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Marvel reinventa la saga 'Alien' en un cómic de gran formato que combina horror clásico, crítica social y monstruos de leyenda

Panini nos presenta una recopilación que recoge el horror de los xenomorfos condensado en cómics dónde el blanco, el negro y la sangre son clave. Cada relato presenta una pesadilla distinta.

Marvel no se anda con medias tintas cuando se trata de los xenomorfos. Alien: Blanco, Negro y Sangre llega en formato grande, estilo Treasury, con apenas unos colores y una apuesta clara: hacer que la violencia y el terror respiren en cada viñeta. Y sí, aunque el título no lo diga, el verde está presente en cada chorro de sangre ácida, recordándonos que los monstruos de Alien no se conforman con la paleta tradicional.

Al contrario que los tomos de Predator, más completistas y profundos, lo primero que llama la atención es que este volumen es una antología accesible. A diferencia de otros cómics de Marvel que exigen un máster en continuidad y memorias enciclopédicas del universo Alien -como el caso de los Omnibus de la Etapa Original-, aquí se puede disfrutar de las historias sin perderte en reinicios de numeración ni crossovers infinitos. Cuatro grandes números recopilados, cada uno con varias historias cortas, ofrecen diferentes miradas al monstruo más elegante y aterrador de la ciencia ficción.

Marvel resucita 'Alien' en un cómic que mezcla terror clásico, crítica social y criaturas míticas

El enfoque visual es mínimo pero efectivo: blanco, negro y rojo para la sangre, con el verde inevitable del ácido xenomorfo. La propuesta, que ya había tomado la Casa de las Ideas con otros grandes personajes de su imaginario como Lobezno, aquí tiene aún más sentido: evoca los posters originales de Alien y juega con el contraste de luces y sombras, creando una atmósfera opresiva donde la amenaza puede surgir de cualquier rincón.

La primera historia, Utopía, firmada por Collin Kelly y Jackson Lanzing con arte de Michael Dowling, es la columna vertebral del tomo. Sigue a la tripulación de la Unión de los Pueblos Progresistas, una especie de facción comunista espacial rescatada de un borrador de Alien 3 de William Gibson y que, en el canon extendido de la saga, tiene cada vez más presencia. La voz narrativa de la androide de la nave, Siostra, mezcla el tono casi revolucionario con la inevitable tragedia que trae la presencia de un xenomorfo, una reina concretamente, a la paz comunista de la estación espacial.

El enfoque visual es mínimo pero efectivo: trazos y colores blanco, negro y rojo para la sangre, con el verde inevitable del ácido xenomorfo

Dowling imprime fuerza a la presencia de la criatura y su prole, y los fogonazos de rojo llenan las páginas de tensión. El relato mantiene la clásica premisa de Alien: humanos atrapados en un espacio cerrado enfrentándose a la bestia, pero añade giros que enganchan -como los saltos temporales- y logra despertar la curiosidad sobre cómo seguirá la historia en los siguientes números. En nuestra opinión es la mejor trama de todas, deliciosamente escrita.

Otros relatos no se quedan atrás. La Caza, de Stephanie Phillips y Marcelo Ferreira, juega con la ironía: un grupo de millonarios aburridos paga por enfrentarse a xenomorfos y descubre que ni el dinero puede salvarlos. Instinto Materno, de Ryan Cady y Devmalya Pramanik, cambia el tono hacia lo íntimo, siguiendo a un niño superviviente protegido por MU‑TH‑UR, la inteligencia artificial de la nave, en una atmósfera opresiva y sombría.

Entre los relatos de números posteriores destacan Bocado, Engranaje de la maquinaria o Lucky, que gira la perspectiva y ofrece una visión inesperada incluso para fans veteranos, aunque no todas las historias son tan contundentes. Sí, el resultado es un tomo irregular pero estimulante. No todos los capítulos alcanzan el mismo impacto, y el verde rompe a veces la estética minimalista, pero hay ideas potentes: la crítica al capitalismo depredador, la violencia biológica enfrentada a ideales revolucionarios, y la reflexión sobre la compasión de la máquina frente a la brutalidad humana.

Marvel acierta con el formato antológico: Alien se presta a relatos cortos y ejercicios de horror existencial, y este volumen cumple con creces para los fanáticos de la saga. Blanco, Negro y Sangre no reinventará la licencia, pero ofrece momentos de tensión, intriga y auténtico terror que harán que cada página sangrienta valga la pena.