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La ciudad romana más importante del norte de España que mantuvo oculta una biblioteca de piedra

En el corazón del antiguo territorio vascón, la historia de esta ciudad cobra vida a través de sus numerosas inscripciones.

Cuando se habla del Imperio Romano, es común pensar en monumentos emblemáticos como el Coliseo, pero en España, se encuentran vestigios significativos de su presencia, como en la que fue la primera ciudad de Hispania, que aún puede visitarse y donde nacieron dos de los más grandes emperadores: Trajano y Adriano. También hay otros vestigios igual de importantes como Santa Criz de Eslava.

Este sitio histórico, ubicado en Navarra, a 40 minutos de Pamplona, junto al municipio de Eslava, con 124 habitantes, es reconocido como una de las ciudades romanas más monumentales de la región. Fue un enclave estratégico cerca del río Indusi, jugando un papel crucial en la conectividad regional durante el apogeo romano. Con una población diversa en términos culturales y étnicos, la ciudad se destaca por sus hallazgos votivos y funerarios, reflejando una rica historia cultural y social.

Emperador Augusto

El foro imperial de Santa Criz de Eslava, una plaza central que posiblemente albergaba una basílica y un edificio administrativo, es un testimonio de la influencia romana en la región. La llegada al poder del emperador Augusto marcó un punto de inflexión para la ciudad, que se trasladó hacia el sur y adquirió un carácter más romano. Este cambio se evidencia en las construcciones arquitectónicas y urbanísticas, como el propio foro, que daba cabida a estructuras significativas y posiblemente a tabernas romanas. Los restos de estas construcciones proporcionan pistas sobre las familias más poderosas de la época, como los Valerii, Cornelii y Calpurnii.

La necrópolis

La necrópolis de Santa Criz de Eslava es un elemento clave para entender la historia de la ciudad. De hecho es donde se encuentra la biblioteca de piedra, plagada de inscripciones y estelas que revelan los nombres de las familias predominantes en la ciudad romana. En estos textos tallados para la posteridad se menciona la existencia de un dispensador público, un funcionario imperial encargado de la gestión de recursos locales, lo que indica la importancia de Santa Criz de Eslava en aquel tiempo.

Este funcionario se dedicaba a gestionar la explotación de las minas, los puertos y el grano. También en la misma zona hay dos miliarios, una columna cilíndrica que se colocaba al borde de las calzadas romanas para indicar la distancia cada mil passus (milla romana). Además, también indican varias reparaciones de esa misma calzada, apuntados a modo de reporte, y las personas que los promovieron, Probo, Maximo y Maximino. Ciudadanos implicados.

Los restos hallados en esta área, que incluyen incineraciones, rituales, mausoleos y objetos de la vida cotidiana, ofrecen una valiosa información sobre las prácticas funerarias y la vida diaria en la época romana.

Integración cultural y lingüística

Santa Criz de Eslava no solo es un testimonio de la arquitectura romana, sino también de la integración cultural y lingüística durante el periodo romano. Los habitantes de esta ciudad, que originalmente eran de origen vascónico y celtíbero, adoptaron gradualmente el estilo de vida y el idioma romanos. Esta mezcla de culturas se refleja en las inscripciones y en el uso del latín con un acento local.

El declive

A pesar de su rica historia y significado cultural, Santa Criz de Eslava experimentó un declive, con el derrumbe de su foro y la crisis económica que atravesaba el imperio. El abandono de la ciudad resultó en su olvido hasta su redescubrimiento en el siglo XX. Las excavaciones, dirigidas desde 2017 por Javier Andreu, han revelado numerosos hallazgos y continúan ofreciendo nuevas perspectivas sobre el pasado monumental de la ciudad. A pesar del creciente interés turístico, la necesidad de mayor inversión y voluntad política para la conservación de este patrimonio es evidente, destacando su potencial como foco de atracción en la región.