X
  1. Vandal Random
  2. Noticias
  3. Crítica 'Punto Nemo' – Un Perdidos a la española cargado de ciencia ficción que plantea más preguntas de las que responde

Crítica 'Punto Nemo' – Un Perdidos a la española cargado de ciencia ficción que plantea más preguntas de las que responde

La serie de Prime Video abarca una serie de acontecimientos entretenidos y muy locos, sobre todo de la mitad al final, quizá con un tono demasiado solemne.

La serie Punto Nemo, estrenada en Prime Video el 28 de marzo de 2025, se presenta como una ambiciosa mezcla de géneros: ciencia ficción, aventuras marinas, thriller ecológico y horror lovecraftiano. Su título alude a un punto real en el océano Pacífico —el más alejado de cualquier costa—, y que sirve de excusa para plantear una expedición científico-militar que acaba derivando en una espiral de acontecimientos cada vez más desquiciados.

La producción, con un notable esfuerzo técnico y una apuesta arriesgada dentro de la ficción española, consigue destacar en cuanto a localizaciones y atmósferas, pero naufraga al intentar sostener una trama que plantea demasiadas preguntas, sin responder, por lo menos en esta temporada -en el caso de que continúe- y un tono que no termina de encontrar su sitio.

A pesar de contar con un potencial visual considerable, la historia parece escrita a base de improvisación.

Ecologismo y horror

La serie arranca con fuerza: una misión de la Armada Española se embarca rumbo a la isla de plástico para estudiar los efectos de la contaminación oceánica. El punto de partida, muy en la línea de propuestas eco-conscientes contemporáneas, resulta prometedor. Sin embargo, en cuanto aparecen piratas, tormentas y una misteriosa isla con base militar rusa incluida, el relato se convierte en un pastiche frenético de referencias —de Perdidos a La isla del doctor Moreau, pasando por Alien y La cosa del pantano—.

El problema más evidente de Punto Nemo es su guion, firmado por Daniel Martín Sáez de Parayuelo y Daniel Benmayor. A pesar de contar con un potencial visual considerable, la historia parece escrita a base de improvisación: giros arbitrarios, flashbacks forzados, personajes que se contradicen y decisiones que desafían toda lógica. Los múltiples giros y subtramas, en lugar de enriquecer el relato, lo saturan y hacen que ninguna de sus líneas argumentales se desarrolle con profundidad.

El reparto es uno de sus puntos fuertes

A nivel interpretativo, el elenco se entrega con profesionalismo, aunque con desigual resultado. Alba Flores y Maxi Iglesias destacan por su implicación física y emocional, y hay un esfuerzo claro por parte del reparto para dotar de autenticidad a sus personajes. Sin embargo, muchos de los roles están construidos a base de estereotipos que ni siquiera los propios actores parecen creerse. Desde el capitán rudo y atormentado (Óscar Jaenada), hasta la influencer cliché o el científico rebelde con pasado oscuro, el guion no deja espacio para la ambigüedad o el matiz.

El resultado es una experiencia a la que pesa no abrazar del todo su componente pulp o fantástico.

Un acierto visual en el que debieron de atreverse más con el terror desde el principio

A pesar de estos tropiezos, la serie cuenta con algunos aciertos visuales. Las escenas submarinas y de apnea están bien ejecutadas y aportan una tensión real que se echa de menos en otras partes de la narrativa. El uso de localizaciones reales en Galicia y Madeira, así como el rodaje en instalaciones militares, aporta un grado de autenticidad poco habitual en producciones españolas del género. El maquillaje y los efectos prácticos, especialmente en los dos últimos episodios, logran momentos de auténtico horror que remiten a producciones de serie B como las de la desaparecida Fantastic Factory, tal como destaca José A. Cano.

Sin embargo, el tono general de la serie es su talón de Aquiles. <i>Punto Nemo pretende tomarse muy en serio a sí misma, incluso cuando la lógica interna del relato se desmorona. El resultado es una experiencia a la que pesa no abrazar del todo su componente pulp o fantástico. En lugar de equilibrar el drama humano con la locura de su premisa —como sí lograban propuestas como The Terror o incluso Bienvenidos a Edén—, opta por una solemnidad que se convierte en lastre.

Punto Nemo es una producción valiente e incluso necesaria para el panorama audiovisual español, tan escaso en ciencia ficción ambiciosa. Su planteamiento inicial, sus localizaciones y algunos momentos de tensión subacuática son dignos de mención. Como metáfora perfecta, su travesía acaba como la de sus protagonistas: a la deriva en una isla imposible, rodeada de misterios sin resolver.