La ciencia vuelve a dar un paso al frente en la búsqueda del origen de la vida. Un análisis reciente de las muestras traídas por la misión OSIRIS-REx desde el asteroide Bennu ha revelado la presencia de triptófano, un aminoácido esencial para la formación de proteínas y conocido por su papel en la serotonina.
Este hallazgo no solo amplía el catálogo de compuestos orgánicos detectados en material extraterrestre, sino que coloca a Bennu en un lugar central dentro de la investigación sobre cómo surgieron los ladrillos químicos de la vida.
La NASA confirma un hallazgo que podría reescribir la biogénesis: un aminoácido esencial en Bennu
El retorno controlado de 121,6 gramos de polvo y roca en 2023 permitió examinar sin alteraciones un cuerpo formado hace 4500 millones de años, mucho antes de la aparición de océanos o atmósferas. "Son piezas de un rompecabezas aún no ensambladas", señala Ángel Mojarro, autor principal del estudio publicado en PNAS, al referirse a la diversidad química encontrada.
Los análisis revelaron amoníaco, minerales asociados a condritas carbonáceas y una mezcla de compuestos orgánicos solubles e insolubles, lo que indica ciclos acuosos complejos y variaciones locales de temperatura y presión en el asteroide progenitor. Hasta ahora, Bennu ya había entregado 14 aminoácidos presentes en la vida terrestre y las cinco nucleobases del ADN y ARN; el triptófano eleva esa cifra a 15, reforzando la idea de que los asteroides podrían haber sembrado la Tierra primitiva con moléculas esenciales. George Cody, del Instituto Carnegie, confirma: "Estas moléculas se derivan legítimamente del asteroide Bennu".
El hallazgo refuerza la hipótesis de que la vida no necesitó esperar a un laboratorio terrestre. Señales similares se detectan en entornos estelares como la región IC348 del complejo molecular de Perseo, donde la investigadora Susana Iglesias-Groth identificó emisiones de triptófano. Este patrón sugiere que los aminoácidos esenciales son más comunes en el universo de lo que se creía y que los escenarios prebióticos pudieron surgir de manera natural en múltiples entornos.
Además, las muestras mostraron mezclas racémicas, con versiones "zurdas" y "diestras" de aminoácidos, confirmando que la asimetría biológica terrestre surgió más tarde. Cada grano de Bennu transporta información sobre flujos líquidos, reacciones químicas y procesos térmicos que ocurrieron mucho antes de la vida.
El descubrimiento del triptófano no responde a cómo surgió la vida, pero ofrece un mensaje contundente: el cosmos ya había producido los ingredientes necesarios mucho antes de que la Tierra los necesitara, transformando nuestra comprensión del origen de nuestra propia existencia.