Taylor Swift, una de las artistas, cantantes y compositoras más influyentes de la industria musical, se ha visto envuelta en una polémica con el manager y productor musical Scooter Braun, representante de cantantes como Ariana Grande y Justin Bieber. ¿El motivo? Un controvertido contrato, un cambio de manos en la discográfica en la que Swift comenzó y un montón de declaraciones cruzadas entre famosos.
Taylor Swift, Big Machine Records y Scooter Braun
Swift llegó a Big Machine Records, una discográfica manejada por Scott Borchetta cuando apenas era una adolescente. Ha permanecido muchos años en ella, desde que comenzó su carrera en 2006 con su álbum debut, llamado Taylor Swift, hasta su último trabajo con ese sello, el célebre disco reputation lanzado en 2017.
A finales de 2018, la cantante anunció que dejaba Big Machine Records para firmar con Universal Music Group y preparar su siguiente disco, Lover (que se lanzará el 23 de agosto en todo el mundo).
En un giro de los acontecimientos, lo que parecía una despedida formal entre ambas partes -Borchetta y Swift siempre han tenido sus diferencias-, Big Machine Records acabó siendo absorbida por Ithaca Holdings, la compañía de Scooter Braun. Esto, que podría ser apenas un titular más en el tablón de una junta de accionista, tiene un trasfondo mucho más perverso si tenemos en cuenta el pasado más directo de Taylor Swift. La artista fue atacada y acosada en redes sociales y eventos por varios de los clientes de Scooter Braun, Justin Bieber y Kanye West, que no dudaron ni un ápice en cargar contra ella en premios o galas. Uno de los incidentes más recordados fue la irrupción en el escenario de West en 2009 durante una entrega de premios de MTV Video Music Awards, pero las tensiones entre ambos titanes fueron aumentando hasta que en 2016 el mismo West utilizó en su single Famous la imagen de Swift en un polémico videoclip y arte promocional que la ilustraba completamente desnuda y yaciendo junto a él en una cama. De hecho, el rapero y productor la nombraba de muy malas formas en su citada -¡Hey! Yo hice a esa zorra famosa-, dejando entrever sus rencillas personales de forma artística.
Swift afirmó que jamás dio su consentimiento a Kanye para nombrarla en una canción, y menos en esas formas, y decidió llamarlo por teléfono para aclararlo. Sin embargo, la artista descubrió que fue grabada en secreto por Kim Kardashian en una llamada anterior en la que, aparentemente, afirmaba que no le importaría aparecer en un single del célebre cantante. Este cruce de declaraciones, y el posterior tsunami de titulares, rumores y programas de televisión, dio luz a reputation como disco, un álbum en el que se expresaba contra la deformación de la imagen de una persona a través de las redes y medios de comunicación. Al poco tiempo del escándalo con West y Kim, Justin Bieber entró en escena. La estrella musical publicó una imagen suya en Instagram mientras hablaba en Facetime con Scooter Braun y el mismo West, íntimos amigos de Bieber, con el título "Taylor swift what up". Taylor no lo olvidó, y menos cuando Justin confesó en el pasado haber sido su "mayor admirador".
Todo estos antecedentes nos llevan a la última declaración oficial de Taylor Swift en Tumblr. En un comunicado extenso, acusaba a Borchetta, jefe de Big Machine Records, de tratar de retenerla como rehén por los derechos de su propia discografía y canciones. Según la artista, Big Machine Records le ofreció recuperar sus propios trabajos siempre y cuando publicase nuevos discos, permitiéndole recuperar una cada vez que lanzase nuevo trabajo en la discográfica. "Durante años pregunté y supliqué para que me dieran la oportunidad de hacerme con los derechos de mis trabajos. En cambio, me dieron una oportunidad de firmar de nuevo con Big Machine Records y 'ganarme' un álbum cada vez que yo sacase un nuevo disco. Decidí no hacerlo porque sabía que, una vez firmara ese contrato, Scott Borchetta vendería la discográfica, vendiéndome así a mí y a mi futuro. Tuve que tomar la dolorosa decisión de dejar atrás mi pasado", apuntaba.
Sus peores presagios se confirmaron. Borchetta vendió la discográfica pocos meses después. De haber aceptado esas condiciones, ahora la cantante estaría en manos de uno de sus peores enemigos y una de las personas más grises y retorcidas de la industria musical. Cuando se enteró de la noticia de la venta de Big Machine Records a Scooter Braun, se quedó horrorizada. Todo su legado, el trabajo de una carrera entera, estaba en manos de Scooter Braun. "Supe de la compra de mis másters por parte de Scooter Braun, justo en el momento en el que era anunciado a todo el mundo. Lo único en lo que pude llegar a pensar era en el 'bullying' incesante y manipulador al que me sometió durante años", escribía en su post en Tumblr. Taylor Swift alega que se le ha arrebatado el trabajo de toda una vida, sin darle oportunidad a recuperar los derechos de su música y sus canciones. Ella misma pidió, de forma reiterada, que en el caso de que Borchetta vendiese los derechos de sus trabajos a otros grupos o sellos de disco, no fuese a Scooter Braun.
"Nunca, en mis peores pesadillas, imaginé que el comprador sería Scooter. Cada vez que Scott Borchetta ha escuchado las palabras "Scooter Braun" salir de mis labios, fue cuando estaba llorando o intentando no hacerlo. Él sabía lo que estaba haciendo; ambos lo sabían. Controlar a una mujer que no quería estar asociada o involucrada con ellos. En perpetuidad. Eso significa para siempre", apostillaba la cantante.
