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Ya hemos visto '13 días, 13 noches' y es el thriller bélico sobre la caída de Kabul en 2021 más dramático y tenso del cine

La cinta, para la que se ha prescindido de CGI para representar Kabul, se inspira en los testimonios de Mohamed Bida.

La película 13 días, 13 noches de Martin Bourboulon nos coloca en el verano de 2021, durante la caótica caída de Kabul en manos talibanes mientras las tropas estadounidenses se retiran. El comandante Mohamed Bida, interpretado por Roschdy Zem, lidera la evacuación desde la embajada francesa y trata de salvar a cientos de personas, incluido un vulnerable grupo de refugiados.

La tensión es tangible desde los primeros minutos; el contexto histórico se convierte en personaje, y la película logra transmitir con precisión el colapso político y moral que siguió a la retirada. Este dramatismo está muy bien construido gracias a la base real proporcionada por la novela del propio Bida.

Basada en testimonios reales

El guion, firmado por Bourboulon junto a Alexandre Smia (y en parte inspirado por los testimonios de Mohamed Bida), mezcla drama humano con adrenalina bélica. La narración adopta un pulso firme, preciso, pero sin pretender mimetizar un documental; está diseñada para tensionar al espectador en todo momento. Como apuntan críticos de AcciónCine, la historia "no es una pieza documental" sino una "inspiración que permite explorar todas las consecuencias del relato".

Zem protagoniza con gravedad contenida, encarnando a un comandante abrumado pero firme. A su lado, Lyna Khoudri como voluntaria y Sidse Babett Knudsen como periodista agregan capas de humanidad y urgencia moral. Las tensiones internas, los pequeños gestos de solidaridad y la representación de roles femeninos activos en medio del caos aportan una textura emocional convincente.

Un Kabul sin CGI

La recreación de Kabul está bellamente construida mediante efectos prácticos, evitando abusos de CGI y apostando por escenarios tangibles que refuerzan la verosimilitud. Esto permite una fidelidad impactante en la representación de una ciudad devastada sin rodar allí realmente. Estas elecciones técnicas refuerzan la sensación de inmersión y hacen que el horror sea más palpable.

Para espectadores que conocen la tercera temporada de La Unidad, ambientada también en Kabul, esta película puede parecer menos precisa o matizada. La serie española reflejó acontecimientos similares con mayor profundidad. Esto subraya una de sus debilidades: el formato cinematográfico, con limitaciones propias de duración, no alcanza a explorar todos los hilos narrativos. Personajes secundarios quedan relegados, y ciertas líneas argumentales quedan simplemente insinuadas, como la de la periodista o el rol de presuntos espías dentro de la embajada.

Fuerzas dramáticas y emocionalización

Aunque cabe destacar ese pulso humano, especialmente en escenas tensas como los controles hacia el aeropuerto o las multitudes apretadas buscando refugio. La conexión emocional entre Bida y una soldado estadounidense, así como el recuerdo de un bebé desamparado, funcionan como catalizadores de empatía para la audiencia, humanizando el conflicto más allá de las balas y los talibanes con gatillo fácil. Es esa dualidad de horror y ternura la que constituye el alma dramática de la película.

Pero no todo está resuelto. El relato aborda numerosos frentes: desde negociación diplomática hasta dramas individuales, y en ese empaque múltiple se diluye cierta coherencia. Puede sentirse fragmentada, con ciertos personajes que "desaparecen" a mitad del metraje y arcos que no se cierran del todo, lo cual sugiere que el formato ideal para contar esta historia bien podría haber sido una serie limitada. En ese sentido, la película resuelve mucho, pero deja espacio para algo más ambicioso.

13 días, 13 noches es un thriller bélico y humanista que sacude. Combina tensión dramática, puesta en escena de calidad y presencia de actores sólidos, todo ello respaldado por una historia de resistencia y evacuación en medio del caos. Aunque el guion cede terreno a la espectacularidad y algunas líneas quedan vagas, el resultado final es intenso, apasionante y recomendable para quienes aprecian el cine político con carga emocional y realismo táctico. No es una obra maestra, pero sí un filme poderoso, urgente y conmovedor que cumple con creces su propósito de sacudir al espectador.