El café es una de las bebidas más buscadas y consumidas en España, y en muchos otros países en todo el mundo. En nuestro territorio, se pueden encontrar tres variantes en supermercados; normal, mezcla y torrefacto. El natural, que vendría a ser el primer tipo mencionado, es el favorito de muchos consumidores, pero el torrefacto tiene también un amplio público a sus espaldas, haciendo que acabe siendo un producto muy solicitado en los supermercados. Sin embargo, esta clase de variante descubierta por el extremeño José Gómez Tejedor allá en el siglo XIX puede ser en realidad perjudicial para la salud y no se recomienda un alto consumo debido a la cantidad azúcar que puede portar a causa de su elaboración.
El torrefacto es el café menos recomendable y su consumo elevado puede acarrear graves problemas de salud
El café torrefacto, prohibido en varios países de Europa debido a su composición y común en territorios como Argentina, Uruguay y Paraguay, se elabora al añadir azúcar en los granos durante el proceso de tueste. Dicho azúcar se carameliza y hace que el café pueda conservarse mejor, haciendo que el producto sea más intenso de sabor y obtenga un color un tanto más oscuro.
En líneas generales, el torrefacto suele ser más barato que el café natural, siendo esta una de las razones por las que es más buscado y solicitado, pero el azúcar añadido hace que sea realmente un problema para la salud. Al añadir esa sacarosa, se provoca por ende que el café en cuestión tenga más acrilamida, un elemento cancerígeno, lo que deriva en que su consumo elevado pueda suponer un verdadero riesgo para el público.
Como con cualquier cosa, el riesgo depende del nivel de consumo que tengamos, pero en este caso siempre es mejor ir directamente al café natural e incluso evitar el mezclado si es posible, puesto que aunque tenga un porcentaje equilibrado o menor de torrefacto guarda en su haber una cantidad de azúcar poco recomendable. En general, también hay que vigilar el consumo de café, porque el abuso de la cafeína puede acarrear problemas serios de insomnio, malestar general y hasta migraña y taquicardias en los casos más extremos.