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Crítica Trece Vidas - El rescate de Tailandia se convierte en un buen drama para Prime Video

Ron Howard dirige a Viggo Mortensen y Collin Farrell en una notable película que recrea el rescate del equipo de fútbol tailandés atrapado en una cueva en 2018. Llega el 5 de agosto en Prime Video.

Trece vidas, el filme dirigido por Ron Howard basado en el suceso real que dejó a un equipo de fútbol tailandés atrapado a causa de una tormenta en una remota cueva de Tailandia, es una de las grandes apuestas de Amazon y Prime Video. La cinta, que se estrenará en exclusiva el próximo 5 de agosto en la plataforma, dramatiza el rescate que conmocionó al mundo entero, enfatizándose el laborioso trabajo detrás de la operación que llevó a un grupo de voluntarios y submarinistas y militares de élite a sacar todos y cada uno de los niños que se quedaron varados en la profundidad de la gruta en la que se refugiaron del agua. En Vandal hemos visto la película en adelanto y os contamos qué nos ha parecido en nuestra crítica sin spoilers.

Trece vidas: una buena película basada en hechos reales que cuenta con un gran reparto

Trece vidas, basada en hechos reales, narra la historia del esfuerzo internacional que se realizó para rescatar a un equipo de fútbol tailandés que quedó atrapado en la cueva Tham Luang durante una inesperada tormenta que inundó los accesos y los dejó completamente aislados. En este escenario, y mientras se buscaban cientos de soluciones, el equipo de buzos más hábil y experimentado del mundo se enfrentó a las situaciones más hostiles con una capacidad única para navegar por el laberinto de túneles estrechos e inundados de la cueva a numerosas dificultades casi insuperables. Ya se han rodado varios documentales sobre el tema, repitiéndose el caso de Staircase y su serie ficcionada para HBO Max o The Dropout: Auge y caída de Elizabeth Holmes, que ya tuvo documental en la plataforma de Warner y que hace unos meses estrenó una notable serie en Disney+.

Aportar algo, ya sea en la dramatización o el planteamiento de la historia, de sobra conocida, es difícil. Sin embargo, tanto Howard como el responsable del guion de Gladiator, William Nicholson, nominado al Oscar por su trabajo, han conseguido plantear de forma inteligente este trágico suceso con final feliz, enfatizando algunos de los momentos álgidos del operativo, y haciendo hincapié precisamente en los preparativos de este complejo y delicado rescate bajo la atención del planeta entero. Tanto Netflix como SK Global han diseñado su propia miniserie, y como os comentamos, más allá del documental de los autores de Free Solo, Jimmy Chin y Chai Vasarhelyi, distintas cadenas y autores han preparado trabajos para relatar esta historia. No obstante, tiene mucha miga.

La visión de Howard, sustentada en un gran reparto y un buen aparto técnico, se centra en el rescate

En Trece vidas, se intenta poner el foco en el equipo de experimentados buzos que, unidos a las fuerzas policiales y militares tailandesas y a más de 10.000 voluntarios, cooperaron en lograr llevar a buen puerto el angustioso rescate de los doce deportistas y su entrenador. Hay que destacar que Trece vidas es muy fiel a la historia original, trasladando lo mucho que había en juego en aquellos maratonianos días en los que se perdió la vida de uno de los submarinistas que se arriesgaron a entrar en la gruta -otro de ellos falleció días después por una infección-. De hecho, los rescatadores se embarcaron en su inmersión más desafiante hasta la fecha mientras demostraban que el espíritu de supervivencia humano no tiene límites, luchando contra las inclemencias de un sistema de cuevas muy traicionero y los inconvenientes de un operativo tan complejo como desafiante.

Más allá del consabido circo mediático que se formó alrededor del suceso -que abría telediarios, tertulias y fue tema de conversación en redes sociales-, el rescate congregó a más de 100 expertos buceadores, NAVY SEAL de los Estados Unidos, 100 representantes y analistas enviados por los gobiernos de medio planeta, policías y más de 2000 soldados, que colaboraron y ayudaron a aportar soluciones viables para sacar a los niños del fondo de la cueva antes de que se quedaran sin víveres o peligrase su salud.

