Apocalipsis Z: El principio del fin, heredera patria de Guerra Mundial Z, es la nueva película de aventuras, supervivencia y acción basada en el exitoso libro de Manel Loureiro y dirigida por Carles Torrens (Sky Rojo) con la que Prime Video pretende contestarle a The Walking Dead y, al mismo tiempo, marcar un punto y seguido en el atiborrado género zombi. La producción, que se estrenó el pasado 5 de octubre en el Festival de Sitges, llegará al portal de Amazon el 31 de octubre y en Vandal ya la hemos visto en adelanto. Os contamos qué nos ha parecido en una crítica sin spoilers.
Prime Video estrena un filme correcto donde los zombis devastan España pero Apocalipsis Z: El principio del fin podría haber sido algo más
Apocalipsis Z: El principio del fin arranca como lo suelen hacer este tipo de cintas: con una extraña enfermedad similar a la rabia que empieza a extenderse sin freno por todo el planeta. Con guiños al COVID-19 y al confinamiento que sufrimos los españoles en el ahora lejano 2020, esta enfermedad transforma a las personas en criaturas extremadamente agresivas, poniendo en jaque a la civilización al completo, que se desmorona en cuestión de semanas. Pero este contexto es únicamente una pieza más del complejo puzle en el que vive atrapado Manel (Francisco Ortiz), quien lleva tiempo viviendo su propio apocalipsis; aún no ha superado la pérdida de su mujer en un accidente de tráfico, y lleva un año deprimido y aislado al completo de su familia, con Lúculo, su gato, como única compañía.
Pero la enfermedad aprieta, y en mitad del caos, su hermana insiste en que deje Vigo y se reúna con ella en Canarias, pero no sale bien. Así pues, Manel tiene que parapetarse en su casa, recurriendo a su ingenio y habilidades para sobrevivir. Planteada como una historia de duelo y superación, Apocalipsis Z: El principio del fin está bien arraigada en lo que podríamos considerar un viaje de supervivencia, tanto físico como emocional, en el que se mezclan ingredientes propios del género, introduciendo alguna que otra secuencia cargada de acción y tensión, sobre todo cuando los infectados rabiosos hacen acto de aparición en la trama. Pero esta ilusión dura poco.
Hablamos de una película muy entretenida, que brilla con inteligencia y luz propia en su primer tercio, el que más se parece a la novela original, pero que creemos se queda algo corta en su segunda mitad, siendo incluso redundante y torpe en su ejecución, quizás intentando apresurar la narración del libro de Loureiro, el primero de una trilogía que también va de más a menos, rozando la mediocridad en su conclusión. Así pues, lo que debería frenético relato de supervivencia con zombis y peligros, pronto acaba siendo un tedioso viaje plagado de clichés. Loureiro tuvo una gran idea cuando comenzó su blog en internet sobre esta invasión, relatando el día el día, y pronto se transformó en algo más ambicioso y a la postre, aburrido.
Apocalipsis Z: El principio del fin es una adaptación -a veces libres, a veces fiel- del exitoso blog y novela de Manel Loureiro, que aunque suene exagerado, representó un punto culminante en la narrativa de zombis en España, que previamente había estado dominada por títulos anglosajones. Tuvo dos grandes aciertos: la ambientación gallega y la narración en primera persona. A la ambientación en Galicia se le saca partido en los primeros minutos de la adaptación, y es un intento loable de alejarse de las típicas urbes estadounidenses -aunque aquí habría que poner un gran asterisco-, pero si Loureiro no conseguía aprovechar el potencial del escenario llegado a cierto punto del relato, la producción tampoco lo hace.
En lugar de generar una atmósfera opresiva o intrigante, ominosa y lluviosa, la narrativa parece arrastrarse como uno de sus muertos vivientes al final de la cinta. Y ojo, pese a ello, hay que destacar que sigue siendo entretenida, en parte por un acertado casting y un excelente protagonista principal. Francisco Ortiz da vida a Manel, protagonista y lo hace a la perfección. Es humano, es creíble y, además, tiene presencia en pantalla. Sus monólogos con el iPhone -interesante recurso de los guionistas, que adaptan los pensamientos internos de la historia escrita- mientras intenta comunicarse con su hermana, son francamente buenos, y una muestra del talento actoral del intérprete de El Cid. Se le podría haber sacado más partido, explotando su aislamiento en su casa y en el barrio en el que comienza todo, pero parece que desde el guion se ha optado por sacarle provecho a, precisamente, las peores partes de la novela.
Apocalipsis Z tiene momentos muy buenos -tanto la novela como la película-, claro, pero estos se ven eclipsados por una trama predecible y personajes de cartón en su desenlace. ¿Importa? Quizás no demasiado, sobre todo si tenemos en cuenta que hablamos de una cinta que gustará a los amantes de lo no muertos en el cine. Pero es una pena, porque hay interesantes añadidos y divergencias en la historia que mejoran lo relatado por Loureiro, que supo llegar con una novela original en el momento oportuno -pese a las acusaciones de plagio o inspiración- y que encandiló a millones de lectores por todo el mundo. Sea como sea, Apocalipsis Z: El principio del fin es una correcta película que podría haber sido mejor. Justo como la saga literaria en la que se basa.