es inevitable: si aquella devolvía a la saga un aire de simplicidad y crudeza, ‘Badlands’ prefiere una épica más expansiva, muy enfocada a nuevos públicos más juveniles que gustan de la aventura menos ensangrentada.

En definitiva, Predator: Badlands es una apuesta valiente que renueva la franquicia, sacrificando parte del terror original. Su éxito dependerá de si los espectadores aceptan este nuevo rito del cazador como una evolución legítima o como una curiosidad, o spin-off, que se aleja demasiado de la esencia. Para quienes buscan una ampliación del universo Yautja, puede ser una nueva pieza de lore fascinante; para los más nostálgicos del horror de los 80, quizá no sea el depredador que estaban esperando.