La masificación de los paneles solares en Australia, considerada un hito en la transición hacia energías limpias, ha desencadenado un problema inesperado: la red eléctrica del país enfrenta riesgos de sobrecarga debido a la baja demanda de energía tradicional.
Actualmente, se estima que uno de cada tres hogares unifamiliares australianos cuenta con paneles solares conectados a la red, lo que ha provocado que la demanda energética caiga por debajo de los niveles necesarios para mantener la estabilidad del sistema.
En Victoria sorban paneles solares
El impacto es especialmente evidente en estados como Victoria, uno de los más ricos del país, donde la demanda diaria ha descendido a 1.352 megavatios (MW), frente a la capacidad de la red diseñada para operar entre 1.865 MW y 10.000 MW. Con una media histórica de 5.000 MW diarios, este descenso plantea riesgos críticos para la infraestructura eléctrica. El operador australiano de energía (AEMO) ha advertido que mantener una demanda tan baja amenaza con desestabilizar la red, abriendo la puerta a posibles apagones o daños en los equipos eléctricos.
Para evitar consecuencias más graves, las autoridades han implementado medidas de emergencia, como la desconexión temporal de paneles solares domésticos y la limitación de la producción de excedente energético. Estas acciones buscan aliviar la presión sobre la red y mitigar el riesgo de sobrecargas.
Además, el gobierno ha evaluado la reactivación de líneas de alta tensión previamente dadas de baja y ha solicitado a los propietarios de grandes baterías de almacenamiento que las mantengan vacías para poder absorber posibles picos de generación. El problema radica en la incapacidad actual de almacenar electricidad a gran escala, lo que convierte el exceso de generación en un riesgo latente para la red.
Si la oferta energética supera de forma sostenida la demanda, existe la posibilidad de sobrecargas que podrían causar interrupciones en el suministro eléctrico e incluso dañar infraestructuras críticas. Australia, líder mundial en la adopción de energía solar residencial, enfrenta ahora el reto de encontrar un equilibrio entre sostenibilidad y estabilidad energética.