X
  1. Vandal Random
  2. Noticias
  3. Científicos demuestran que la IA contamina mucho menos que el ser humano cuando escribe o ilustra una imagen

Científicos demuestran que la IA contamina mucho menos que el ser humano cuando escribe o ilustra una imagen

La IA emite entre 130 y 1500 veces menos CO2 por página de texto

La inteligencia artificial generativa, como ChatGPT, ha generado un intenso debate en torno a su impacto en diversas industrias y empleos. Uno de los puntos más polémicos es cómo estas tecnologías pueden reemplazar a trabajadores humanos en tareas que, hasta hace poco, parecían seguras frente a la automatización. Sin embargo, un reciente estudio publicado en Scientific Reports añade una nueva dimensión a este debate: la IA no solo es más eficiente en algunas tareas, sino que también genera significativamente menos emisiones de CO2 en comparación con los humanos cuando se trata de escribir o ilustrar. Esto supone un duro golpe para aquellos que ya veían con escepticismo el auge de la IA.

Crear con IA es más respetuoso con el medio ambiente que lo hecho por humanos

El estudio revela cifras sorprendentes: los sistemas de IA emiten entre 130 y 1.500 veces menos CO2 por cada página de texto que generan, y entre 310 y 2.900 veces menos por cada imagen que crean en comparación con las mismas actividades realizadas por un ser humano. A primera vista, estos números parecen contradecir la idea generalizada de que las infraestructuras que sustentan la inteligencia artificial son extremadamente contaminantes debido al alto consumo de energía que requieren los servidores y los centros de datos. Pero, como suele suceder, hay más de lo que se ve a simple vista.

El mayor consumo se produce durante el entrenamiento de las IA, no durante su funcionamiento

La clave está en el proceso de entrenamiento de los modelos de IA, como los desarrollados por OpenAI o Google. El entrenamiento de estas inteligencias artificiales consume cantidades masivas de energía. Miles de sistemas, compuestos por potentes GPUs, procesan cantidades ingentes de datos durante miles de horas. Además, los servidores deben estar constantemente refrigerados para evitar el sobrecalentamiento, lo que eleva las emisiones de CO2 al nivel de las que producirían varios vehículos a lo largo de su vida útil. No obstante, una vez que estos modelos están entrenados, el consumo energético para realizar tareas específicas, como generar texto o imágenes, disminuye drásticamente.

Los humanos solo con existir generan CO2 constantemente, una huella de carbono que se multiplica si se ponen a crear

El contraste con el trabajo humano es notable. Si se compara a una persona escribiendo un libro o creando ilustraciones durante varias horas, el gasto energético que implica no solo el uso del ordenador, sino también la iluminación, las pausas necesarias y otras actividades relacionadas, resulta mucho mayor que el de una IA que ya está entrenada para realizar esas mismas tareas. Este es uno de los puntos que más han sorprendido a los investigadores, quienes advierten que, a nivel de consumo energético, los humanos están en clara desventaja.

Un factor interesante es que estas cifras varían según el contexto geográfico. Las emisiones de carbono de un autor varían dependiendo del país en el que se encuentre, dado que el tipo de energía utilizada y las condiciones ambientales influyen en el consumo energético. Aun así, el estudio concluye que, en términos generales, los humanos generan muchas más emisiones por cada página de texto o imagen que las inteligencias artificiales una vez que estas han sido entrenadas.

El estudio plantea una pregunta crucial: ¿Podemos utilizar la inteligencia artificial de manera más sostenible, no para reemplazar a los trabajadores, sino para ayudar a reducir la huella de carbono de las actividades humanas? La respuesta es afirmativa en teoría, pero en la práctica, este enfoque aún parece estar lejos de materializarse. Por ahora, la prioridad de las empresas sigue siendo la eficiencia y el costo, lo que deja a muchos trabajadores en una situación incierta frente al avance imparable de la IA.