China, mientras prepara su nueva generación de cazas de combate y conquista la economía moderna en plena era de la inteligencia artificial, ha vuelto a sacudir el tablero tecnológico y militar mundial con la presentación de Jiu Tian, un gigantesco portador aéreo no tripulado que redefine el concepto de guerra moderna. Este coloso de los cielos, capaz de lanzar enjambres de hasta cien drones simultáneamente, no solo impresiona por sus cifras: representa un salto cualitativo hacia los conflictos autónomos, donde el ser humano pasa a ocupar un papel secundario como estratega y no como combatiente directo.
La «Diosa de la Guerra» china: un megadron portador de 25 m capaz de soltar 100 drones kamikaze a 15.000 m.
El nombre Jiu Tian -que evoca la imagen de los "Nueve Cielos" de la mitología china- simboliza precisamente esa ambición de alcanzar un nuevo nivel en el dominio aéreo. Con una longitud aproximada de 25 metros y una capacidad de carga de hasta 16 toneladas, el vehículo puede recorrer más de 7000 kilómetros sin repostar y operar a una altitud de 15.000 metros, muy por encima del alcance de la mayoría de los sistemas antiaéreos convencionales. En otras palabras: puede observar, atacar y desaparecer antes de que el enemigo siquiera lo detecte.
Los drones que despliega, conocidos como "kamikaze" o "merodeadores", están diseñados para ejecutar ataques coordinados en enjambre o misiones de reconocimiento colectivo. Su comportamiento en grupo y su capacidad para adaptarse en tiempo real los convierte en una amenaza casi imposible de contrarrestar con los métodos tradicionales.
El debut oficial del Jiu Tian está previsto para finales de este mismo año, y su arquitectura modular le permite adaptarse a distintos escenarios: desde operaciones ofensivas de gran escala hasta misiones de rescate o asistencia humanitaria. La versatilidad y autonomía del sistema consolidan a China como uno de los grandes referentes en la guerra aérea del futuro.
Ante este panorama, la Comisión Europea ha reaccionado con la urgencia que exige el momento. Bruselas prepara un escudo antidrones común para todos los países miembros, con el objetivo de tenerlo plenamente operativo en menos de un año. Eso sí, España ha detectado fallas en este sistema, que deja expustos a los países del Mediterráneo. Sea como sea, Europa observa, alerta, mientras el cielo se llena de máquinas que ya no necesitan pilotos.