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Crítica de 'Los años nuevos' de Rodrigo Sorogoyen y Movistar Plus+, un vistazo profundo al amor y las relaciones de pareja

Considerada la 'Normal People' española, lo nuevo de Rodrigo Sorogoyen demuestra la versatilidad de un director que sigue explorando su creatividad y que ahora se enfoca en las relaciones de pareja.

Es la ficción más comentada. Un estreno de Movistar Plus+ que se suma a otros grandes pelotazos internacionales y producidos en España y que demuestran que la plataforma de pago sigue atesorando grandes calidad. Titulada Los años nuevos, ha generado grandes divisiones de crítica y público en los últimos días, pero lo que sí ha quedado claro es que Rodrigo Sorogoyen vuelve a demostrar su maestría en la narrativa audiovisual, ofreciendo una disección íntima y conmovedora de las relaciones humanas a lo largo de una década.

Hemos visto 'Los años nuevos' de Rodrigo Sorogoyen y Movistar+ y es una mirada profunda sobre el amor y el tiempo que parece la Normal People española

Estrenada el pasado 28 de noviembre de 2024, la ficción es, sin rodeos, una obra notable que se ha posicionado rápidamente como una de las series más aclamadas del año. Los años nuevos puede contarnos una historia tan conocida como sorprendente para muchos. Sigue una década en la vida de una pareja, Ana e Óscar, interpretados por Iria del Río y Francesco Carril respectivamente, dos motores interpretativos sobre los que cae el peso de un cosmos cotidiano y verosímil enmarcado en el Madrid más reciente. Lo más llamativo -pero a la postre, curiosamente anecdótico teniendo en cuenta el tema tan universal que trata la serie, es que cada uno de los diez episodios corresponde a una Nochevieja distinta, desde el año 2015 hasta el 2024, ofreciendo una visión fragmentada pero coherente de cómo la relación evoluciona, se desmorona, y a veces, se reconstruye.

La estructura de Los años nuevos es, a primera vista, una apuesta arriesgada que nos muestra cómo el tiempo afecta a las personas, sus esperanzas, sus decepciones y sus momentos de felicidad. Es cierto que luego decae, y que la serie arrastra un segundo tercio muy inferior a su arranque -cosas que derivan de una muy probable mala planificación de los episodios centrales-, pero Rodrigo Sorogoyen, junto a los guionistas Paula Fabra y Sara Cano, consiguen plasmar un retrato de la vida cotidiana que es tanto universal como profundamente personal. Es una serie que hay que ver con cierta entereza.

Sorogoyen no solo dirige varios episodios sino que también comparte la dirección con Sandra Romero y David Martín de los Santos, quienes dirigen algunos de los episodios más memorables, y en nuestra opinión, lo más interesantes que se han visto en mucho tiempo en una producción española. A estas alturas es una tontería y un gasto de tiempo alabar la dirección de Sorogoyen, que es soberbia una vez más, y que se caracteriza por su precisión visual y emocional. En Los años nuevos, el realizador de Antidisturbios va creando atmósferas que van desde la euforia de una noche de fiesta hasta la melancolía de un amor que se desvanece por la desidia y la confianza.

Los años nuevo es una producción atiborrada de diálogos y situaciones naturales, de comentarios ingeniosos y cargados de emoción, que engarzan uno tras otro en momentos apoteósicos, que concluyen en capítulos únicos -repetimos, especialmente los primeros- y que acaban logrando como resultado lo que muchos productos audiovisuales no consiguen: que cada personaje sea reconocible y real. Como ese viral de TikTok, la serie no juzga, solo comenta, permitiendo que el espectador se vea reflejado en las historias de sus protagonistas. Unos protagonistas que están encarnados por Iria del Río y Francesco Carril, y que ofrecen interpretaciones que son el corazón de la misma. Sin ellos, no sería igual.

Su capacidad para contar una historia de amor sin caer en el melodrama, su realismo y su habilidad para capturar el espíritu de una generación, son evidentes

La química entre ambos es palpable, capaz de transmitir la intensidad del amor, la frustración de la rutina y la tristeza de la pérdida. Del Río es conocida de Sorogoyen, ya había trabajado con él previamente en Antidisturbios, y su Ana es una mujer compleja, muy inconsistente y nerviosa, tanto es así, que es imposible no creérsela. Carril, por su parte, da vida a Óscar con una profundidad que hace que el espectador se sienta parte de su viaje emocional, en el que desarrolla y amplifica sus miedos y fobias, así como sus inherentes fortalezas.

Su capacidad para contar una historia de amor sin caer en el melodrama, su realismo y su habilidad para capturar el espíritu de una generación, son evidentes. A veces, Los años nuevos cae en la trampa de ser consciente de su propia genialidad. No es perfecta, de acuerdo, pero la vida tampoco lo es.