El mundo de la música se moviliza
Cuando Taylor Swift habla, el mundo escucha. La cantante es una figura muy influyente, y lo ha demostrado en múltiples ocasiones. Ha conseguido cambiar la forma en la que Spotify y otras plataformas de streaming premian a los cantantes con sus royalties y ha diseñado un panorama muy favorable para cientos de miles de artistas en la música. En el momento en el que publicó su mensaje en Tumblr, se provocó una reacción en cadena en los más diversos ámbitos. La primera en contestar a Swift fue Yael Cohen Braun, esposa de Scooter Braun, una de las filántropas más conocidas del mundo y colaboradora de varias fundaciones y ONG.
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"Se te dio la oportunidad de ser dueña de tus propios masters, pero pasaste", escribía en su cuenta de Instagram. "Tu padre es accionista de Big Machine y Borchetta te lo dijo personalmente antes de que saliera a la luz. Así que no, no te enteraste cuando lo supo el resto del mundo", apuntillaba. El propio Borchetta se defendió de las acusaciones alegando de nuevo a las reuniones con el grupo comprador y de las noticias que siempre se comunicaron directamente al padre de Taylor Swift en todas las reuniones del consejo de administración de Big Machine. El productor afirma que él mismo le había enviado un mensaje de texto a Swift para informarle sobre el acuerdo con Scooter Braun. Además, ofreciendo datos de un contrato final, explicó que sí se le ofreció obtener sus trabajos a perpetuidad, pero que decidió rechazar la oferta e irse con Universal Music Group. "Taylor tuvo todas las oportunidades del mundo para recuperar no solo sus discos, sino también todos sus vídeos, fotografías y todo lo relacionado con su carrera. Ella eligió irse", concluye.
Las palabras de Borchetta son medias verdades. Al parecer, el productor estaba diseñando un nuevo tipo de acuerdo para los nuevos medios por streaming, que no hablaba únicamente del formato físico, si no a una especie de derechos de explotación durante un periodo de tiempo. Por último, arroja la idea de que Taylor Swift rechazó la ayuda de Scooter Braun en el pasado, incluso negándole la idea de hacer un concierto benéfico relacionados con tiroteos en un pabellón deportivo en Manchester -que afectó a la propia Ariana Grande en su gira- y en una escuela de secundaria en Parkland, Estados Unidos.
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Apenas unos minutos después de que el asunto llegase a ser trending topic en redes sociales y se comenzara a usar el hashtag #WeStandWithTaylor con el se apoyaba a la cantante a tener una oportunidad de recuperar los derechos de sus discos y sus másters, saltó a la palestra Justin Bieber. El cantante publicó una respuesta en Instagram en la que pedía disculpas por burlarse de ella en 2016 en la famosa llamada de Facetime con Kanye West y Scooter, pero acabó defendiendo a su representante. "Scooter te ha apoyado desde aquellos días en los que amablemente me dejaste ser tu telonero", explicaba el mismo Bieber. "¿Se puede saber que estabas tratando de lograr con el post en ese blog? Me parece que fue algo simplemente para conseguir simpatías. También sabías que al publicarlo tus fans irían a acosar a Scooter", apuntaba, no sin antes despedirse con una amenaza: "Has cruzado una línea". Mientras su propia esposa y algunos fans lo llamaban caballero y educado por su post en la citada red social, la modelo y actriz Cara Delevingne decidió mandarlo callar y destacar su falta de respeto. "El tema del que habla Taylor Swift es mucho más que una imagen y lo sabes. Como dijiste, no has hablado con ella en años, lo que significa que definitivamente no entiendes la situación. Yo sí", destacaba. Segundos después Bieber borraba el comentario.
La rapera Iggy Azalea también decidió apoyar a Taylor en estos momentos. "Decirle a alguien sobre un acuerdo días antes de que sea público significa que el acuerdo ya estaba hecho y ella nunca tuvo la oportunidad de hacer una oferta para comprar su propio trabajo", apuntaba en relación a las declaraciones de Borchetta sobre cómo se enteró de las noticias la cantante. "Estos acuerdos tardan meses en negociarse", apuntillaba destacando que Swift estaba vendida mucho antes de que las noticias se hicieran públicas. No ha sido la única, pues Danielle Haim también quiso destacar lo retorcido que es el negocio de la industria discográfica y lo complicado que se puede volver ser un artista. La cantante Halsey también participó apoyando a la autora de 1989 o RED. "Me da la impresión de que no importa cuánto poder o éxito tenga una mujer en esta vida, todavía eres susceptible de que alguien venga y te haga sentir impotente sin remisión. Estoy a su lado".
Cuando todo parecía estar algo más calmado, apareció Demi Lovato, que defendió a Scooter Braun de las acusaciones de Taylor y otros artistas, alegando que fue la única persona que la apoyó durante su caída en las drogas. Los propios fans de la cantante y otras figuras de su entorno salieron a pedirle que matizara sus palabras, algo que derivó en una batalla entre la música y sus propios aficionados. Absolutamente surrealista. El cariño hacia Taylor y su cruzada por recuperar el trabajo de su vida ha llegado de múltiples lados. Otras celebridades y artistas como los hermanos Jonas, Selena Gomez y actores de la talla de Todrick Hall, especializado en teatro y una de las estrellas con más proyección de Broadway, -de hecho, aparece y produce el último videoclip de la cantante, You Need to Calm Down- también han querido aportar su granito de arena a la campaña de Swift. Una campaña que tiene muchas lecturas y que de momento, parece que va para largo y podría solucionarse, según fuentes cercanas a Braun, con un acuerdo entre las tres partes.