A veces es muy difícil contentar al público. Aunque creamos que las grandes productoras y los directores tienen una fórmula única de cara a dar en el clavo, el negocio del cine es imprevisible, complejo y a veces, un tanto caprichoso. Tanto como el público objetivo al que va dirigida la película con la que se quiere triunfar en taquilla. En los últimos años, la saga Star Wars ha vivido varios altibajos, dejando entrever que sus tiempos como saga acumuladora de récords y números galácticos en términos de recaudación han pasado a mejor vida. Mientras los héroes de Marvel parecen llevar la voz cantante y la creación de George Lucas busca adaptarse al formato serie para el nuevo servicio de Disney, el éxito Disney+, recordamos cómo habría podido ser El ascenso de Skywalker -de la que tenéis nuestra crítica aquí- de haber sido dirigida por Colin Trevorrow.
La salida de Colin Trevorrow sigue siendo un misterio
Colin Trevorrow entró a trabajar en Star Wars tras su meteórico ascenso en Hollywood tras sorprender a propios y extraños con Jurassic World (2015), un film que devolvía la saga de los dinosaurios de Steven Spielberg a primera fila. Sin embargo, tras trabajar durante más de dos años en la película, escribir un guion definitivo y ultimar los detalles de lo que sería el capítulo final de la trilogía de secuelas de Disney, Lucasfilm decidió despedirlo. Las razones nunca fueron del todo claras, pero entre 2015 y 2017, la empresa capitaneada por Kathleen Kennedy experimentó una deriva creativa y una serie de discrepancias internas que casi echan por traste los planes de Disney con Star Wars a corto plazo. En unos meses, observábamos cómo Gareth Edwards era apartado del rodaje para transformar su Rogue One: Una historia de Star Wars en otra cosa, cómo Phil Lord y Chris Miller eran despedidos de Han Solo por ser demasiado irreverentes y cómo Trevorrow se apartaba del noveno episodio de la saga de los Skywalker. Su salida sigue siendo un misterio.
¿Cuáles fueron los motivos oficiales para su marcha? Precisamente aquellos que se han esgrimido con El ascenso de Skywalker y otros films en esta nueva tanda de películas de Star Wars. No era coherente con lo anterior. Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, ya comentó que el despido no fue algo personal, simplemente eran circunstancias colaterales que se fueron agravando con el paso de los meses, y que, curiosamente, su trabajo si fue muy bien valorado por arriesgado y especial en comparación a lo que se había estrenado y visto en la saga hasta la fecha. Un poco como Rian Johnson con Los últimos Jedi. "Colin estuvo en una gran desventaja desde el mismo inicio, pues no había formado parte de El despertar de la Fuerza y no había sido testigo de las conversaciones iniciales que tuvimos en Lucasfilm sobre hacia dónde tenía que ir la historia. Quizás nos dimos cuenta tarde de que tal vez estaba yendo hacia una dirección en la que muchos de nosotros sentíamos que no era la correcta o la que queríamos. Como debíamos cumplir con unas fechas y un calendario, como pasa en el negocio de las películas, tuvimos que tomar una decisión difícil para poder llegar a tiempo al estreno", concluía.
Mark Hamill, que siempre se ha mostrado crítico con Los últimos Jedi y con la dirección que se tomó con Luke Skywalker, confirmó que este cambió le dolió especialmente. Tenía mucha fe en la evolución de su personaje, y los hechos ocurridos en el octavo episodio, le cambiaron por completo. Hamill, que reconoció que había hablado con Colin Trevorrow, confirmó que su idea para el final de la saga de los Skywalker era justo lo que quería. "Tuve conversaciones con Colin Trevorrow para Star Wars 9 y estaba muy emocionado con él porque estábamos en sintonía, en la misma página y con el mismo sentimiento de hacia dónde queríamos ir y cómo queríamos ver a Luke Skywalker de una forma que nunca hemos visto", afirmaba el veterano actor a varios medios cuando recibió su merecida estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. "No quiero saber la verdad sobre el asunto, nunca hay nada positivo en todo esto. A mí me caen bien todas las personas. Me gusta Kathleen Kennedy y Lawrence Kasdan, y todos los involucrados en Lucasfilm. Pero a veces, la ignorancia es la felicidad", concluía un tanto amargo.
