Tom Hanks es una institución dentro de Hollywood. El venerado actor, protagonista de algunos de los clásicos recientes más importantes del cine, no piensa retirarse próximamente. Con vistas a seguir trabajando en un futuro gracias al uso de la inteligencia artificial, Hanks ha estado abordando su carrera como intérprete, explicando que hay películas de las que se siente orgulloso y otras, como El código Da Vinci que son meras tonterías comerciales alimenticias. De forma honesta, explica en una reciente entrevista que hay películas de su filmografía que odia y comenta cómo eso de salir en una película que sabes que será mala.
Tom Hanks admite que hay películas que odia profundamente y explica cómo un actor puede prestarse a hacer algo que sabe que será malo o fracasará en taquilla
"¡Por supuesto!", explicaba Hanks a The New Yorker sobre si existían películas que odia en su filmografía. "Mirad, sí, está bien. Admitamos algo: todos hemos hecho películas que odiamos. He estado en algunas películas que odio. Has visto algunas de mis películas y las odias.
Aquí están los cinco puntos de el Rubicón que cruza cualquiera que hace películas", explica en relación a cómo un actor es capaz de aceptar un trabajo que sabe que no irá a buen puerto. "El primer Rubicón que cruzas es decir sí a la película. Tu destino está sellado. Vas a estar en esa película. El segundo Rubicón es cuando realmente ves la película que hiciste", continúa.
"O funciona y es la película que querías hacer, o no funciona y no es la película que querías hacer. Eso no tiene nada que ver con la tercera línea que se cruza, la reacción de la crítica a ella, que es una versión de la vox populi. Alguien va a decir: La odié Otras personas pueden decir: Creo que es brillante. En algún lugar entre ambos extremos, está lo que la película realmente es. El cuarto Rubicón que se cruza es la presentación comercial de la película. Porque, si no genera dinero, su recorrido se arruinará antes de lo que desean los estudios. Esto es un hecho. Así es el negocio", puntualiza.
"Y el quinto Rubicón es el tiempo", continúa Hanks. "Dónde se queda esa película veinte años después de hacerla. Qué sucede cuando la gente se la pone, quizás por accidente. Y un gran ejemplo de esto es ¡Qué bello es vivir!, que se hizo en el 1946 y desapareció enterrada entre otras cintas, todo por una cuestión e derechos. No se vio demasiado en du día, no fue un éxito comercial. Pero bueno, gustó lo suficiente como para ser nominada a Mejor película. El tiempo pasó y se convirtió en un clásico navideño universalmente admirado tras que los derechos se vencieran en 1974 y pasara a dominio público, convirtiéndose en una constante en las televisiones de todo el mundo.
Para mí, sucedió en una película que escribí y dirigí llamada The Wonders, me encantó hacer esa película. Me encantó escribirla, me encantó. Amo a todas las personas que estuvieron ella. Cuando salió, fue descartada por completo por la primera ola de vox populi. No hizo dinero, y durante tiempo mucha gente la olvidó, porque se parecía demasiado a otras películas diferentes de la época. Pero se guarda un buen recuerdo de ella. Ahora, las mismas revistas y publicaciones que la descartaron en sus críticas, afirman que ahora es un clásico de culto. ¿Cuál era la diferencia entre esas dos cosas? La respuesta es el tiempo", concluía.