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Fecha de lanzamiento:
PC:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Bay 12 Games
Producción: Kitfox Games
Distribución: Steam
Precio: 28.99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Inglés
Voces: -
Online: -
ANÁLISIS

Dwarf Fortress, un juego mágico y un sandbox único

Probamos por primera vez la obra de Tarn y Zach Adams para morir, disfrutar y dejarnos abrumados por la complejidad del sandbox más auténtico de los videojuegos que sirvió para inspirar Minecraft.
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Actualizado: 17:03 14/1/2023
Versión PC.

Dwarf Fortress se ha convertido en el último juego de moda del 2022 o en el primero del 2023 según queráis verlo. El título del que seguramente hayáis leído algo o oído hablar durante las últimas semanas lleva más de 20 años de desarrollo de la mano de dos hermanos, Tarn Adams y Zach Adams, que han creado un simulador abrumador, increíble, adictivo y completamente único que, de entrada, no es demasiado amigable con el jugador, pero que te atrapa y absorbe con facilidad para tenerte en sus garras y que te conviertas en un enano de su mundo para siempre y que, de hecho, ha servido como inspiración para juegos "desconocidos" (nótese la ironía) como Minecraft o Rimworld.

Una historia única como videojuego

Dwarf Fortress, que en realidad se llama Slaves to Armok II: Dwarf Fortress, es un título creado por Tarn y Zach Adams, dos hermanos que fundaron un pequeño estudio llamado Bay 12 Games y que tras lanzar un juego llamado Armok comenzaron a desarrollar este simulador de vida enana en octubre del 2002 que nació utilizando una versión gratuita de Microsoft Visual Studio, un proyecto al principio pequeño que creían que iban a tener listo en un par de mese y que llevan creando más de 20 años, marcando el primer hito en agosto de 2006 al lanzar su primera versión beta de forma completamente gratuita, captando de forma casi inmediata la atención de un buen puñado de jugadores que, después de un tiempo comenzaron a realizar donaciones a sus creadores primero a través de PayPal y más recientemente con la plataforma de micromecenazgo Patreon.

El juego durante la mayor parte de su vida ha utilizado gráficos ASCII, es decir, números y letras de distintos colores para mostrar los elementos del juego como personajes, agua o rocas, lo que de entrada suponía una barrera importante para muchos jugadores (precisamente el que os escribe fue reticente a probarlo hace unos años por miedo a no poder comprender el juego) que no eran capaces de interpretar lo que veían en pantalla pero que, sin embargo, se veían atraídos por el juego por su complejidad, su magia, la libertad que da a los jugadores y todas las historias aleatorias que genera en cada partida, que son únicas y que han hecho incluso que haya parte de la comunidad que simplemente consume los relatos de otros jugadores, de cómo han hecho crecer su asentamiento, de cómo la han pifiado sepultando a los enanos e historias mucho más mágicas y épicas que se pueden leer a través de internet.

Los gráficos ASCII han sido una de las señas de identidad del título (y una de las principales barreras para algunos jugadores) durante la mayor parte de su vida.

El proyecto de Dwarf Fortress se mantuvo con progresos continuos durante estos 20 años de desarrollo, con sus creadores reticentes a abandonar los gráficas ASCII para evitar fallos del juego o problemas de copyright mientras iban agregando cada vez más mecánicas tanto de economía como de físicas, texturas, densidad o el "eje Z" las capas de profundidad que llegaron en 2008 y que se han convertido en uno de los elementos más reconocibles del juego.

Gracias a estas actualizaciones continuas y a su comunicación con la comunidad Dwarf Fortress se convirtió en un juego sostenible con el que ambos hermanos podían vivir sin grandes lujos y, de hecho, en 2011 rechazaron una oferta de una gran compañía que estaba interesada en comprar los derechos del título por 300.000 dólares, una cantidad que creían que no iba a compensar las donaciones de la comunidad.

Una enfermedad obligó a que los hermanos se replanteasen el proyecto y decidiesen a lanzarlo de forma comercial en Steam.

Sin embargo todo cambió en 2019 cuando los hermanos salieron a la palestra para anunciar la triste noticia de que Zach llevaba mucho tiempo con problemas de salud y medicación constante que, por fortuna, cubría su seguro. Sin embargo, todo se complicó con un pequeño tumor nasal maligno que pese a que no ponía en riesgo su vida debía operar y, aunque su seguro cubría casi todo el gasto, Zach tenía que pagar 1500 $ y parte de la medicación de su recuperación, lo que hizo a los hermanos replantearse el proyecto y, decidir, tras 18 años de vida, que iban a lanzar una versión comercial para Steam, más atractiva a la vista (con los gráficos que veis más abajo) pero exactamente igual de desafiante, divertida y profunda como la versión que habían creado hasta ahora lo que nos ha llevado al momento actual de Dwarf Fortress siendo un éxito total en la plataforma digital de Valve.

Un título complejo, mágico y único que da libertad REAL

No os vamos a engañar y por si no ha quedado claro todavía, Dwarf Fortress es un juego complejo desde su inicio, no tanto porque tenga mecánicas particularmente difíciles ya que cada premisa es bastante sencilla y excavar, construir edificios o recolectar semillas, fruta o hierbas no es que sea complicado a nivel "mecánico", sino que la complejidad de Dwarf Fortress reside en las decenas y decenas de pequeñas mecánicas, detalles y posibilidades que nos ofrece haciendo que aprender a jugarlo sea un propio juego en si que ya nos va a tener entretenidos unas cuantas horas mientras conocemos todos sus entresijos.

Ponerte a jugar a Dwarf Fortress es fácil, pero sus numerosísimas mecánicas pueden abrumar de inicio.

