En febrero de 1944, Berlín intentaba recuperarse de los bombardeos aéreos americanos mientras la vida y la industria continuaban en las afueras de la ciudad. En las casas de campo, una mezcla de exconvictos, trabajadores chinos y otros empleados llenaban botellas con un líquido turbio y marrón, resultado de las improvisadas operaciones de embotellado de Coca-Cola en la Alemania nazi. A pesar de la guerra, los alemanes seguían deseando su Fanta, la bebida emblemática creada por Coca-Cola durante el Tercer Reich. Este refresco se convirtió en un símbolo de orgullo nacionalista y fue consumido por la población en general y los altos mandos nazis.
Fanta fue inventada por Coca-Cola dentro de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, en un momento en que las restricciones de la guerra limitaban los ingredientes disponibles. La bebida se elaboraba con restos de otros productos alimentarios, como fibras de manzana, pulpa de sidra y suero de leche. Mark Pendergrast, autor de For God, Country, and Coca-Cola, destacó que Fanta se hacía con "las sobras de las sobras" y probablemente no tenía un buen sabor. A pesar de esto, Fanta se convirtió en un éxito, en parte debido a la escasez de otras opciones.
Adaptación y supervivencia
Coca-Cola había estado en Alemania desde la década de 1920 y, bajo la dirección de Max Keith, un ferviente defensor de la marca, la empresa se adaptó a la situación política y económica del Tercer Reich. Keith vinculó estrechamente a Coca-Cola con la vida cotidiana y la propaganda nazi.
Incluso después de la entrada de Estados Unidos en la guerra, Keith continuó operando en Alemania, produciendo Fanta como una alternativa a Coca-Cola cuando se cortó el suministro de los ingredientes esenciales para la bebida original.
La producción de Fanta fue crucial para la supervivencia de Coca-Cola en Alemania durante la guerra. La bebida no solo se consumía como refresco, sino que también se utilizaba como edulcorante en la cocina, dado el racionamiento de azúcar. Para 1943, las ventas de Fanta alcanzaron casi tres millones de cajas, consolidando su dominio en el mercado. A pesar de su colaboración con el régimen nazi, Keith no era un ideólogo del partido, sino un hombre de negocios cuyo principal objetivo era mantener la operación de Coca-Cola.
Evolución y redescubrimiento
Después de la guerra, Fanta dejó de producirse temporalmente, pero Coca-Cola la reintrodujo en 1955 con una nueva receta de sabor a naranja. Esta vez, la bebida se comercializó primero en Italia y luego en Estados Unidos. La compañía retomó el nombre principalmente por conveniencia, sin preocuparse por sus oscuros orígenes. Hoy en día, Fanta es conocida mundialmente, aunque pocos están al tanto de su creación durante una de las épocas más turbulentas de la historia moderna.