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La verdadera historia del Monopoly, un juego anticapitalista creado por una feminista

La productora de Margot Robbie va a hacer una película sobre Monopoly y probablemente Elizabeth Magie sea la culpable.

El juego de Monopoly, que recibirá una adaptación al cine de manos de la productora de Margot Robbie, conocido mundialmente como un emblema de estrategia, negocios y, paradójicamente, la acumulación de capital, comenzó su vida bajo una premisa completamente diferente. Originalmente concebido como "The Landlord's Game" por Elizabeth Magie Phillips en 1903, este juego fue ideado como una herramienta educativa destinada a ilustrar las teorías económicas de Henry George, conocido por una ideología económica que sostiene que cada uno posee lo que crea, pero que todo lo que se encuentra en la naturaleza, y como más importante el suelo o la tierra, pertenece igualmente a toda la humanidad. Magie, una escritora, inventora y feminista progresista, creó el juego para demostrar cómo las rentas enriquecen a los propietarios y empobrecen a los inquilinos, una crítica mordaz al capitalismo desenfrenado y sus desigualdades inherentes.

El diseño original de Magie permitía a los jugadores experimentar dos tipos de reglas: anti-monopolista, donde todos se beneficiaban cuando la riqueza se creaba, y monopolista, en el cual el objetivo era crear monopolios y aplastar a los oponentes, ilustrando claramente cómo estas políticas podían resultar en la miseria para muchos y el enriquecimiento de unos pocos. Su juego fue patentado en 1904, pero a pesar de sus esfuerzos por promover ideas georgistas a través de esta plataforma lúdica, no logró un impacto comercial significativo inicialmente. Magie esperaba que su invento educara al público sobre las injusticias del capitalismo predatorio y promoviera la adopción del Impuesto Único de George.

Un juego de mesa divulgativo

Durante las siguientes décadas, "The Landlord's Game" ganó cierta popularidad entre académicos y en círculos progresistas, incluyendo a un grupo de economistas en la Universidad de Harvard, así como entre los cuáqueros. Era más que un juego; se trataba de un vehículo para el activismo social que desafiaba el status quo económico. Se jugaba en varias versiones personalizadas que circulaban en el noreste de Estados Unidos, y aunque cada versión tenía sus propias reglas adicionales, todas mantenían el núcleo ideológico de Magie.

La ironía del destino quiso que Charles Darrow, un hombre desempleado durante la Gran Depresión, conociera a una de estas versiones. Darrow se fascinó tanto con el juego que decidió comercializar su propia versión. Sin reconocer, o posiblemente sin preocuparse por los fundamentos anticapitalistas del juego original, modificó el concepto y lo vendió a Parker Brothers en 1935 bajo el nombre de Monopoly. Esta versión transformó el enfoque educativo del juego en una celebración del capitalismo y la acumulación de riqueza, exactamente contrario a las intenciones de su creadora.

De anticapitalista a convertirse en un monopolio

La compañía Parker Brothers, viendo el potencial de Monopoly para generar ganancias sustanciales, compró los derechos de autor del juego a Darrow y luego, para asegurar un monopolio sobre el concepto del juego de propiedades, adquirió los derechos del juego original de Magie por una suma de unos 500 dólares. una minucia en comparación al potencial de ventas del juego. A pesar de esta compra, Monopoly se promovió y vendió únicamente como la creación de Darrow, borrando a la autora original hasta investigaciones más recientes que comenzaron a revelar la verdadera génesis del juego.

A lo largo de los años, Monopoly se convirtió en un icono cultural global, vendiéndose en más de 100 países y traduciéndose a más de treinta idiomas. Sin embargo, el juego también ha sido criticado por promover exactamente los principios que Magie buscaba criticar: la avaricia, las desigualdades y la explotación capitalista. Se convirtió en un instrumento de ironía, donde el intento de una mujer de destacar y desafiar las fallas del capitalismo se transformó en un vehículo para su celebración.