Puede que hayas leído los libros de El señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien o seas un amante de su universo de fantasía gracias a las increíbles películas llevadas a la gran pantalla por Peter Jackson, pero probablemente desconozcas que el autor británico, uno de los más influyentes del siglo XX, está emparentado en cierta manera con Bertín Osborne. Sí, nos referimos al mismo Bertín presentador y cantante que ha protagonizado titulares en la prensa rosa española de nuestro país desde hace décadas. ¿No tenías ni idea de este dato? Si te interesa conocer la historia que une a ambas personalidades, te la contamos.
Esta es la curiosa conexión entre J.R.R. Tolkien y Bertín Osborne
Esta curiosa historia, que por cierto está recogida con mucho detalle en el libro de José Manuel Ferrández Bru titulado El Tío "Curro". La Conexión Española de J.R.R. Tolkien, se remonta varias décadas atrás en el tiempo, incluso antes del nacimiento de Tolkien. Para ello debemos irnos al año 1857, fecha en la que nació en Cádiz, en El Puerto de Santa María, Francisco Javier Morgan Osborne (más conocido como 'El Tío Curro').
Francisco Javier, hijo de la primogénita de Thomas Osborne-Mann, fundador de la compañía vinatera del mismo nombre, fue bisnieto del erudito y bibliófilo Juan Nicolás Böhl de Faber y sobrino-nieto de la escritora Cecilia Böhl de Faber, y descendía por parte de su padre de la notable familia de origen galés perteneciente a la rama Tredegar de los Morgan, propietarios de una importante firma de comercio de licores.
En su infancia, Francisco Javier fue enviado con solo once años a estudiar a la Escuela del Oratorio de Birmingham bajo la dirección del afamado cardenal John Henry Newman, tal y como se recoge en su biografía de la web de la Real Academia de la Historia, un hecho que terminaría llevándolo a cruzarse en la vida del escritor Tolkien años más tarde.
Y es que Francisco Javier, una persona profundamente espiritual, dedicó gran parte de su vida a su carrera religiosa, uniéndose a la comunidad del Oratorio, como novicio, en 1877 y permaneciendo vinculado a esta institución para el resto de su vida siendo ayudante de personal del propio cardenal, director del coro o encargado de muchas otras actividades burocráticas. Pero ante todo, su vocación filántropa se manifestó para con los feligreses de la parroquia, a los que no dudó en mostrar misericordia.
Precisamente, uno de esos feligreses con los que se topó en 1904 fue con un niño que había perdido a su padre no hacía mucho. El niño no era otro más que John Ronald Reuel Tolkien, quien con tan solo 12 años se quedó desamparado en el mundo después de que su madre, Mabel Tolkien, instalada en Birmingham unos años antes y convertida al catolicismo, muriese ese año de diabetes.
La mujer había insistido antes de fallecer en que el crío quedase al cargo del clérigo Francisco Javier Morgan Osborne, como lo dispuso finalmente en su testamento. Y así, el gaditano emigrado a Inglaterra se encargó de tutelar legalmente a Tolkien hasta que este tuvo la mayoría de edad -incluso cuando dicha tarea le impidió visitar a su propia familia de España durante varios años-, un hecho que caló hondo en el futuro profesor y escritor hasta el punto de llegar a considerar a Morgan Osborne como "su segundo padre".
Gracias a Morgan Osborne, Tolkien obtuvo los recursos económicos necesarios para poder estudiar en Oxford, ya que el padre administraba los ingresos de sus pupilos y hasta los aumentaba silenciosamente con el dinero del negocio de las bodegas de vino de Jerez, anécdota que los propios descendientes de Tolkien han agradecido a día de hoy.
Pero el clérigo no solo fue una ayuda económica para Tolkien, sino que adquirió de él su formación religiosa, su admiración por la literatura y su gusto por los idiomas, aspectos que serían fundamentales a lo largo de toda su obra literaria. No en vano, Tolkien aprendió algo de español de esta manera, y más tarde esto le serviría para crear el idioma "naffarin" en sus libros. Además, también tuvo acceso a una amplia biblioteca, entre la que había obras de Fernán Caballero (pseudónimo de Cecilia Böhl de Faber) que influirían en su prosa -ciertos pasajes de adivinanzas de El Hobbit guardan paralelismos con un libro de la escritora-.
Tal fue la admiración que el británico sentía por Morgan Osborne, que algunos creen que ciertos personajes de sus libros se inspiran en su figura. Hay quienes han llegado a pensar en el mago Gandalf como una representación de ese hombre sensato, sabio y profundamente altruista que lo cuidó e instruyó cuando más lo necesitaba. "Era un hombre muy alto, vestido con una larga capa y a pesar de su poderosa presencia y de la autoridad que desprendía era encantador conmigo", recordaba en su día la hija de Tolkien, Priscilla, como se recogía en un artículo de El Mundo hace unos años.
Sin duda, sin el padre Francis Morgan tal vez el mundo nunca hubiese conocido la prosa, el talento y la imaginación desbordante de J.R.R. Tolkien.