Desde su inauguración en 1963, el Tren del Hierro de Mauritania ha sido una maravilla de la ingeniería y un testimonio de la resistencia humana. Conectando las minas de hierro de Zouerat con el puerto de Nouadhibou, situado en la costa Atlántica, este vehículo recorre unos impresionantes 704 kilómetros a través del inhóspito Sahara.
Es famoso por su inmensa longitud, extendiéndose hasta 3 kilómetros con más de 200 vagones, y por transportar toneladas de mineral de hierro, esencial para la economía de Mauritania. En concreto, cada vagón carga hasta 84 toneladas de este mineral. No obstante, su historia también está marcada por desafíos geopolíticos, como el cierre temporal del túnel de Choum cuando el territorio fue tomado por el movimiento de liberación nacional saharaui.
Tensiones geopolíticas
Este es el motivo por el que se ha tenido que hacer una desviación del recorrido clásico del tren, en concreto de cinco kilómetros que evitan cruzar la parte del Sáhara Occidental controlada por el Polisario. El tren ha tenido que buscar una solución para continuar su viaje ya que es uno de los pilares del PIB de Mauritania, done la bahía de Nouadhibou llegó a convertirse en el cementerio de barcos más grande del planeta.
El viaje en el Tren del Desierto no está exento de riesgos. Además de las duras condiciones climáticas, los viajeros deben estar preparados para enfrentar tormentas de arena y la posibilidad de accidentes debido a la naturaleza rudimentaria del viaje en los vagones de carga. La falta de horarios fijos y las largas horas de viaje añaden incertidumbre a la experiencia de entre 11 y 15 horas. Sale cuando está lleno y está de vuelta tras descargar completamente su carga de hierro.
Viajar en este tren es una odisea que desafía los límites del confort y la seguridad. Pasajeros valientes, a menudo optando por viajar en los vagones de carga en lugar de en el abarrotado vagón de pasajeros, se enfrentan a un ambiente implacable. Las temperaturas pueden superar los 40°C, y el constante azote del viento del desierto lleva consigo arena y polvo, creando condiciones extremas. Sin embargo, para muchos mauritanos, este viaje es una necesidad, ya que ofrece un medio vital de conexión con ciudades y comunidades remotas.
El Tren del Desierto no es solo un medio de transporte; es un símbolo de la resiliencia y adaptabilidad de las comunidades del desierto. A lo largo de su ruta, une diversas culturas y etnias, reflejando la compleja realidad social de Mauritania. Desde comerciantes y trabajadores que buscan oportunidades en las ciudades hasta familias que viajan para reunirse con seres queridos, el tren es un hilo conductor en la vida de muchos.
También conecta todo tipo de territorios, incluidos campamentos de beduinos que decidieron montar su residencia a medio plazo junto a las vías del tren. Además, con el auge de querer compartir experiencias extremas en redes sociales, multitud de turistas y demás curiosos se han montado en el Tren del Hierro para tomarse fotos. Incluso una pareja pasó la luna de miel en la zona y provechó el paso del tren parta realizarse una sesión de fotos.
"Todo estaba lleno de mineral", dijo Kristijan. "Ropa, aire, comida, todo. ¡Fue realmente un milagro que mantuviéramos el vestido de novia blanco (casi) blanco para la sesión!", dijo la novia en una entrevista con la CNN.
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