Petra, denominada como la ciudad perdida, famosa por su arquitectura tallada en roca, es conocida por su antigüedad, siglo VII antes de Cristo, y el misterio que envuelve su abandono, probablemente motivado por un terremoto ocurrido en 363 d.C. Esa joya arquitectónica pilla un poco lejos pero y si te dijeran que aquí mismo, en España, tenemos una zona igual de impresionante, aunque con orígenes muy distintos.
El Coto de las Canteras, conocido como "la Petra de Andalucía", se encuentra en la localidad de Osuna, a una hora de Sevilla. Este sitio, que fue originalmente una cantera romana, proporcionó materiales para construcciones importantes en la región. Hoy, es una atracción turística privada (requiere entrada y tiene dueño) que alberga un vasto sistema de cuevas y túneles adornados con esculturas y tallas que recuerdan a las jordanas.
Relieves modernos que parecen prerromanos
Estas canteras son tan turísticas que la parte que más llama la atención, los relieves tallados en la roca, son del año 04, 2004, después de Cristo. Es decir, tiene solo 19 años de antigüedad. Puede parecer un anacronismo pero tranquilo, los romanos no viajaron en el tiempo.
Resulta que estas canteras que se construyeron hace 25 siglos, no eran lo suficientemente llamativas como para atraer turistas. Por eso, cuando dejaron de utilizarse para extraer material, en los 60, se cerraron sus puertas. Poco a poco se fue rellenado la zona con el fin de reestablecer el hábitat natural, sin embargo, un visionario empresario local, Jesús Ramos, se interpuso.
Atracción turística
Adquirió esta cantera en 1999 y con la idea de utilizarla para organizar eventos de todo tipo, contactó con artistas locales para que el echaran una mano. De esta forma, el escultor Francisco Valdivia, comenzó a tallar la Petra andaluza en 2004, con un resultado tan impresionante que llegó a ser elogiado por Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, a quien atribuyen el apodo de Petra.
Es cierto que este tipo de lugares, que no engaña a nadie ya que en todo momento se explica su origen moderno, tiene la buena intención de generar lugares de interés para fomentar el turismo, aunque sea de esta manera artificial.
El efecto Instagram también provoca que si estos lugares se viralizan, otros emplazamiento que sí cuentan con el valor de ser originalmente antiguos como las ruinas que hay en Mérida (acueducto, anfiteatro romano), Segóbriga, Toledo y muchas más, pierdan interés por ser menos bonitos o estar menos enteros.
Incluso está el debate sobre si este tipo de turismo, muchas veces masificado y de rápido consumo, beneficia realmente a la prosperidad del país y sus habitantes, aunque esto ya es un debate para otra noticia.