'Devil May Cry' es uno de los hack and slash más míticos y populares del sector del videojuego. Capcom inició su aventura demoníaca a los mandos en el ya lejano 2001 y, desde entonces, la historia protagonizada por Dante no ha hecho más que crecer con nuevas entregas y, por supuesto, series de televisión.
En un panorama donde el anime está en auge, siendo uno de los formatos más consumidos y demandados por los espectadores, Netflix apuesta por este infernal espectáculo con una nueva versión de la ficción. Pero, ¿merece la pena esta reinvención?
Ya hemos visto el nuevo anime de 'Devil May Cry' en Netflix y es una gamberrada con 'musicote' y escenas de acción sangrientas
'Devil May Cry' nunca ha destacado por tener un gran libreto y una historia compleja, a pesar de que a lo largo de su trayectoria en la industria del entretenimiento se las ha ingeniado para ir construyendo un arco narrativo atractivo alrededor de su protagonista, que se ha visto acompañando por otros personajes interesantes de forma paulatina, con adiciones tan interesantes como el criticado Nero y el propio V.
El anime, no obstante, consigue armarse de un relato lo suficientemente atractivo como para llevar 'Devil May Cry' a un público más generalista, manteniendo parte de su ADN intacto para satisfacer a los propios de la saga sin cerrar la puerta, en ningún caso, a los extraños que quieran adentrarse en este universo que cuenta con las mejores inyecciones de acción a los mandos.
En la producción de Netflix, Dante tiene como objetivo frustrar una invasión demoníaca a la Tierra encabezada por un poderoso demonio conocido como el Conejo Blanco. El desarrollo de la serie no podría ir más en consonancia de los videojuegos en muchos sentidos, y es que mediante una serie de secuencias explicativas bastante directas, y sin demasiadas complicaciones, se lleva al espectador a lo mejor de 'Devil May Cry': los combates.
Bien es cierto que intentar recrear cualquier experiencia que se haya tenido a los mandos es completamente absurdo, puesto que el cine, y por defecto la televisión, es un medio diferente a los videojuegos y su transmisión de emociones no funciona de la misma forma. Pese a ello, Adi Shankar y su equipo han logrado que las peleas de Dante luzcan de forma muy vistosa con música cañera de fondo como adición para dar un chute extra de adrenalina.
¿Cuál es el problema de todo esto? Que lamentablemente, por culpa de las modas contemporáneas de la Hollywood "franquiciada" y de animes recientes como 'Solo Leveling' o 'Jujutsu Kaisen', la acción de la serie de 'Devil May Cry' no se siente tan genial como debería. Alejandro G. Calvo, crítico de cine, ha destacado en más de una ocasión que las películas de superhéroes ya no tienen tanto impacto como antaño porque hemos visto, hasta la saciedad y en muy poco tiempo, escenas de acción increíbles, y ya no nos impresiona nada.
Con 'Devil May Cry' pasa un poco lo mismo, y es que aunque el producto de Netflix no sea fallido ni mucho menos, no consigue sorprender con ninguna de sus coreografías, sin tener en cuenta que la animación tampoco es nada del otro mundo si lo comparamos con otros títulos del sector. En sí, es una serie que capta bien el espíritu del sello de Capcom, pero no se ha sabido explotar bien.
Tras visionar los ocho episodios hemos quedado con buen sabor de boca, pero desde luego no con el esperado, y no es porque el anime sea malo como conjunto, sino que tenemos mucha producciones similares actualmente disponibles y tener buenas escenas de acción ya no es suficiente: convertirse en el nuevo 'John Wick' no es fácil. Ahora bien, si se busca solamente un complemento para los juegos, es una gamberrada muy agradable.
