Donald Trump ha decidido convertir el 250º aniversario de Estados Unidos en un gran espectáculo deportivo y patriótico. El presidente ha anunciado la creación de los llamados Patriot Games, una competición nacional para jóvenes atletas que se celebrará en otoño de 2026 bajo el paraguas de la Casa Blanca: un chico y una chica de cada estado y territorio del país, en una especie de "olimpiada" de instituto con bandera, discursos y retransmisión televisiva asegurada.
Según explicó en un vídeo difundido por Freedom 250, durarán cuatro días y aspiran a convertirse en un escaparate de "los mejores atletas jóvenes" del país, dentro del calendario oficial de la celebración del America250 (la efeméride de la independencia). Y no llega solo: la Casa Blanca ha puesto en marcha una maquinaria institucional para el aniversario —con coordinación federal y agenda propia— que busca alinear actos, permisos y programación en Washington y en todo el país.
Un aniversario convertido en programación continua
El anuncio, sin embargo, encendió un debate inmediato por la estética y el formato. En redes, críticos demócratas y comentaristas lo compararon con Los juegos del hambre: en la saga de Suzanne Collins, cada distrito "entrega" a un chico y una chica en un ritual público —la cosecha— para competir en un evento televisado convertido en propaganda del poder. La analogía, en este caso, se apoya en la selección territorial, la pareja mixta por "distrito/estado" y la idea de un gran show nacional empaquetado para las cámaras.
La diferencia, claro, es la obvia: aquí no hay combate a muerte ni coerción explícita. Pero la controversia no va tanto de la literalidad como del "aire" de distopía pop que genera el diseño del evento: jóvenes convertidos en símbolo político, competición como liturgia patriótica y un aparato de comunicación muy centralizado. Ese choque cultural —un programa deportivo presentado como épica nacional— es el que alimenta la burla y también la alarma, porque Los juegos del hambre se escribió precisamente como advertencia sobre entretenimiento, nacionalismo y control social disfrazado de fiesta.
La comparación con la distopía salta a la conversación
Los Patriot Games son solo una pieza del paquete. Trump también ha defendido la construcción en Washington de un arco monumental inspirado en el Arco de Triunfo de París, un proyecto que la prensa estadounidense ya ha tratado como otra marca "grandiosa" de la celebración.
A eso se suma un evento pensado para reventar titulares: una velada de la UFC en los jardines de la Casa Blanca el 14 de junio de 2026 (Día de la Bandera en EE. UU. y, además, cumpleaños de Trump), con Dana White como padrino y el propio presidente vendiéndolo como un acontecimiento sin precedentes.
Patriotismo, espectáculo y sello presidencial
Con todo —feria "nacional" en el Mall, competición juvenil, arco monumental y UFC— Trump empuja el 250º aniversario hacia una demostración coreografiada de identidad y poder blando: una conmemoración menos sobria y más cercana a una temporada de "eventos" continuos. Sus detractores lo ven como propaganda con recursos y escenario institucional; sus defensores, como un chute de orgullo nacional. Lo que ya es innegable es el efecto: la conversación pública se está librando tanto en el terreno de la política como en el de la cultura pop.