La incorporación de la generación Z al mercado laboral ha generado un debate significativo entre los líderes empresariales, quienes se muestran escépticos sobre la preparación y adaptabilidad de estos jóvenes trabajadores. Según una encuesta realizada por Intelligent.com a 1.243 gerentes, el 40% considera que los recién graduados de esta generación no están listos para enfrentar las demandas del entorno laboral. Esta percepción negativa se ha acentuado tras la pandemia, ya que el 88% de los encuestados opina que la falta de preparación es más evidente ahora que en los graduados de años anteriores.
Se les atribuye una supuesta falta de ética laboral
Las principales críticas hacia estos jóvenes incluyen una supuesta falta de ética laboral, habilidades de comunicación deficientes y expectativas salariales desproporcionadas. Muchos directivos han señalado que, aunque estos jóvenes son nativos digitales, no destacan en las habilidades tecnológicas como se podría esperar. Además, el 51% de los gerentes considera que esta generación muestra una actitud arrogante, reclamando beneficios y salarios que no se corresponden con su experiencia y habilidades.
Esta reticencia puede dificultar la jubilación de los baby boomers, ya que, ante la falta de confianza en los jóvenes para ocupar sus puestos, las empresas podrían optar por retener a los boomers más tiempo en la fuerza laboral. Esto prolonga su permanencia en sus empleos, retrasando su retiro y aumentando la presión sobre los sistemas de pensiones y la necesidad de mano de obra cualificada para cubrir sus vacantes en el futuro.
Una generación marcada por las crisis, al igual que los millennials
Por su parte, esta generación se defiende contraargumentando con los salarios precarios, el coste de vida cada vez más elevado y una promesa de situación laboral que no se ha cumplido respecto. Subrayan que aquello de estudia y esfuérzate ya no es suficiente como para poder tener una vida. Tal y como revelan datos de el Banco de España.
El contexto en el que la generación Z ha completado su formación, marcado por la pandemia y la educación en línea, ha influido en su desarrollo profesional y personal. La falta de interacción social y las oportunidades perdidas durante este periodo han afectado la capacidad de estos jóvenes para desenvolverse en el entorno laboral. Sin embargo, las herramientas de comunicación han cambiado, y aunque esta no se comunica como lo hacen los ejecutivos de generaciones anteriores, han desarrollado su propia manera efectiva de colaborar utilizando redes sociales, aplicaciones de mensajería y herramientas como Slack y Google Docs.
Un panorama que a largo plazo no es tan malo
A pesar de las críticas, no toda la opinión es negativa. Un 53% de los encuestados considera que esta generación está al menos "algo preparada" para entrar en el mercado laboral, aunque las diferencias en valores y expectativas siguen siendo un reto para las empresas. En respuesta a estas dificultades, algunos líderes empresariales sugieren que las instituciones educativas deberían ofrecer más formación en etiqueta laboral y habilidades blandas para mejorar la transición de estos jóvenes al mundo del trabajo.
El rechazo de los empleadores hacia la generación Z puede parecer una repetición del ciclo generacional, donde las cohortes mayores critican a las más jóvenes por no estar a la altura de sus estándares. Sin embargo, el impacto de la pandemia en la educación y las oportunidades profesionales ha creado una situación única para esta generación. Mientras se adaptan y encuentran su lugar en el mercado laboral, es posible que, con el tiempo, logren superar estos desafíos y eventualmente lleguen a liderar en sus respectivos campos, tal como ha ocurrido con generaciones anteriores.