Un cometa que viene "de fuera" siempre enciende la curiosidad: no solo porque trae en su hielo una cápsula del tiempo de otra estrella, sino porque nos deja mirar, por un instante, cómo se fabrican los mundos más allá del Sol. 3I/ATLAS (C/2025 N1) es uno de esos viajeros rarísimos, y en las últimas semanas nos ha regalado una imagen muy clara de su actividad: un chorro de material que se dispara hacia el Sol como una pluma viva.
Movimientos 'extraños' para un cometa
El visitante interestelar ha mostrado un chorro ("jet") dirigido hacia el Sol, visible como una pluma de gas y polvo que brota desde su coma al acercarse al perihelio. Este chorro aparece cuando el calor solar sublima hielos volátiles y, al escapar por fisuras, genera géiseres que empujan material en una dirección preferente.
Ese empuje, además de revelar una actividad inusualmente clara para un objeto "de otra estrella", introduce pequeñas fuerzas no gravitatorias que pueden alterar ligeramente la trayectoria; por su tamaño estimado —entre los mayores de los visitantes interestelares— y por esa incertidumbre inicial en el modelado de la órbita, el caso llegó a inquietar a la NASA por estas anomalías, aunque para la tranquilidad de todos, confirmaron que no hay peligro de impacto.
Lo llamativo no solo es el fenómeno —típico en cometas activos—, sino que lo exhiba el tercer objeto interestelar confirmado que nos visita. De hecho, las mediciones previas apuntan a que es uno de los viajeros interestelares más grandes de los que nos han visitado.
Para situarlo: los objetos interestelares confirmados hasta ahora pueden contarse con los dedos de una mano. Antes de 3I/ATLAS llegaron 1I/‘Oumuamua y 2I/Borisov, cada uno con un carácter muy distinto. La pista clave de que vienen "de otro sistema" es su trayectoria hiperbólica (exceso de velocidad que el Sol no puede "atar") y, cuando muestran actividad, jets y envolturas de polvo que ayudan a deducir composición, tamaño y ritmo de rotación. Que 3I/ATLAS pase a ~1,4 UA significa que ni siquiera cruza la órbita de la Tierra (1 UA): para el público, esto se traduce en un objeto científicamente jugoso pero sin implicaciones de riesgo, y para los observatorios, en una oportunidad de oro para exprimir espectros y fotometría mientras su brillo lo permite.
Perihelio y órbita hiperbólica
¿Qué es exactamente el chorro? El calentamiento solar no es uniforme: zonas con hielos volátiles (CO₂, CO, H₂O) subliman con más intensidad y, si hay fisuras, generan géiseres colimados que apuntan a la cara iluminada. En 3I/ATLAS, ese chorro solar-ward encaja con la física cometaria conocida.
Las imágenes más citadas del jet provienen del Two-meter Twin Telescope en Teide. De hecho, una composición de 159 exposiciones de 50 s tomadas el 2 de agosto que permitió realzar la estructura fina de la coma. La detección se comunicó a la comunidad mediante Astronomer’s Telegram días después. Lo cieeto es que el interés científico aobre este objeto es doble: ofrece una muestra de hielo "de otra estrella" —sus espectros compararán proporciones de volátiles y polvo con nuestros cometas— y, por tamaño y actividad, ayudará a probar modelos de formación y supervivencia de cometas en otros sistemas. Es extraordinario por su origen, no por su comportamiento.