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Las nuevas generaciones pagan el doble por las entradas de cine que lo que pagaban los boomer y no es culpa de la inflación

El cambio de precio respecto a la inflación no ayuda a ver el salto con mejores ojos.

Al debatir sobre la situación actual del cine, a menudo se culpa al precio de las entradas por los desafíos que enfrenta la industria. La realidad muestra que la generación Z está pagando casi el doble de lo que pagaban los boomers en su día, ajustando por inflación. Dirás, qué novedad, millennials y generación Z pagando mucho más por algo que a los boomers les costó la mitad (otro día abrimos el melón del mercado inmobiliario, la burbuja y las crisis). Sin embargo, este factor no explica completamente los problemas actuales del cine. La evolución de los precios, reflejada por organismos como FACUA y estudios de expertos como Luis Deltell, muestra un aumento significativo: lo que ahora cuesta alrededor de 8 euros, equivalía a unas 20 pesetas o 0,12 euros en la época de los Boomers.

Cambios en el poder adquisitivo y la industria

Analizando la evolución de los precios desde 1960 hasta 2024, vemos un salto impresionante que se atenúa al ajustar por inflación, pero sigue mostrando casi el doble de diferencia. Además, es importante considerar que el poder adquisitivo y el coste de vida han cambiado notablemente en detrimento de las nuevas generaciones. En 1960, una entrada de cine costaba 0,12 euros (20 pesetas), equivalente a 4,65 euros ajustados por inflación. En 2024, el precio ha subido a 8 euros, una diferencia significativa que refleja no solo la inflación, sino también cambios en el poder adquisitivo.

Descuentos para ir al cine solo para boomers

En España, el gobierno y diversas entidades han implementado medidas para fomentar la asistencia al cine entre la generación boomer, aquellos nacidos entre 1946 y 1964. Estas iniciativas incluyen descuentos significativos en las entradas, especialmente durante días específicos de la semana como el martes, cuando gracias al plan 'cien Seniior' del gobierno, les salen las entradas a 2 euros a los mayores de 65 años. Además, existen campañas promovidas por ayuntamientos y comunidades autónomas que ofrecen subvenciones a los cines locales para que puedan reducir aún más los costos de las entradas para este grupo etario, buscando así revitalizar la afluencia de un sector de la población que ha sido históricamente amante del séptimo arte.

Otra estrategia relevante son los programas de fidelización y bonos culturales destinados a los boomers. Por ejemplo, algunas tarjetas de descuento, como la "Tarjeta Dorada" de RENFE, que inicialmente ofrecía beneficios en transporte, ahora también incluye descuentos en actividades culturales, entre ellas el cine. Estas medidas no solo buscan fomentar el acceso al cine, sino también combatir la soledad y promover el bienestar emocional y social de este segmento de la población.

Un cine más moderno pero más caro

El aumento de precios de las entradas no es la única transformación en el mundo del cine. Las pequeñas salas de cine de antaño, con menores costos operativos y de personal, han sido reemplazadas por macrosalas con múltiples opciones semanales. Estas grandes salas, aunque ofrecen una mayor variedad de películas, no resultan igual de rentables debido a los altos costos asociados a su operación. Esta evolución ha impactado en la rentabilidad del negocio, haciendo que el precio de las entradas sea solo una parte del problema.

Además de la transformación en las salas de cine, ha habido un aumento significativo en las comodidades y en la tecnología de visionado y sonido. Este incremento de los costos se alinea con lo que ha ocurrido en otros ámbitos de entretenimiento, como el teatro y los eventos deportivos, según organizaciones como UK Cinema. Estos sectores también se sostienen en gran medida por los ingresos de comida y bebida, lo que muestra que el incremento de precios es un fenómeno generalizado y no exclusivo del cine.

A pesar de estos factores, la industria del cine es consciente de que la gente no asiste a las salas principalmente por el costo. Directivos de compañías como Sony han señalado que "es demasiado caro llevar a toda la familia al cine". La solución propuesta es mejorar la oferta para aumentar la demanda, sugiriendo que la clave para revitalizar la industria no reside solo en ajustar los precios, sino en ofrecer una experiencia cinematográfica que justifique el costo y atraiga a más espectadores.