Cientos de pequeños temblores están sacudiendo el glaciar Thwaites, uno de los colosos de la Antártida occidental y bautizado por la prensa científica como el "glaciar del Juicio Final". Este gigante helado ya aporta alrededor del 4 % al aumento global del nivel del mar y pierde unas 50.000 millones de toneladas de hielo al año, una cifra que pone los pelos de punta a climatólogos y oceanógrafos.
Lo llamativo de estos sismos es que no tienen nada que ver con placas tectónicas ni volcanes ocultos bajo el hielo. Los datos apuntan a un fenómeno propio del glaciar: movimientos bruscos sobre su lecho rocoso, conocidos como stick-slip, en los que el hielo se desplaza de manera irregular tras acumular tensión interna. En otras palabras, Thwaites se mueve de forma inesperada, liberando su energía en ráfagas que los instrumentos sísmicos captan como terremotos.
El glaciar del Juicio Final tiembla: cientos de sismos generan preocupación global
La situación no es ajena al cambio climático. La mayoría de estos temblores se concentran donde el glaciar roza el océano, justo en la línea de contacto con aguas que se calientan año tras año. El agua más cálida erosiona la base del hielo, favorece fracturas internas y facilita que el glaciar se deslice de forma abrupta, generando las señales sísmicas detectadas por los investigadores.
El patrón de actividad es irregular: períodos de relativa calma se alternan con episodios de desplazamiento rápido, confirmando que el glaciar no se mueve de manera uniforme, sino que responde a impulsos internos y externos. Y esto tiene un riesgo evidente: Thwaites retiene enormes masas de hielo del interior de la Antártida occidental. Si perdiera estabilidad, podría acelerar el flujo hacia el mar, con un potencial impacto catastrófico en los niveles globales del océano. Un colapso total del glaciar podría elevar el mar hasta tres metros.
Los científicos insisten en que estos registros no significan que Thwaites vaya a derrumbarse mañana, pero sí dejan claro que estamos ante un sistema dinámico y delicado que requiere seguimiento constante. Cada terremoto registrado permite afinar modelos de predicción que evaluarán su impacto futuro, un dato crucial cuando estudios recientes muestran que un aumento de solo 50 centímetros del nivel del mar podría inundar hasta tres millones de edificios en el hemisferio sur.
En definitiva, el "glaciar del Juicio Final" no es solo un nombre llamativo: es un recordatorio helado de que la Antártida está reaccionando al calentamiento global, y que lo que sucede allí podría tener consecuencias directas para millones de personas alrededor del mundo.