Brad Pitt sigue siendo uno de los grandes nombres de Hollywood. El actor, estrella de Troya y pilar de la industria cinematográfica más comercial, está de enhorabuena. Pitt está arrasando con F1: La película y hace unas semanas confirmó en un podcast cómo ha conseguido mejorar como persona al acotar y controlar sus adicciones.
Lo ha hecho en el podcast Armchair Expert, conducido por Dax Shepard y Monica Padman, en el marco de la promoción de la citada F1: La película. El programa, célebre por explorar las zonas más frágiles de la experiencia humana, ofreció una conversación íntima y reveladora donde se habló de cine, adicciones, referentes masculinos y el peso de la fama.
Brad Pitt rememora su compleja adicción a la marihuana: "Lo primero que hacía al despertar era dar una calada"
La complicidad entre Shepard y Pitt es evidente desde el principio, especialmente cuando ambos rememoran los años en los que coincidieron en Alcohólicos Anónimos. Shepard, abierto sobre su lucha contra las adicciones, recuerda el momento en que Pitt entró por la puerta de una reunión, describiéndolo como abrumador: "Cuando entras en una sala, nadie puede dejar de pensar en ti. ¿Cómo puedes ser honesto en ese contexto?". Pitt responde con franqueza: "Nunca lo pensé así. En ese momento estaba destrozado. Era mi punto más bajo".
El actor define aquel periodo como su "era de descubrimiento", marcada por su divorcio con Angelina Jolie y una fuerte necesidad de reinicio personal. Confiesa que antes de asistir a AA se aseguró, a través de un amigo, de que era un entorno seguro. "Soy testarudo, pero cuando me equivoco, sé asumirlo", admite. "Fue una época especialmente difícil. Necesitaba reiniciarme, espabilar de una vez en algunas áreas. Hacerlo era importante para mí", prosigue el artista.
La conversación se vuelve más reflexiva cuando Shepard le pregunta por su visión de la masculinidad. Pitt cita a su padre y a figuras como Clint Eastwood como sus primeros referentes, asociados a la autosuficiencia: "Con mi padre era simple: te levantas y lo haces". Ambos coinciden en que la competencia, entendida como capacidad, tiene algo seductor.
En su juventud, Pitt estudió periodismo, aunque no terminó la carrera. Ya entonces sabía que quería ser actor. Vivió en Los Ángeles año y medio como extra, y guarda anécdotas algo vergonzosas de aquella etapa, como cuando arruinó una toma improvisando una frase sin permiso. Y la lió en la filmación. "Lo sé. Fue la época menos saludable de mi vida. Tenía que revisarme. Me levantaba por las mañanas y lo primero que hacía era dar una calada de marihuana, cuatro Coca-Colas con hielo, nada de comida…", concluye.
Sobre Seven, una de sus películas más aclamadas, recuerda que al principio el guion no le impresionó, hasta que leyó el final. Fincher, en aquel momento sin prestigio, le convenció por su manera única de hablar de cine. "Seven reafirmó lo que me gustaba de esta profesión", concluye Pitt, revelando una faceta vulnerable, honesta y llena de redención. El resto fue historia.