Leroy Merlin ha incorporado a su catálogo "Andrea", una caseta–refugio de estética nórdica que se posiciona como espacio auxiliar para jardín o parcela a un precio oficial de 8.899 euros. No es una vivienda al uso,a no ser que se añadas algún tipo de extra o configuración, —no trae baño ni cocina—, sino un módulo diáfano con un pequeño porche frontal pensado para trabajar, crear o desconectar: el típico estudio de pintura con luz natural, un despacho silencioso para teletrabajo, un taller de aficiones o un cuarto de aperos "premium" donde resguardarse de la lluvia y organizar herramientas con comodidad.
Precisamente ahí reside su atractivo: ofrece un volumen único, limpio y luminoso, que evita las colas, los sobrecostes y la burocracia de reformas mayores, pero que añade metros útiles donde más falta hacen, en el exterior.
Estructura y configuración
La estructura llega en kit de montaje e incluye opción de implantación invertida para adaptar puertas y ventanas al soleamiento o a la geometría de la parcela, una flexibilidad que facilita aprovechar sombras, vistas y circulaciones sin tener que encargar un proyecto a medida. El cuerpo principal está fabricado en abeto nórdico sin tratar, con paredes de 44 mm de grosor y un suelo de 19 mm que aporta rigidez y sensación de pisada sólida, mientras que un voladizo frontal de unos 80 cm cumple doble función: protege el acceso de la lluvia y genera un porche mínimo que amplía el uso en días templados.
El lenguaje es el de las casitas alpinas contemporáneas: líneas rectas, carpinterías generosas y un interior pensado para amueblar sin condicionantes.
Adaptable y porche útil
En los cerramientos se ha apostado por grandes puertas correderas de suelo a techo con perfilería de aluminio y vidrio templado de 4 mm, una solución que inunda de luz el interior y permite ventilación cruzada cuando se combinan con el ventanal lateral, dotado de acristalamiento aislante para mejorar el confort. Esa fachada acristalada, más propia de un estudio que de un trastero, es la que convierte a "Andrea" en un espacio creativo de verdad: se puede colocar un banco de trabajo junto a la luz natural, añadir una mesa amplia sin "robar" paso y mantener la sensación de amplitud incluso cuando el módulo se llena de estanterías o herramientas.
Para climas fríos o muy cálidos, tiene sentido prever un sencillo paquete de mejora con lastrado inferior, membranas, aislamiento bajo cubierta y un equipo eléctrico básico, operaciones que cualquier instalador puede resolver durante el montaje.
La compra puede realizarse online o en tienda física y, según comunica la cadena, la entrega a domicilio se realiza en torno a siete días sin gastos de envío, siempre que haya stock y acceso para descarga. El cliente puede acometer el montaje por su cuenta con el manual incluido —una tarea factible con dos personas, herramienta común y algo de tiempo— o contratar el servicio profesional de la propia tienda si prefiere delegar nivelación, anclajes y ajuste de carpinterías.
En ambos casos, conviene planificar el apoyo: una solera o rastreles nivelados prolongarán la vida útil del suelo, reducirán humedades por capilaridad y harán más sencillo mantener el interior limpio. Como ocurre con cualquier anexo en parcela, es importante recordar que la instalación de casetas puede estar sujeta a comunicación previa, licencia o límites de ocupación y altura según el planeamiento municipal y la normativa autonómica.
Si se quisiera "subir de nivel" e incorporar baño o cocina, habría que contemplar acometidas de agua y saneamiento, ventilación, posibles proyectos técnicos y, por supuesto, los permisos correspondientes; en ese escenario el módulo deja de ser "refugio" para convertirse en un espacio habitable con otras exigencias. En su configuración de origen, sin instalaciones húmedas, "Andrea" encaja mejor como habitación exterior luminosa y ordenada, un complemento que suma funcionalidad a la vivienda principal sin sobredimensionar la obra ni el presupuesto.