Dos décadas después de escandalizar a medio mundo con La Pasión de Cristo, Mel Gibson prepara su regreso al relato bíblico más controvertido del cine. La secuela, titulada La resurrección de Cristo, avanza paso a paso tras años de rumores, reescrituras y demoras de calendario. Según ha confirmado Variety, el proyecto ya tiene nuevo reparto completo, en sustitución de los actores originales, y apunta a estrenarse en dos partes: la primera el 26 de marzo de 2027 (Viernes Santo) y la segunda el 6 de mayo del mismo año, exactamente cuarenta días después, en alusión al periodo de apariciones de Jesús antes de la Ascensión.
El papel de Jesucristo recaerá en el actor finlandés Jaakko Ohtonen, conocido por su trabajo en The Last Kingdom, mientras que Mariela Garriga, actriz cubana que ha participado en las últimas entregas de Misión Imposible, encarnará a María Magdalena. Gibson y su equipo han decidido renovar completamente el elenco —que en 2004 lideraron Jim Caviezel y Monica Bellucci— para evitar recurrir a complejas técnicas de rejuvenecimiento digital. Aun así, se mantiene parte del espíritu original: Maia Morgenstern repetirá como la Virgen María, y Riccardo Scamarcio asumirá el papel de Poncio Pilato.
Sin embargo, este cambio no ha gustado a los fans de la película original que alabaron a Jim Caviezel como su cruda interpretación como Jesús. 'Cristo no me convencen' comentaban algunos usuarios en X tras conocer la noticia.
Fechas sagradas y reparto renovado
La secuela promete ser más que una simple continuación: Gibson la concibe como una epopeya mística que abarca desde la caída de los ángeles hasta la muerte del último apóstol. En distintas entrevistas, el cineasta ha descrito el proyecto como “un viaje entre planos” que explorará la resurrección, el descenso de Cristo a los infiernos y los límites entre lo terrenal y lo divino. “Es como un acid trip teológico”, confesó entre risas en The Joe Rogan Experience, donde reconoció que el guion —coescrito junto a su hermano Donal Gibson y el guionista Randall Wallace (Braveheart)— “no se parece a nada que haya leído antes”.
Desde su estreno en 2004, La Pasión de Cristo se mantiene como la película con calificación R más taquillera de la historia de Estados Unidos, superando los 610 millones de dólares (más de mil millones ajustados a la inflación). Pero también fue objeto de una polémica encarnizada: las acusaciones de antisemitismo, su tratamiento del sufrimiento físico y la visión ultrarrealista del martirio convirtieron la obra en un fenómeno cultural y religioso sin precedentes. La resurrección de Cristo, por tanto, no solo carga con la expectativa de superar ese listón, sino también con la de reconciliar a Gibson con una industria que lo marginó durante años por sus declaraciones y escándalos personales.
De la polémica al “viaje entre planos”
El rodaje, según el propio director, comenzará en 2026 tras una larga fase de preproducción y localización de exteriores en Italia, Malta e Israel. Los primeros borradores del guion circulan desde mediados de la década pasada, y Caviezel llegó a declarar en 2020 que sería “la película más grande de la historia del mundo”. Sin embargo, la magnitud del proyecto y su ambición narrativa —“una historia que transita entre el cielo, la tierra y el infierno”— han ido retrasando los plazos. Gibson insiste en que no busca un relato cronológico, sino una experiencia espiritual y sensorial que reinterprete el mito de la resurrección “desde dentro”.
Más que una simple película religiosa, La resurrección de Cristo parece apuntar a una obra total de fe, simbolismo y espectáculo visual, una especie de Divina Comedia filmada con el rigor físico de La Pasión y el delirio metafísico de Apocalypto.
