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Un estudio señala cuáles son los mejores lugares para refugiarse en caso de guerra nuclear

Los sitios más seguros suelen caracterizarse por su aislamiento geográfico, baja densidad de población, y la ausencia de objetivos militares.

La guerra nuclear, más allá de su impacto inmediato y devastador, presenta consecuencias que se extienden mucho más allá de las zonas de explosión, afectando tanto al medio ambiente como a la salud humana a largo plazo, tal y como muestra la saga de videojuegos Fallout. La detonación de armas nucleares genera una serie de efectos colaterales, desde la creación de cráteres y la liberación de material radioactivo hasta la formación de un pulso electromagnético (EMP) capaz de dañar sistemas electrónicos a gran escala. La radiactividad resultante puede crear "puntos calientes" de intensa radioactividad, afectando a áreas situadas a miles de millas de distancia del sitio de la detonación. La distribución de este material radioactivo depende en gran medida de las condiciones atmosféricas, pudiendo extenderse la contaminación letal por cientos de millas​​.

En el caso de un estallido nuclear en la atmósfera, el EMP resultante puede abarcar vastas áreas, perturbando no solo la infraestructura electrónica en tierra sino también afectando a satélites y sistemas de comunicación. Estos efectos se han observado en pruebas pasadas, demostrando el potencial de un EMP para alterar significativamente los sistemas electrónicos modernos, incluso aquellos diseñados para ser resistentes a tales pulsos​​.

Lo cierto es que en el contexto actual de crecientes tensiones globales, marcadas por la retórica bélica de Rusia, conflictos en Oriente Medio y el ascenso geopolítico de China, la posibilidad de un conflicto nuclear global se siente cada vez más palpable. La historia reciente nos muestra que, ante tales amenazas, la preparación y la identificación de refugios seguros se convierten en prioridades críticas. Un reportaje del Daily Mirror arroja luz sobre cuatro enclaves que podrían ofrecer seguridad en el caso de una hecatombe nuclear, ubicaciones que van desde complejos subterráneos en el Reino Unido hasta fortalezas montañosas en Estados Unidos.

Wood Norton, en Worcestershire, Reino Unido, emerge como un santuario antinuclear. A primera vista, puede parecer una mera reliquia victoriana, pero esconde una vasta red de túneles subterráneos, concebidos originalmente como refugio para la BBC durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy día, además de funcionar como centro de formación para el personal técnico, este búnker está equipado para continuar las emisiones de la BBC en situaciones de crisis, subrayando su papel estratégico en la infraestructura de comunicación nacional en tiempos de emergencia.

Por otro lado, el Raven Rock Mountain Complex en Pennsylvania, EE. UU., se presenta como una fortaleza de resiliencia, con su historia arraigada en la Guerra Fría. Con capacidad para alojar a 1.400 personas, este complejo no solo cuenta con espacios de oficina extensos, sino que está diseñado para resistir ataques nucleares gracias a sus imponentes puertas blindadas y túneles de gran profundidad, lo que lo convierte en un punto central para la gestión de emergencias a gran escala.

Peters Mountain, en Virginia, EE. UU., ofrece otra capa de seguridad como estación de comunicaciones de AT&T, pero con un papel dual significativo en los esfuerzos de continuidad del gobierno estadounidense. En caso de un ataque a Washington, este sitio serviría como un centro de reubicación clave para las agencias de inteligencia, destacando su importancia en la infraestructura de seguridad nacional y la planificación de emergencias.

Finalmente, el Cheyenne Mountain Complex en Colorado, EE. UU., se distingue como una instalación defensiva de importancia crítica. Hogar del NORAD y construido como respuesta a las tensiones de la Guerra Fría, este búnker es capaz de sustentar a 1.000 personas durante meses, con sus reservas de agua y combustible, y un lago subterráneo. La inversión anual de 250 millones de dólares en su mantenimiento refleja la prioridad que representa para la seguridad nacional estadounidense.

Países más seguros

Encontrar lugares seguros geográficamente en caso de una guerra nuclear también puede ser esencial para quienes buscan estrategias de supervivencia ante tal eventualidad. Los sitios más seguros en tales circunstancias suelen caracterizarse por su aislamiento geográfico, baja densidad de población, y la ausencia de objetivos militares estratégicos. Aunque la especificidad de "lugares seguros" puede variar según diferentes fuentes y análisis, algunos países y regiones se destacan consistentemente en las discusiones sobre este tema.

Por ejemplo, Islandia es frecuentemente mencionada debido a su aislamiento en el Océano Atlántico Norte, su falta de objetivos militares de alto valor y su capacidad para ser autosuficiente en términos de energía geotérmica e hidroeléctrica. Otras regiones que podrían considerarse relativamente seguras incluyen áreas remotas y poco pobladas de países como Australia y Nueva Zelanda, que, debido a su ubicación geográfica, podrían estar menos expuestas a los efectos directos de un conflicto nuclear.

Es importante tener en cuenta que la noción de seguridad en el contexto de una guerra nuclear también depende de factores como la dirección del viento (que afecta la dispersión de la radiación), la capacidad de una región para sustentar la vida sin importaciones y la estabilidad política y social. En cualquier caso, la preparación para tales escenarios incluye medidas de protección contra la radiación, el almacenamiento de alimentos y agua, y planes de evacuación y comunicación.