El gobierno de Estados Unidos ha elevado nuevamente el tono contra DeepSeek, la controvertida aplicación de inteligencia artificial de origen chino que, según autoridades estadounidenses, representa una amenaza significativa para la seguridad nacional. La advertencia llega en medio de un informe del Congreso que detalla supuestas prácticas de espionaje digital, censura dirigida y uso indebido de tecnología extranjera, en línea con las políticas impuestas por el gobierno de Pekín.
Desde su lanzamiento en enero, DeepSeek se ha consolidado como una de las herramientas de IA más populares a nivel global, capaz de procesar y generar información con velocidad y precisión sorprendentes. Sin embargo, su meteórico ascenso ha despertado alarmas en Washington, donde la aplicación ya ha sido vetada en dispositivos del Pentágono, computadoras de la NASA y en varios gobiernos estatales, incluidos Texas, Nueva York y Georgia.
Washington prohíbe DeepSeek: aseguran que la IA china que ya recopila información de 50 millones de personas
La medida refleja la preocupación por la posible transmisión de datos sensibles directamente a servidores en China, lo que podría exponer información estratégica de defensa y tecnología crítica. El informe del Congreso subraya que DeepSeek censura información siguiendo la legislación china, lo que implica que los resultados y contenidos mostrados a los usuarios podrían estar filtrados conforme a los estándares del Partido Comunista.
Además, se acusa a la compañía de haber incorporado tecnología estadounidense, presuntamente obtenida de manera ilícita, en el desarrollo de su modelo de inteligencia artificial, lo que añade un componente de riesgo geopolítico a la ecuación.
La presión no se limita a Estados Unidos. Europa observa con creciente cautela la expansión de DeepSeek. Varios gobiernos y organismos del Viejo Continente analizan restricciones o prohibiciones en entornos institucionales, en medio de la escalada de tensiones tecnológicas entre Occidente y Pekín. Las decisiones que se tomen en los próximos meses podrían redefinir el equilibrio en el terreno de la inteligencia artificial, donde la soberanía digital y la seguridad de la información se han convertido en prioridades estratégicas.