Empecemos por el principio, en el modo principal de Dwarf Fortress lo que deberemos de hacer es gestionar nuestra propia fortaleza enana con una libertad total de acción y cuando decimos total decimos TOTAL, no simulada ni con barreras ya que no habrá nada ni nadie que nos diga lo que debemos de hacer en cada momento más allá de las situaciones aleatorias que se van viviendo en cada partida ya sea por incidencias climáticas, invasiones, accidentes provocados por nosotros mismos u otras múltiples cuestiones y tampoco habrá casi límite alguno a nivel jugable en lo que podemos hacer ya que para la mayoría de las cosas que se nos pasen en nuestra cabeza hay una mecánica creada durante sus 20 años de vida para que la podamos hacer realidad en el juego.

Para empezar la primera partida hay que crear un mundo que también cobra vida al instante, creando en unos pocos minutos tanto la demografía del mundo como los primeros años de su historia, sus conflictos bélicos, hazañas, conquistas y leyendas que podemos tomar como inspiración para empezar la partida con un grupo de 7 enanos y un carruaje cargado de equipo para construir nuestra fortaleza. Aquí ya empezamos a ver la complejidad del juego.

Sí, podemos simplemente crear el mundo, hacer clic en iniciar partida, seleccionar un sitio que más o menos nos guste para construir nuestra fortaleza e iniciar la aventura e unas pocas pulsaciones de ratón, pero si queremos maximizar nuestras posibilidades de supervivencia también tenemos que tener otros valores en cuenta y profundizar mucho más allá de lo que vemos a simple vista, escogiendo una buena civilización para comenzar la partida y eligiendo con mucho cuidado la zona de inicio para que sea rica en minerales, haya una fuente de agua cerca y no encontrarnos con vecinos… problemáticos en las inmediaciones (en el primer año probablemente solo unos kóbolds o goblin nos toquen las narices pero más adelante puede que incluso un... pequeño dragón se vea atraído por nuestra fortaleza si hacemos una buena fortuna). Por suerte, para encontrar esa zona con facilidad el propio juego tiene un filtro que sirve como radar y que, tras unos segundos, nos mostrará las zonas que cumplan con nuestros parámetros de búsqueda total o parcialmente para que viajemos ahí para comenzar con nuestro asentamiento.

Ejemplo del "radar" que detecta las zonas de asentamiento que más se acercan a nuestros parámetros de búsqueda.

Este mismo ejemplo se puede reproducir a lo largo y ancho de todo el juego. Sí, es fácil ponernos a construir nuestro asentamiento, crear unas escaleras para comenzar a explorar las múltiples capas de profundidad con las que cuenta el mundo. A poco que tengáis experiencia con simuladores de supervivencia o gestión también será sencillo comenzar a construir edificios e incluso sobrevivir medianamente bien durante los primeros compases… pero si de verdad queremos tener una partida a largo plazo hay que ir descubriendo todo lo que ofrece Dwarf Fortress poco a poco, con mecánicas de cultivo, construcción, combate, comercio en el que influye la pericia del enano encargado del mismo, moral, densidad del propio terreno sobre el que construimos nuestra fortaleza, su fertilidad para hacer un huerto subterráneo y un montón de cosas que se van descubriendo con la experiencia que nos da el propio juego.

Aprender a jugar a Dwarf Fortress es todo un viaje en el que nos equivocamos, crecemos como jugadores y vamos descubriendo una comunidad muy especial.

En nuestro caso ha sido un poco como el que os escribe se plantea el disfrutar de este tipo de títulos, comenzando un montón de partidas para ir probando diferentes cosas, cometiendo errores fatales que han hecho morir a mis enanos en trágicas circunstancias como la inundación de una vía, la falta de agua por escoger una mala zona, una invasión repentina, no proveer de un lugar seguro para dormir a mis enanos haciendo que uno de ellos pierda la cabeza y otro sinfín de desgracias que he vivido de forma virtual y que me han servido para aprender de la mágica complejidad de Dwarf Fortress, todo ello sumado a guías, vídeos y consejos de la gran comunidad del juego, una de las más sanas, proactivas y respetuosas que nos hemos encontrado en muchísimo tiempo y que ven, como el propio juego, que el final de la partida es solo la conclusión de un nuevo capítulo de aprendizaje antes de vivir otra mágica aventura en Dwarf Fortress.

Dwarf Fortress, el verdadero sandbox

Siendo sinceros, nos queda mucho por descubrir de Dwarf Fortress ya que tras una docena de horas solo hemos rascado la superficie de un título que rezuma personalidad, magia y amor por los videojuegos desde el primer minuto. En un mundo en el que las grandes compañías no dejan de apostar entre sí por clones y fórmulas cada vez más manidas es un auténtico deleite descubrir, tarde hemos de admitir, un juego tan especial como este, tan sencillo en su aspecto como profundo en sus mecánicas, un título capaz de desafiar al jugador, de crear historias que se marcan en la memoria y que ha generado un halo de misticismo alrededor de una comunidad súper receptiva que ayuda a que nos sumerjamos aún más en una experiencia única.

Si sois jugadores de PC y os gustan los juegos de gestión, supervivencia, simulación e incluso el rol, Dwarf Fortress es vuestro juego y deberíais probarlo. No hagáis como el que os escribe que, pese a su curiosidad al leer sobre el título hace ya unos cuantos años, vio lo complicado que le resultaría entender el juego con sus gráficos ASCII y no le dio una oportunidad. En Steam esta barrera no existe y a pesar de que es un juego muy profundo y que puede abrumar, todo el aprendizaje y el esfuerzo realizado este título te lo devuelve multiplicado por 10 en una experiencia que da libertad REAL al jugador.

*Hemos realizado este artículo gracias a un código para Steam proporcionado por Popagenda.