Russell Crowe, que estuvo a punto de abandonar Gladiator cuando leyó el guion original, estrenó hace unas semanas El exorcista del Papa en cines, un filme dirigido por Julius Avery que sirve como representación de algunos de los exorcismos que el padre Gabriele Amorth realizó en vida. Amorth era el un sacerdote que ejerció como exorcista principal del Vaticano (William Friedkin dirigió un documental en Netflix mostrando un exorcismo: The Devil and Father Amorth). En base a un presupuesto de 18 millones de dólares, la película que cuenta también con Alex Essoe, Daniel Zovatto y Peter DeSouza-Feighoney ha cosechado 50 millones en taquilla, y tal y como avanzan desde Bloody Disgusting eso ha hecho que Screen Gems dé luz verde a una secuela. La era de las segundas, terceras y cuartas partes sigue imperando en el Hollywood actual, cuya carencia de ideas brilla más que cualquier joya.
El exorcista del Papa 2 ya está en marcha y Russell Crowe repetirá como protagonista
Esto quiere decir que lo que se busca es crear una especie de nueva saga cinematográfica al estilo de Expediente Warren, que también se basa en hechos reales a través de Ed y Lorraine Warren, los demonólogos más famosos del mundo. Por ahora los detalles sobre esta nueva entrega son más bien escasos, pero es seguro que se adaptará otro de los relatos de Amorth a la gran pantalla. El filme, durante su estreno, generó bastante polémica entre la Asociación Internacional de Exorcistas debido a que, según un comunicado oficial; "tergiversa y falsea lo que realmente han vivido las personas que han verdaderamente poseídas".
La crítica, en general, se dividió bastante con el proyecto de Avery: "No hay ni asomo de voluntad de realismo. La iconografía del filme es la propia del género de terror. Incluso más exagerada, más espectacular si cabe.
Pero el verdadero efecto es el propio Russell Crowe", decía Salvador Llopart en La Vanguardia, posicionándose a favor del filme. "Bueno, más, o menos, de lo mismo, aunque Gladiator saque de nuevo pecho y confirme que con él no puede ni Asmodeo", añadía Carmen L. Lobo desde La Razón.