Mientras las historias de las tensiones entre Kennedy, Alan Horn, Bob Iger (presidente y actual consejero delegado de Disney, respectivamente) son conocidas, al parecer el libreto del noveno capítulo era más que querido durante estas fases iniciales. Sin embargo, al llevarlo a la práctica con Derek Connolly, que se encargó de adaptarlo a la pantalla, no terminaba de funcionar y todos los borradores fueron descartados uno tras otro. El resto, como suele decirse, es historia. Se despidió al máximo responsable y se contrató a J.J. Abrams y Chris Terrio para que ultimasen la historia de Rey, Poe Dameron y Kylo Ren, algo que ya tratamos en su momento. A raíz de un polémico hilo de Reddit, en el que se filtraron varias secuencias y partes del guion confirmadas por varios profesionales como oficiales, conocemos cómo habría sido este noveno capítulo, del que medios como The Playlist hicieron un destripe generalizado.
Duel of the fates: Un film oscuro, complejo y distinto
Estamos en una sala de cine. Sentimos los nervios de los espectadores que, junto a nosotros, van a ser testigos del final de Star Wars. Aparece el logo de Lucasfilm. Comienzan los créditos iniciales, el famoso roll que nos ayuda a entrar en situación. Vislumbramos un título: Duel of the Fates. Sí, justo como el famoso tema compuesto por John Williams para La amenaza fantasma. "El guante de hierro de la PRIMERA ORDEN se ha expandido hacia los confines más remotos de la galaxia. Solo algunos planetas se mantienen sin ocupar. Los actos de traición se castigan con la muerte. Determinado a sofocar el creciente malestar, el Líder Supremo KYLO REN ha silenciado todas las comunicaciones entre los sistemas vecinos. Dirigidos por la GENERAL LEIA ORGANA, la Resistencia ha planeado una misión secreta para prevenir la aniquilación y forjar un camino a la libertad…"
Como podemos observar, la idea de Trevorrow era clara. Afianzarse en la expansión de la Primera Orden, en el rol de Leia Organa como dirigente de la Resistencia y enfatizar la dualidad entre el Lado Oscuro y el Luminoso sin necesidad de traer a viajas glorias del pasado. Este libreto nos ofrecía varios puntos interesantes, que casaban con algunos planteamientos vistos en El despertar de la Fuerza y Los últimos Jedi, y lo más importante, buscaba tener su propia naturaleza y personalidad, sin necesidad de rendir excesivo tributo a las cintas originales. Como siempre hemos defendido en Vandal Random, Star Wars es una saga que crece generación tras generación, y que va disfrutando de nuevos espectadores y aficionados que disfrutan y maduran con una serie de películas que coinciden en tiempo y espacio con ellos. Hay fans que aman la trilogía de precuelas porque nacieron con ellas, otros siguen en su trilogía original y otros tantos disfrutarán sin prejuicios de las secuelas de Disney por esto mismo.
En Duel of the Fates habríamos conocido una historia muy distinta a la vista en El ascenso de Skywalker. En la idea de Colin Trevorrow, el Emperador Palpatine está muerto, y la Primera Orden empieza a volverse más peligrosa y fanática bajo el tiránico mandato de Kylo Ren, que reconoce que mató a los padres de Rey y que confirma que, pese a quién le pese, no eran absolutamente nadie. Unos simples chatarreros. Pivotando alrededor de la deriva religiosa y sectaria de la Primera Orden, Kylo Ren descubre un Holocron Sith en el Castillo de Vader que lo lleva a investigar sobre el origen del maestro de Palpatine en lo que es, como ya hemos visto antes, un nuevo plan de contingencia del Imperio Galáctico en el hipotético caso de destrucción y guerra de sucesión tras el fallecimiento del Emperador. De esta manera, Ren y los suyos viajaban al sistema Remnicore y el mítico planeta Mortis -que ya apareció en la serie de animación de las Guerras Clon-, conociendo allí, oculto y ajeno a todo, a Tor Valum, el maestro de Palpatine y el cual enseñó las malas artes de los Sith al mítico villano de Star Wars.
