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Hay más de una razón por la que entre España y Marruecos no hay un puente a pesar de estar a solo 14 kilómetros

El Canal de la Mancha que une Francia y Reino Unido tiene un túnel de 50 kilómetros.

La idea de construir un puente o túnel que vincule a España y Marruecos ha sido un asunto de discusión desde hace décadas, motivado por la proximidad geográfica entre ambas naciones. No obstante, este proyecto se topa con retos mucho más grandes de lo que podría parecer a primera impresión. Aunque existen casos exitosos de megaedificaciones, tales como el Túnel del Canal de la Mancha o el puente Öresund entre Dinamarca y Suecia, que han conseguido unir zonas separadas por cuerpos de agua, la geografía y las condiciones del Estrecho de Gibraltar hacen que este tipo de infraestructura sea prácticamente inviable.

El Estrecho de Gibraltar está localizado en el cruce de dos placas tectónicas: la euroasiática y la africana.

Una de las mayores dificultades a las que se enfrenta la edificación de un túnel o puente en el Estrecho de Gibraltar es su elevada profundidad. Aunque proyectos como el Túnel del Canal de la Mancha se lograron con profundidades mucho más controlables, en el Estrecho de Gibraltar nos referimos a profundidades que varían entre 300 y 900 metros. Esta considerable diferencia dificulta tanto la colocación de los soportes estructurales requeridos como la edificación de un túnel submarino en dichas profundidades.

Corrientes oceánicas y actividad sísmica

Además de la profundidad, las corrientes oceánicas en la región del Estrecho de Gibraltar suponen un reto considerable. Estas corrientes surgen de la fusión de las aguas del Atlántico y el Mediterráneo, cuyas variaciones en la temperatura provocan movimientos submarinos intensos. Estas circunstancias no solo dificultarían la edificación, sino que también representarían un desafío permanente para la conservación de cualquier estructura que se pudiera edificar.

Otro elemento crucial a tener en cuenta es la actividad sísmica en la zona. El Estrecho de Gibraltar está localizado en el cruce de dos placas tectónicas: la euroasiática y la africana. Esta localización lo transforma en un área de significativa actividad sísmica, lo que aumenta la posibilidad de que cualquier gran edificación en la región sea seriamente impactada por sismos o desplazamientos de tierra. Las fuerzas tectónicas representan un enorme adversario natural para cualquier proyecto de infraestructura que se desee construir en este sitio.

Pese a que el concepto de unir España y Marruecos mediante un puente o túnel ha sido considerado desde la década de los 80, los desafíos geológicos, marinos y sísmicos superan ampliamente los impedimentos políticos o económicos. Pese a los progresos en ingeniería, las circunstancias del Estrecho de Gibraltar convierten cualquier gran edificación en esta zona en un proyecto sumamente costoso y riesgoso, motivo por el cual hasta el momento todos los esfuerzos han quedado en papel.

Mejor un túnel

Este mismo año se confirmó que el Gobierno de España tiene fijada la finalización de un túnel que una España con Marruecos en 2030, coincidiendo con el Mundial de Fútbol. Pese a las posibles ventajas, la edificación de este túnel se topa con significativos retos técnicos y económicos. La profundidad del Estrecho y las circunstancias marítimas desfavorables han provocado una reevaluación de las rutas inicialmente sugeridas, eligiendo un camino más extenso pero técnicamente más viable, que se asemejaría al modelo del túnel del Canal de la Mancha. Además, el financiamiento del proyecto es un elemento esencial que no solo implica a España y Marruecos, sino también a la Unión Europea, cuyo apoyo ha sido esencial para preservar el interés.