Cupertino ha sido muy inteligente con Apple TV+. Quizás no sea plataforma con más abonados del panorama del streaming, pero ha logrado algo que muchos gigantes persiguen sin éxito: respeto y calidad. Su catálogo es mucho más contenido en contraposición con el inabarcable fondo de armario de la competencia, y desde el minuto uno, ha confirmado que su estrategia no se apoya en el exceso, sino en una apuesta por la calidad y el cuidado artístico.
Frente a un mercado saturado de producciones olvidables, el sello de Apple se ha labrado una reputación de excelencia silenciosa. Títulos como Para toda la humanidad, Slow Horses, Terapia sin filtro, Ted Lasso, Separación (Severance) o Fundación han consolidado su posición como competidor de peso, con presencia constante en galas de premios y críticas entusiastas. Cada serie es, en cierta medida, un recordatorio de que la compañía de Cupertino no busca volumen, sino impacto. Ahora la manzana se adentra en un cambio de imagen que nos recuerda a lo realizado por Warner con HBO.
Apple TV+ repite el error de HBO Max y renueva su imagen: "Una identidad nueva y brillante"
En ese sentido, Apple TV+ se ha convertido en la heredera espiritual de la antigua HBO, aquella que presumía de tener "poca cantidad, pero mucha calidad", antes de que la fusión con Warner Bros. Discovery diluyera parte de su identidad. Ambas compartían una misma filosofía: ofrecer menos, pero mejor. Y, curiosamente, ahora también comparten algo más. Es un cambio de nombre que parece responder más a un impulso de marketing que a una necesidad real.
Con el anuncio del estreno en streaming de F1: La película, Apple sorprendió al revelar que eliminará el "+" de su marca, pasando a llamarse simplemente Apple TV. Según la compañía, el movimiento responde a la búsqueda de "una identidad renovada y brillante". Pero para muchos usuarios y analistas, lo único brillante es la confusión que generará.
El problema es evidente: Apple TV ya designa al dispositivo multimedia de la firma, ese que permite acceder a plataformas como Netflix o iTunes, y también a la app que gestiona todo ese contenido. Ahora, añadir una tercera acepción al mismo nombre complica cualquier conversación sobre el servicio y obliga a una incómoda aclaración constante.
Por ahora, el logotipo con el "+" sigue visible en la versión española, aunque el cambio global es inminente. Una "nueva imagen" que, más que reinventar la marca, parece otro ejemplo de cómo incluso las compañías más cuidadosas pueden perderse en su propio laberinto de identidad corporativa.