Lo curioso de todo este particular viaje de Ren, que recuerda a lo visto en El ascenso de Skywalker, es que el hijo de Han Solo y Leia Organa está constantemente atormentado por visiones y apariciones del fantasma de Luke Skywalker, que intenta dialogar con él y descubrir el fondo que una vez rescató del interior de la conciencia de su padre. Mientras el Líder Supremo va de ruina en ruina buscando viejos objetos y elementos que otorguen de mayor poder a su organización militar, Skywalker intenta disuadirlo con frases como "Es aquí donde te conduce el sendero oscuro: a una fría tumba vacía".
Mientras Ren se entrena con Tor Valum, un ser gigantesco de más de siete mil años de antigüedad, y que es descrito como un ser típico del ideario mitológico de Lovecraft, con tentáculos y otras lindezas, recibe la visita de un espectro de Darth Vader, es testigo de un buen número de visiones de su futuro y se cura de sus heridas en el rostro en base al beskar mandaloriano, parcheándose la cara con el célebre acero galáctico. Una vez ungido por un nuevo poder inmenso, y como parte del plan trazado por Snoke varias décadas antes, Kylo Ren regresa a Coruscant, dónde la cosa se ha empezado a complicar con un ataque de la Resistencia a la antigua capital de la galaxia, que está siendo dirigido por tierra y aire, con un Poe Dameron capitaneando las pocas naves que quedan intentando asaltar los cruceros de la Primera Orden.
De forma paralela al camino de Ben Solo, Rey sigue entrenando y preparándose por su cuenta. Sobre sus hombros recae el peso de miles de generaciones de Jedi, y esto, de una forma u otra, le atormenta. Mientras Leia la tutela y prepara, la Resistencia decide activar una especie de antena de gran capacidad oculta en el antiguo Templo Jedi en Coruscant, intentando llevar un mensaje a todos los lugares de la galaxia: "No estáis solos". La general y los suyos creen así que se encenderá la chispa de la revolución que ponga fin a la Primera Orden de una vez por todas. En un equipo secreto con Rose, Finn y los dos androides, C3PO y R2D2, se lanzan a una misión desesperada en las alcantarillas del planeta urbe, despertando la resistencia, colaborando con espías que se oponen a la ocupación y descubriendo un silo con antiguos artilugios y AT-ST de la época del Imperio Galáctico que usan para formar un ejército y desatar la guerra de guerrillas en los bajos fondos de la ciudad ocupada por los malos de la nueva trilogía. Su misión acaba con un desesperado ataque al antiguo palacio del Emperador Palpatine, lugar en el que se ocultan los mandatarios de la Primera Orden, y en el que el propio general Hux se suicida en una icónica secuencia -con destructores en llamas cayendo entre los rascacielos- cuando ve que la cosa va a terminar de forma trágica para sus intereses totalitarios. Un poco como los nazis en Berlin, si queréis buscar un paralelismo.
El film nos lleva así a su clímax: una batalla de sables láser entre Kylo Ren y Rey, que se revela como una Jedi de fuerza casi absoluta. Al contrario que en El ascenso de Skywalker, aquí no hay redención de Ben Solo, y el villano muere como villano. En la lucha entre ambos, habríamos visto cómo Luke, Yoda, Obi-Wan y otros espíritus de la Fuerza habrían ayudado a equilibrar la energía cósmica que todo lo mueve, y a un Ren extrayendo toda la vida de sus rivales gracias a sus nuevas artes del Lado Oscuro. Realmente, el combate entre ambos habría sido similar al visto en el noveno episodio estrenado en cines, pero en una cámara privada del Emperador Palpatine con paredes similares a la obsidiana y con Rey portando un sable doble, como el de Darth Maul, de color azul, y un atuendo que recuerda al de Luke en El retorno del Jedi. Con la guerra finalizada, la Primera Orden desarticulada y la República recuperándose de un nuevo golpe contra la tiranía, la vida habría vuelto a su cauce. Rey se habría retirado como ya hizo Obi-Wan y otros tantos maestros, y la cinta habría cerrado con un plano idéntico al que se vio en cines: una puesta de soles binarios bajo la compañía y la atenta mirada de BB-8 en un planeta verde, en el que los niños juegan bajo la promesa de una galaxia que intentará vivir en paz más tiempo.
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