Marte es nuestro vecino. El planeta rojo, desolado y hermoso, lleno de desiertos y zonas rocosas, siempre ha sido una constante en el imaginario colectivo. Ahora, según nos informa Microsiervos, podemos conocer cómo son sus valles inertes, sus montañas o sus gigantescas e inmensas planicies llenas de óxido y arena. Gracias a un ambicioso montaje presentado por ElderFox Documentaries a partir de imágenes de la NASA tomadas por los rovers Spirit, Curiosity y Opportunity, podemos saber cómo es Marte sin salir de casa, y lo más importante: sin falseos cromáticos ni montajes.
Unas imágenes reales sin ampliaciones y defectos de color
Hablamos de unas fotografías en 4K que han sido capturas desde cámaras distintas y desde diferentes posiciones. No son simulaciones, recreaciones ni reescalados a 4K de fotografías de archivo. Según comentan sus responsables, estas fotos no tienen zoom, recortes ni cambios en su proporción ni color.
De hecho, tienen un tratamiento mínimo, que evita que se altere de forma premeditada y nefasta el brillo, el contraste o el color. ¿Por qué son tan distintas unas de otras? ¿Por qué cambian tanto los colores con los que estamos acostumbrados?
Hay varios factores determinantes. El primero de todos, es el momento del día en el que se han tomado o capturado esas fotografías en cuestión. No es lo mismo un atardecer que un amanecer, y los ciclos solares inciden mucho y de forma distinta en las distintas zonas de Marte. El otro, más allá de la zona o región geológica en la que nos encontremos en el planeta rojo, es el tipo de tratamiento que suele aplicar la NASA, que intenta exagerar los elementos de sus composiciones para facilitar las tareas a los geólogos y exobiólogos que trabajan para la agencia espacial. Este tipo de discriminación visual, que sube el contraste o el color, no es más que una herramienta para hacer el estudio del planeta más sencillo. Las fotografías que os mostramos hoy son mucho más creíbles, realistas y plausibles.
Como comentan en el citado medio, que tengamos estas imágenes es todo un logro. Los rovers sólo pueden enviar su información sobre el terreno a la Tierra a una velocidad de 32 kbps, un ancho de banda ínfimo si lo comparamos con el 4G y las conexiones de fibra óptica, que tienen un caudal hasta 19.000 veces mayor. Únicamente hay una pequeña franja en la que las sondas que están sobre la superficie marciana pueden conectarse al satélite de la Mars Reconnaissance, permitiendo velocidades a 2 Mbps. Esto sólo sucede durante 8 minutos de cada día marciano, con lo que el envío de una imagen de gran resolución es todo un reto técnico.