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Sam Altman alerta: 'La IA barrerá primero los empleos de atención al cliente y provocará una rotación laboral sin precedentes'

Sam Altman, responsable de OpenAI y ChatGPT, advierte: la IA comprimirá siglos de cambios laborales en años, entre revolución acelerada y apocalipsis laboral.

Sam Altman no necesita grandes rodeos para lanzar advertencias. El director ejecutivo de OpenAI, una de las voces más influyentes del momento, está convencido de que la inteligencia artificial no tardará en irrumpir de lleno en el mercado laboral, y lo hará empezando por un sector tan sensible como la atención al cliente.

En una entrevista concedida a The Tucker Carlson Show, Altman fue tajante: "Muchos de los trabajadores que hoy responden llamadas o gestionan consultas desde un ordenador perderán su empleo, porque la IA lo hará mejor". Sus palabras, duras pero precisas, marcan el tono de un debate que ya no es teórico, sino inminente. No son pocos los que están advirtiendo de la revolución laboral que se aproxima.

Sam Altman advierte: "La inteligencia artificial eliminará primero los empleos de atención al cliente y desatará una rotación laboral histórica"

Para el directivo, sin embargo, no se trata de un cataclismo único en la historia. Más bien lo compara con las transformaciones cíclicas que atraviesan las sociedades cada pocas generaciones. Recordó que, según cálculos históricos, alrededor del 50% de los puestos de trabajo cambian de forma significativa -aunque no desaparezcan- cada 75 años. Lo distinto ahora, aseguró, es la velocidad: un proceso que antes se extendía durante décadas podría concentrarse en apenas unos años.

Altman cree que habrá profesiones relativamente seguras, como la enfermería, donde la necesidad de una conexión humana resulta irremplazable. En cambio, se mostró más ambiguo al hablar de la programación, un campo que hoy vive una explosión de productividad gracias a la IA, pero cuyo futuro es incierto. "¿Habrá más empleos o menos en cinco o diez años? No lo sé", admitió.

"¿Habrá más empleos o menos en cinco o diez años? No lo sé"

Las visiones, como era de esperar, están divididas. Adam Dorr, investigador del think tank RethinkX, compara la situación con el paso de los caballos a los automóviles: la obsolescencia masiva podría llegar hacia 2045. Otros, como Ethan Mollick, profesor en la Wharton School, defienden que la tecnología, tras una fase de turbulencias, acaba creando mejores empleos y elevando la productividad.

La historia ofrece ejemplos para ambos lados. La desmotadora de algodón, a finales del XVIII, multiplicó la demanda y con ella el empleo, aunque con salarios más bajos. En contraste, los luditas del siglo XIX reaccionaron con furia contra las máquinas textiles que precarizaban su oficio. Como recordó el historiador Brian Merchant, la Revolución Industrial no destruyó todo el trabajo, pero sí degradó muchos puestos cualificados en beneficio de unos pocos propietarios. Altman, entre tanto, insiste en que la IA está a punto de desencadenar su propio ajuste histórico. Y, como en toda gran disrupción, habrá ganadores y perdedores.