Dirigida por Ron Howard, que se ha tomado el filme como algo muy personal, Trece vidas cuenta con un reparto encabezado por Viggo Mortensen, Colin Farrell, Joel Edgerton, Tom Bateman, Paul Gleeson, Pattrakorn Tungsupakul, Tui Thiraphat Sajakul, James Teeradon Supapunpinyo, Sahajak Boonthanakit y Weir Sukollawat Kanaros, entre muchos otros. Howard, que ha dirigido y producido varios documentales centrados en The Beatles y Pavarotti recientemente, descarga aquí su pasión por retratar un hecho real, sin caer en el sentimentalismo más propio de Hollywood -que está presente, no nos engañemos, pero muy bien tamizado-, ofreciendo un punto de vista hasta la fecha inédito en las anteriores recreaciones y documentales sobre el tema.

Claustrofóbica, tangible y un tanto larga: luces y sombras

Howard, en lugar de enfocarse en los críos que se quedaron atrapados, nos muestra la repuesta del gobierno tailandés, el intento fallido de rescate de la marina del país, las presiones políticas por parte de las autoridades locales y el apoyo del monje Kruba Boonchum en los peores momentos de los primeros días de la misión de salvamento. Trece vidas se toma su tiempo en arrancar, con un primer tercio del metraje al que muchos pueden achacar de falta de vida o ritmo, pero que intenta jugar con el espectador de forma inteligente: ¿Cuáles son los riesgos que estuvieron dispuestos a correr los NAVY SEAL de la marina tailandesa? ¿Qué falló en el primer intento de rescate? ¿Por qué acudieron John Volanthen (Colin Farrell) y Richard Stanton (Viggo Mortensen) al lugar?

Como otras cintas corales, pronto vemos cómo el equipo de buceadores internacional acaba presentando soluciones, luchando contra los elementos -mención merece el ingeniero encarnado por Nophand Boonyai, que ayudó a achicar y desviar el agua que seguía inundando la cueva- y viéndose apoyado por un nutrido equipo de desinteresados voluntarios que fueron a aquel remoto lugar para ayudar a salvar trece vidas. El pulso narrativo de Howard está fuera de toda duda, y al igual que en otras películas basadas en hechos reales como las conocidas Apollo 13 o Rush, el cineasta sabe qué contar, de qué manera hacerlo y cómo enfocar al espectador para que sepa qué está ocurriendo en todo momento. Cuando hablamos de un sistema de cuevas complejo, con cientos de recodos y secciones inundadas y un grupo de submarinistas enfundados en neoprenos con enormes máscaras y bombonas, es fácil perderse. La cinta presenta pequeños mapas e infografías, así como estímulos visuales, para que siempre sepamos qué ocurre en la pantalla y cómo se lucha contra el tiempo, las distancias o el agotamiento físico y mental.

El mayor problema de 'Trece vidas' es su primer tercio y un metraje algo extenso

En este aspecto, y ya llegando al clímax de la película, Trece vidas destaca sobremanera. Sus últimos cincuenta minutos son poco menos que excelentes, en parte por la inteligente fotografía de Sayombhu Mukdeeprom, -colaborador de Luca Guadagnino en Call Me by Your Name-, que sabe recrear de forma firme y asfixiante la claustrofobia en las rutas que tuvieron que seguir los operativos del equipo de buzos de rescate a lo largo y ancho de la cueva, y por la notable veteranía de actores como Mortensen y Farrell, que junto a Edgerton, consiguen darle aún más verosimilitud a una historia de la que casi todo el mundo ha oído hablar. En cualquier caso, y pese a sus notables y evidentes triunfos artísticos y técnicos, Trece vidas podría haber sido algo más. Howard es un gran director pero está en baja forma con respecto a su alargada sombra y trayectoria, y aunque sigue reteniendo autoría -sus mimbres están más que amortizadas en Hollywood-, debería haber recortado un poco la duración del filme. La película se habría beneficiado si hubiese durado quince o veinte minutos menos, concretando algo más su historia y evitando el punto negro de su extendido y algo lento primer tercio.

Trece vidas es una gran película, que sabe ser épica cuando toca y un poderoso relato íntimo cuando lo necesita, conjugando ambos aspectos con cierta soltura gracias al talento de Howard como cineasta y a un reparto bien escogido. Podemos entrar a hablar de la mala distribución de algunas de sus tramas, de un primer tercio falto de empuje o de una duración extensa -dos horas y media-, pero creemos que son puntos menores si los comparamos con sus virtudes. Se dice que el cine es un medio para narrar grandes gestas y presentar a grandes héroes y heroínas, atemporales y libres de mácula, de cara a estimular la imaginación, el corazón y el alma de los espectadores. En el caso de Trece vidas esto se cumple en mayor o menor medida, con la salvedad de que estas personas que se jugaron el pellejo durante días son de carne y hueso y están entre nosotros.

Hemos visto Trece vidas gracias al acceso anticipado ofrecido por Marco Agency y Amazon.

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