Parece inevitable pensar que Fast & Furious 11 esté a la vuelta de la esquina. Al fin y al cabo, esta secuela -también conocida como Fast & Furious X: Parte 2- fue concebida como el cierre directo de Fast & Furious X (2023), un desenlace dividido en dos partes con el que Vin Diesel y compañía pretendían poner punto final a más de dos décadas de adrenalina, coches imposibles y familia.
Desde mucho antes de que la décima película llegara a los cines, los rumores sobre su continuación no han dejado de circular. Vin Diesel, convertido en embajador perpetuo de la saga, alimenta las expectativas de los fans con cada publicación o guiño en redes sociales, mientras Universal intenta mantener a flote un proyecto que, por primera vez en años, ya no tiene el mismo margen económico que antes.
Fast & Furious 11 se tambalea: Universal congela el proyecto con Vin Diesel por su alto coste
El estudio, consciente del elevado coste de la última entrega, no quiere repetir el mismo error. Fast & Furious X alcanzó un presupuesto de 340 millones de dólares la cifra más alta de toda la franquicia- debido a los retrasos, los cambios creativos y una producción que se extendió más de lo previsto. A pesar de su despliegue internacional y de una recaudación global de 725 millones, la rentabilidad fue mínima. Universal no quedó satisfecha, y eso ha tenido consecuencias directas en la planificación de su secuela.
Ahora, como explican en Forbes, la compañía exige que Fast & Furious 11 reduzca su presupuesto en unos 140 millones respecto a la anterior película. En otras palabras: el estudio no quiere que la factura supere los 200 millones en total. Actualmente, el proyecto se mueve en torno a los 250 millones, por lo que será necesario un recorte de al menos 50 millones de dólares para ajustarse al plan financiero.
La única forma de conseguirlo pasa por limitar algunos de los elementos que han definido la identidad de la saga: menos rodajes en localizaciones exóticas, un reparto más contenido y una reducción drástica de las acrobacias imposibles que caracterizan a la familia Toretto desde hace más de veinte años. Diesel ha confirmado por activa y por pasiva que la producción volverá a los orígenes, con las carreras callejeras y el ambiente urbano de las primeras entregas, pero no son pocos los que creen que las palabras del actor suenan más a un intento de convencer a la major que a la intención real.
El resultado podría marcar un punto de inflexión para una saga acostumbrada a la grandilocuencia. Universal quiere que el cierre sea digno, pero sin repetir la temeridad presupuestaria de la anterior entrega. La velocidad seguirá ahí; solo que, esta vez, el freno de mano estará más cerca que nunca.