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La película coreana de ciencia ficción de Netflix que arrasa en todo el mundo y tiene un giro final que te dejará en shock

Su éxito se parece menos al de un blockbuster clásico y más al de esos títulos que engancharon a los fans del high concept como Black Mirror, Ex Machina, incluso ciertos giros de The Matrix, pero con el músculo industrial del gran entretenimiento coreano contemporáneo.

El gran diluvio ha entrado en esa categoría de estrenos que Netflix convierte en conversación global en cuestión de horas: una superproducción surcoreana con apariencia de cine-catástrofe, pero con la ambición de ir un paso más allá del espectáculo. La película, estrenada en la plataforma el 19 de diciembre de 2025, se ha colado en lo más alto de las listas de visionado en numerosos países en los días posteriores a su llegada al catálogo, según seguimientos de ranking y prensa especializada.

La premisa es tan directa como angustiosa: el impacto de un cuerpo celeste desencadena un deshielo acelerado en la Antártida y el planeta se convierte en un mapa de agua. En Seúl, An-na (Kim Da-mi), investigadora de IA y madre, queda atrapada con su hijo en un edificio donde el nivel sube planta a planta, mientras un agente de seguridad (Park Hae-soo) se cruza en una misión que, en teoría, es más grande que el propio rescate. No es casual que el director sea Kim Byung-woo, un cineasta que ya demostró en The Terror Live que sabe exprimir el suspense desde espacios cerrados y decisiones a contrarreloj.

Catástrofe como mecanismo narrativo

Lo más interesante, sin embargo, es que la película juega a despistar: se presenta como un "Waterworld" comprimido en hormigón, pero va dejando migas para que el público entienda que la inundación también es un mecanismo narrativo, no solo un decorado. Netflix la define desde su propio paraguas editorial como un relato donde el amor maternal se cruza con una misión ligada a la supervivencia colectiva, y ahí asoma la vuelta de tuerca: sin destripar nada, el guion va desplazando el foco desde "cómo salir del edificio" hacia preguntas sobre identidad, memoria y el precio de fabricar humanidad por medios artificiales.

La ciencia real que hay detrás del miedo también ayuda a entender por qué funciona el gancho, aunque el detonante sea deliberadamente hiperbólico. NASA recuerda que la Antártida contiene suficiente hielo como para elevar el nivel del mar en decenas de metros si llegara a perderse por completo, algo que no ocurriría "de golpe" como en la película, pero que sitúa el deshielo en el imaginario de amenaza existencial. Y el IPCC lleva años subrayando que, a medida que aumenta el calentamiento, también se intensifican los extremos de precipitación: más vapor de agua en la atmósfera, más potencial para episodios de lluvia torrencial, con incrementos robustos que los informes cuantifican por grado de calentamiento. En otras palabras: la película exagera el "por qué", pero se apoya en una ansiedad climática que ya no es ciencia ficción.

Corea, género y algoritmo global

El fenómeno de audiencia tiene otra lectura: Corea del Sur domina desde hace años el arte de mezclar género y comentario social, y Netflix ha demostrado que sabe empaquetar ese cóctel para públicos que quizá jamás entrarían a una sala a ver un drama local sin el empujón del algoritmo. La película está siendo tratada por medios coreanos como un original de gran escala —con énfasis en su puesta en escena y sus sets acuáticos— y, al mismo tiempo, su rendimiento en rankings internacionales la ha colocado en el carril rápido de lo "imperdible" de fin de año.