Tras coronarse en los Óscar con Oppenheimer, Christopher Nolan vuelve al ruedo con un proyecto igual de ambicioso pero radicalmente distinto en tono y ambientación: una adaptación cinematográfica de La Odisea de Homero.
El director británico, célebre por obras tan monumentales como Interstellar o El Caballero Oscuro, ha reunido a un elenco que roza lo mitológico, liderado por Matt Damon como Odiseo, y secundado por nombres como Zendaya, Tom Holland, Charlize Theron, Elliot Page, Robert Pattinson y John Leguizamo. En medio de una industria marcada por franquicias repetitivas, Nolan parece dispuesto a desafiar las convenciones del blockbuster moderno.
Cine de autor pero con un gran presupuesto
Lejos de una producción maniatada por las decisiones de los estudios, La Odisea avanza con un enfoque que recuerda más a una cinta de autor que a una superproducción. Así lo ha descrito el propio John Leguizamo en una reciente entrevista para MSNBC recogida por Variety: “No está haciendo lo que dice el estudio. Tiene un presupuesto loquísimo, sí, pero lo maneja como una película indie”. Esta aproximación, insólita para un proyecto de semejante escala, refuerza el estilo que ha convertido a Nolan en una rara avis: un cineasta de ideas complejas y estética sofisticada que sigue atrayendo al gran público.
Nolan tiene libertad creativa
La libertad que Universal le ha concedido a Nolan no es un capricho: está cimentada en resultados. Con Oppenheimer, un drama histórico de tres horas sobre física cuántica y dilemas morales, logró casi mil millones en taquilla. No es casual que ahora, al abordar un poema épico de más de dos mil años de antigüedad, la productora haya apostado de nuevo por darle rienda suelta a su visión. Como declaró el propio director en 2024: “Me atrae trabajar a gran escala porque sé lo frágil que es la oportunidad para ponerse al mando de estos recursos”.
Esa conciencia sobre el privilegio de trabajar con presupuestos colosales no ha convertido a Nolan en un realizador complaciente. Al contrario, su intención —según él mismo— es sacar el máximo partido creativo y narrativo a cada dólar invertido. “Hay muchos directores en el mundo que darían un ojo de la cara por contar con los mismos recursos que yo”, afirmó. “Y creo que tengo la responsabilidad de emplearlos de la forma más productiva e interesante”. En ese sentido, La Odisea parece perfilarse como una epopeya visual al servicio de una narrativa más introspectiva, fiel al espíritu original del viaje de Ulises.
Con estreno previsto para el 17 de julio de 2026, La Odisea promete ser no solo una reinterpretación moderna del clásico de Homero, sino también un nuevo experimento cinematográfico en manos de un autor que, más que obedecer las reglas de Hollywood, prefiere reinventarlas.
