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Stephen King pidió un único y perturbador cambio en 'La larga marcha' tras leer el guion: 'Han hecho una película brutal'

A diferencia de otras adaptaciones en las que el escritor ha sido crítico o distante, aquí parece plenamente satisfecho con el trabajo del equipo.

Después de décadas de intentos fallidos, La larga marcha, una de las novelas más perturbadoras de Stephen King publicada originalmente bajo el seudónimo Richard Bachman, ha llegado por fin a la gran pantalla. El proyecto, que durante años pasó de mano en mano en Hollywood, se estrena en 2025 con un equipo creativo decidido a respetar la esencia del libro. Y lo han hecho con la bendición del propio King, quien revisó el guion y envió un único comentario que, lejos de alterar el espíritu de la obra, buscaba mejorar su credibilidad.

Debía mostrar con crudeza los disparos a los adolescentes que se detienen durante la marcha.

El productor Roy Lee explicó en una entrevista con ScreenRant que la única observación del escritor se centró en un detalle técnico: la velocidad de la caminata a la que los participantes del macabro concurso debían someterse. En la versión inicial del guion se mantenían las cuatro millas por hora, pero King pidió rebajarlo a tres millas por hora, argumentando que la primera cifra era insostenible durante largos periodos, incluso para jóvenes en buena condición física. "No hay manera de que alguien pudiera mantener cuatro millas por hora durante tanto tiempo", apuntó el autor.

Un ajuste que cambia la percepción

La corrección, aparentemente menor, tiene un gran peso narrativo. Aunque no cambia la lógica central —un grupo de adolescentes camina hasta la extenuación bajo amenaza de muerte—, sí aporta un grado de realismo que ayuda al espectador a suspender la incredulidad. En una historia tan extrema, donde la crueldad del sistema es el corazón del relato, detalles como este permiten que la audiencia se sienta dentro del sufrimiento físico y psicológico de los protagonistas, en lugar de distraerse con una imposición poco verosímil.

Lo curioso es que La larga marcha fue escrita originalmente por King en los años sesenta, cuando todavía era estudiante de instituto, y no se publicó hasta 1979. Es, en efecto, la primera novela que completó, aunque apareciera más tarde que otros de sus títulos emblemáticos. Revisarla más de medio siglo después le ha permitido al propio autor replantear ciertos elementos que entonces no cuestionó. Esa revisión revela también cómo la experiencia vital cambia la perspectiva incluso de un escritor tan prolífico como él.

Una adaptación fiel y brutal

El equipo de la película, dirigido por Benny Safdie, ha asegurado que la adaptación mantendrá la brutalidad y el impacto del original, sin edulcorar ni suavizar su mensaje. En ese sentido, la nota de King no representa una concesión, sino un ajuste que refuerza el efecto buscado: hacer sentir al público que esa caminata interminable podría ser real. La autenticidad física potencia el horror psicológico que convierte a La larga marcha en una de las obras más perturbadoras del autor.

El hecho de que King solo interviniera con una sugerencia puntual también da confianza a los fans más puristas. Para los espectadores, el detalle de la velocidad es anecdótico; para los lectores fieles, es un guiño de rigor. Lo que está claro es que, con la implicación del propio King, La larga marcha llega al cine con la intención de convertirse en una de las adaptaciones más fieles y aterradoras de su carrera literaria.

La condición más dura de King

Pero la participación de King no se limitó a cuestiones técnicas: el escritor impuso una condición innegociable incluso antes de que existiera guion. Según declaró en The Times of London, la película debía mostrar con crudeza los disparos a los adolescentes que se detienen durante la marcha, porque ocultar esa violencia supondría traicionar el sentido original de la obra. Para el autor, esa brutalidad es parte esencial de la metáfora que inspiró la novela, un reflejo de cómo la juventud fue sacrificada en conflictos bélicos como Vietnam. "Si no la van a mostrar, ni se molesten", advirtió, subrayando que la violencia despojada de consecuencias, como ocurre en gran parte del cine de superhéroes, resulta mucho más engañosa.

El director Francis Lawrence, junto a su director de fotografía Jo Willems, recogió el guante y firmó una puesta en escena explícita y sin concesiones, muy en la línea de lo que ya mostró en Los Juegos del Hambre. El guion, a cargo de J.T. Mollner —que también prepara la adaptación de La chica que amaba a Tom Gordon—, se ha diseñado para conservar intacto el ADN de la novela y trasladar al espectador tanto la desesperanza como los destellos de humanidad que emergen en medio del horror.