Si alguien te preguntara cuál es la guerra más larga del planeta, seguramente pensarías en Siria, Yemen o incluso Ucrania, que desde 2022 no deja de acaparar titulares. Pero existe un conflicto que lleva más de setenta años activo, una guerra con trincheras, misiles, espías, amenazas nucleares, túneles secretos y altavoces que un día emiten K-pop a todo volumen.
Lejos de Ucrania y Gaza: la guerra más larga del mundo cumple 70 años y aún arrastra la sombra de la Guerra Fría
"La guerra de Corea no ha terminado. Solo está en pausa", explicaba el general estadounidense James Van Fleet en 1953, y no se equivocaba. Más de siete décadas después del armisticio, Corea del Norte y Corea del Sur siguen técnicamente en guerra. No hay tratado de paz, solo una tregua que se ha convertido en la más longeva de la historia moderna, como si dos boxeadores se hubieran ido a sus esquinas tras el quinto asalto y no quisieran volver a pelear pero tampoco a abandonar la mirada del contrario.
Todo comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón, que ocupaba la península desde 1910, fue derrotado. Los soviéticos entraron por el norte y los estadounidenses por el sur, dividiendo Corea por el paralelo 38. Lo que parecía una solución temporal se transformó en frontera permanente. Al norte, con apoyo soviético, nació la República Popular Democrática de Corea; al sur, respaldada por Estados Unidos, la República de Corea.
En 1950, Kim Il-sung lanzó sus tropas cruzando el paralelo 38 con la aprobación de Stalin. La respuesta estadounidense fue brutal: tres años de guerra, más de dos millones de muertos y una península dividida para siempre. El armisticio se firmó en Panmunjom, un pueblo que hoy parece un escenario de cine surrealista. Allí nació la Zona Desmilitarizada (DMZ): 4 kilómetros de "frontera pacificada" plagada de minas, sensores, soldados y altavoces propagandísticos.
La guerra ha mezclado escaramuzas, túneles de infiltración y operaciones psicológicas. En 1976, un alud de fuerza y propaganda tuvo lugar con la Operación Paul Bunyan, cuando EE. UU. desplegó bombarderos y ochocientos soldados solo para cortar un árbol que bloqueaba la vista en la frontera. Y si la música es un arma, la DMZ lo demuestra: altavoces de K-pop frente a marchas militares norcoreanas, hasta que en 2025 ambos países comenzaron a retirarlos como gesto de distensión.
Hoy Corea del Norte tiene armas nucleares y misiles, Corea del Sur tecnología de vanguardia y 28.000 soldados estadounidenses en su territorio. Cada cierto tiempo hay disparos, ciberataques o pruebas de misiles. Y en Panmunjom, la curiosidad más surrealista: una mesa azul atraviesa la frontera, donde norcoreanos y surcoreanos se sientan cara a cara sin moverse del sitio. La guerra más larga del mundo sigue ahí, congelada en el tiempo, siempre lista para despertar.