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Los grillos cantan más en verano por una razón y te pueden servir para calcular la temperatura ambiente

El canto de los grillos es una de las cosas más habituales de la naturaleza en la época estival y gracias a la ley de Dolbear las personas podemos utilizar estos sonidos para medir la temperatura.

Los grillos son uno de los insectos más habituales que encontramos en la naturaleza al llegar el verano y el calor. Las temperaturas elevadas hacen proliferar a estos insectos en jardines y campos y así, en la época estival, resulta de lo más corriente empezar a oír sus cantos continuos tanto durante el día como por las noches. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué cantan tanto en verano? Hay un motivo para ello y, curiosamente, puedes aprovecharte de sus sonidos para calcular la temperatura del día.

¿A qué se debe que los grillos canten tanto en verano?

Los grillos son unos insectos que cuentan con un órgano estridulador. Este órgano, compuesto por diferentes zonas rugosas distribuidas uniformemente en su cuerpo, es el causante del clásico sonido que emiten los grillos cuando decimos que están "cantando". Ese típico 'cri-cri' tan característico.

Aunque debes saber que realmente el sonido de los grillos no lo produce el órgano estridulador en específico, sino el frote de sus alas contra este. Dicho sonido, generado cuando el grillo levanta el antebrazo izquierdo en un ángulo de 45 grados y procede a frotar la parte posterior de su zona trasera derecha, puede variar de una especie de grillo a otra y, por supuesto, también cambia en intensidad.

Solamente los grillos machos "cantan". En la mayoría de casos, este canto forma parte de su ritual de apareamiento.

La intensidad o ritmo del canto de los grillos, según estudios, se ha demostrado que varía en función de varios factores, siendo uno de los más importantes la temperatura ambiente. Dado que los grillos son insectos de "sangre fría", no son capaces de regular su temperatura corporal y por ende sus comportamientos dependen de la temperatura que los rodea.

Así pues, como parte de las reacciones de su metabolismo, los grillos machos cantan más velozmente cuando las temperaturas exteriores son mayores, y menos justo al revés, cuando hace frío. Entre los 15 ºC y los 36 ºC es cuando se produce la mayor actividad de los grillos y cuando más podemos oírlos, y dado que el verano es la época perfecta del año para estas temperaturas, es en esa estación que alcanzan mayor notoriedad para nosotros.

¿Cómo calcular la temperatura ambiente con los cantos de los grillos?

Amos Dolbear, físico e inventor estadounidense del siglo XIX, estudió detalladamente a los grillos y formuló en 1897 la conocida ley de Dolbear, la cual relaciona la temperatura del aire con el índice de chirridos de algunos grillos (unos años antes, la científica Margarette Brooks ya había predicho esta curiosa relación entre insectos y temperatura).

Tal vez hasta el día de hoy no habías oído hablar de esta ley, pero es justo como suena, es decir, los humanos podemos utilizar a los grillos como una especie de termómetro natural. Para ello, la ley de Dolbear cuenta con una sencilla ecuación matemática que solo requiere hacer una resta y una división después de escuchar el número de cantos de un grillo por minuto. La fórmula se expresa de la siguiente manera:

  • (Cpm / 5) - 9 = T

¿Cómo funciona exactamente esta fórmula? Es fácil. "Cpm" define el número de cantos de un grillo por minuto. La "T", por su parte, es la temperatura del entorno en ese momento. Por consiguiente, lo único que habría que hacer es apuntar cuántas veces canta un grillo a lo largo de un minuto, dividir este número por 5 y, finalmente, restar a la cantidad 9. El número resultante será la temperatura aproximada que hay en el ambiente.

Recuerda que los grillos solo cantan a partir de los 15º C y dejan de hacerlo si la temperatura es de 40º C.

Un consejo si vas a aplicar la ley por ti mismo, es que cuentes el número de cantos del grillo en solo 10 segundos y luego multipliques este número por 6, ya que la frecuencia de canto es periódica. Contar durante un minuto los cantos puede ser más complicado ya que es probable que te pierdas notas por el camino.

Lamentablemente, existe un pequeño problema, puesto que Dolbear nunca especificó en su ley cuál es la especie de grillo con la que se deben realizar estos cálculos. Estudios posteriores han indicado que probablemente se trate del grillo del árbol de la nieve, aunque no es seguro. En cualquier caso, los científicos creen que el canto de un grillo de campo común es igualmente válido para obtener una temperatura aproximada con dicha ecuación.

A fin de cuentas, la fórmula sirve como una aproximación, y no como un medidor exacto y preciso. No hay que olvidar que la frecuencia de canto de los grillos puede verse alternada por numerosos factores como por ejemplo su metabolismo, su edad o su éxito en el apareamiento.